Todos los virus cambian con el paso del tiempo, y también lo hace el SARS-CoV-2, causante de la COVID-19. La mayoría de los cambios tienen un efecto escaso o nulo sobre las propiedades del virus. Sin embargo, algunos pueden influir sobre ellas, como por ejemplo su facilidad de propagación, la gravedad de la enfermedad asociada o la eficacia de las vacunas, los medicamentos para el tratamiento, los medios de diagnóstico u otras medidas de salud pública y social.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en colaboración con los asociados, las redes de expertos, las autoridades nacionales, las instituciones y los investigadores, ha estado vigilando y evaluando la evolución del SARS CoV-2 desde enero del año 2020. (Más información)