Las infecciones por los virus se inician con la unión de las partículas virales a los receptores de la superficie de las células del hospedero, un proceso que define el tropismo celular y tisular de estos agentes biológicos. En el SARS-CoV-2 este proceso está mediado por el trímero de la glicoproteína de pico (S) viral en la superficie del virión, a través de su dominio de unión al receptor (RBD).
En este artículo de los investigadores cubanos que han desarrollado los candidatos vacunales contra la COVID-19, Soberana 01 y Soberana 02, publicado en la revista ACS Central Science órgano de la Sociedad Estadounidense de Química (American Chemical Society, ACS), se resumen, con visión crítica, los aspectos moleculares que sustentan el uso del RBD como antígeno vacunal contra el SARS-CoV-2, su interacción con la enzima convertidora de la angiotensina 2 (ECA2), los epítopos implicados en la actividad neutralizante y el potencial impacto de las mutaciones de este virus sobre estas acciones recíprocas. (Más información)
El modo principal por el cual las personas se infectan con el SARS-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19) es a través de la exposición a gotitas respiratorias que transportan el virus infeccioso. Es posible que las personas se infecten a través del contacto con las superficies u otros objetos contaminados (fómites), pero generalmente se considera que ese riesgo es bajo.
A un año del inicio de la pandemia de la COVID-19, sigue existiendo una necesidad urgente de limitar la propagación del virus causante del síndrome respiratorio agudo grave del coronavirus 2 (SARS-CoV-2) y frenar la enfermedad en los Estados Unidos de América (EE. UU.) a través de intervenciones no farmacéuticas. Evidencia clara respalda la efectividad de las estrategias simples para identificar los riesgos y mitigar la propagación de la infección, y gran parte de esta proviene de los estudios observacionales.
Vaxzevria (anteriormente vacuna anti-COVID-19 de AstraZeneca) es, al momento de redactar esta nota, una de las cuatro formulaciones autorizadas en la Unión Europea para proteger contra la COVID-19. Los estudios demuestran que es eficaz para prevenir la enfermedad, así como para reducir los riesgos de hospitalización y de muerte asociados a esta.
La pandemia de la COVID-19 se ha enfrentado a respuestas heterogéneas en diferentes países que han dado lugar a impactos desiguales, con las poblaciones de Europa, los Estados Unidos de América y América Latina afectadas de manera desproporcionada. Las decisiones globales de las agencias y los gobiernos, así como el comportamiento de los ciudadanos en cada sociedad, han sido factores clave en esta situación.
La mayoría de las pruebas para determinar la presencia del SARS-CoV-2 se han centrado en ensayos cuantitativos de la reacción en cadena de la polimerasa (qPCR), que son capaces de detectar cantidades diminutas del ácido ribonucleico (ARN) viral. Aunque son poderosas, estas herramientas moleculares no se pueden extender para satisfacer las demandas de las pruebas de salud pública más extensas. 



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"Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz."
Leonardo Da Vinci (1452-1519); pintor, escultor e inventor italiano
