ensayos clínicos

Analiza imágenes de RM con análisis óptico de marcadores. Un ensayo clínico piloto destaca su sensibilidad y especificidad.

La empresa sevillana Talemnology, dedicada a la transferencia de resultados de grupos de investigación a productos y servicios que cubren necesidades en el ámbito de la salud, trabaja actualmente con el Grupo de Investigación de Enfermedades Hepáticas y Digestivas del Hospital de Valme, en Sevilla, en colaboración con el equipo de Investigación en Física Aplicada de la Universidad de Sevilla, en el desarrollo de una nueva herramienta diagnóstica no invasiva para el manejo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA). «Este software pretende ser una alternativa a la biopsia hepática, actualmente utilizada para el diagnóstico de esta patología con los riesgos que conlleva y la alta variabilidad del test», comenta Rocío Gallego, integrante del equipo de Manuel Romero. Ver más…

Actualmente el único tratamiento quimiopreventivo es el incremento de la frecuencia de colonoscopias.
Un estudio dirigido desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que las células del cáncer colorrectal tienen una alteración de los niveles de calcio intracelular, lo que facilita su proliferación y resistencia. El hallazgo abre nuevas vías para la prevención y el tratamiento.
El trabajo, que se ha publicado en The Journal of Biological Chemistry, recoge por primera vez datos sobre la remodelación del calcio en el cáncer colorrectal. «Los cambios que hemos encontrado pueden ayudar a explicar el fenotipo de las células tumorales, que se caracterizan por una excesiva proliferación celular, la capacidad de migración e invasión y la gran resistencia a la muerte», ha explicado el científico del CSIC Carlos Villalobos, del Instituto de Biología y Genética Molecular, en Valladolid. Ver más…

Hace 50 años que «JAMA» publicó «A new antigen in leukemia sera» (J Am Med Assoc 1965; 191: 541-546), de Blumberg BS, Alter HJ, Visnich S, un artículo sobre el HBsAg, el antígeno Australia que supuso un antes y un después para las hepatitis víricas, según Miquel Bruguera, que leyó ese artículo justo al acabar la carrera y posteriormente, como hepatólogo (y referencia internacional en biopsia hepática), ha sido testigo de todo lo que ha permitido aquel hallazgo.

«A raíz del descubrimiento se dispuso de un sistema de identificación de infectados por el VHB, se cambió la política de aceptación de donantes de sangre y se eliminó la hepatitis postransfusional, se caracterizó el VHB y se desarrolló una vacuna, se dispuso de tratamientos para el VHB, se redujo la incidencia del carcinoma hepatocelular y se orientaron los estudios para la identificación del VHA, VHD, VHC y VHE», explica a Diario Médico tras elaborar una recopilación de la evolución del saber sobre la enfermedad para la Real Academia de Medicina de Cataluña, de la que es miembro.

El HBsAg (antígeno de superficie de la hepatitis B), descubierto por Baruch Blumberg, consta de una glucoproteína que se inserta en la superficie del VHB y cuando se detecta en el torrente sanguíneo indica infección actual de hepatitis B aguda y crónica.

Según Bruguera, antes de eso se habían descrito casos de ictericia y epidemias de ictericia (Hipócrates, Papa Zacarías), como la primera en España, en la isla de Menorca, en 1751.

En la literatura médica previa a la descripción del antígeno Australia hay teorías sobre la patogenia de las ictericias epidémicas (Virchow 1864, Mc Donald 1908), dudas sobre la existencia de la ictericia catarral (Hans Eppinger) y descripciones de ictericia en diabéticos (Clínica de Diabetes de Goteburg, 1925) y en vacunados contra la fiebre amarilla (Findlay GM, MacCallum FO, 1937; Sawyer WA, 1944). Pero fue en la Segunda Guerra Mundial cuando los estados mayores de los ejércitos estadounidense y británico mostraron su preocupación y decidieron impulsar estudios sobre la transmisión. Así se iniciaron experimentos -«de dudosa moralidad», apunta Bruguera- como el de transmisión de hepatitis administrando extractos de heces o aspirado duodenal de pacientes con hepatitis a voluntarios (Mac Callum FO, Bradley WH, 1944).

Por el buen camino Pero lo que orientó a la medicina por el buen camino para el conocimiento y control de las hepatitis virales fue el antígeno Australia: «Blumberg buscaba algún polimorfismo de las lipoproteínas que comportaba una predisposición genética a determinadas enfermedades, examinando la presencia de anticuerpos contra proteínas en los multitransfundidos; y H.J. Alter pretendía investigar si las reacciones transfusionales febriles no relacionadas con los grupos sanguíneos eran debidas en los sujetos multitransfundidos a anticuerpos contra proteínas de los donantes», relata Bruguera.

Estudios de prevalencia Tras su artículo en «JAMA» se sucedieron los estudios de prevalencia y de asociación con otras enfermedades (London WT, 1969; Prince AM, 1968-1970; Dane DS, 1970). En 1967 (JAMA 1970) se realizó el primer estudio de hepatitis transfusional en pacientes cardiacos operados, en los que se registró una incidencia de más del 30 %, lo que permitió concluir que el mayor riesgo de hepatitis era recibir sangre de donantes retribuidos y/o con antígeno Australia. A partir de ahí se cribaron los donantes mediante la determinación del antígeno.

Otros estudios, igualmente de «dudosa moralidad», en referencia a los de la Escuela Willowbrook de Nueva York para niños con retraso mental, un centro en el que la hepatitis era endémica, sirvieron, entre otras cosas, para que Krugman y su equipo (JAMA 1967) describieran dos tipos distintos de hepatitis. Posteriormente, un virólogo de MSD logró una vacuna de la hepatitis B; Chiron Corporation consiguió una vacuna recombinante antihepatitis B; Robert Purcell, Albert Kapikian y Stephen Feinstone identificaron el virus de la hepatitis A (Science, 1973); se reconoció la hepatitis no A no B; se descubrió el VHC, y se confirmó que el VHC es el Vhnanb.

En materia de recursos terapéuticos, el interferón, que se utilizó antes de que se describiera el VHC, fue sustituido por interferón recombinante, ribavirina, inhibidores de la proteasa, simeprevir, boceprevir, telaprevir, sofosbuvir, daclatasvir y, pronto, nuevos fármacos antivirales de acción directa contra el virus de la hepatitis C de segunda generación que se están aprobando en Estados Unidos y Europa. «Ahora tenemos vacunas para el VHA y VHB y pronto para el VHE; tratamiento eficaz para el VHB y el VHC, y podemos actuar sobre los mecanismos de transmisión de los virus de las hepatitis. Pero falta un mapa preciso de la seroprevalencia en España y planes de prevención de la transmisión tanto entre personas con prácticas de riesgo como en hospitales».

Bruguera criticó la semana pasada lo aprobado por el Ministerio de Sanidad para el VHC porque no se ha tenido en cuenta que hay pocos hepatólogos, no hay un registro de pacientes y no se ha elaborado un reglamento sobre qué enfermos tienen que tener prioridad. Premio Nobel para el descubridor

El 28 de julio fue instituido en 2010 como el Día Mundial de las Hepatitis Virales por el cumpleaños del descubridor del agente etiológico de la hepatitis B (antígeno Australia), Baruch Samuel Blumberg, premio Nobel de Medicina de 1976.

Blumberg extrajo de datos epidemiológicos aparentemente inconexos una inusual reacción entre el suero de individuos politransfundidos y el de un aborigen australiano. En ensayos de inmunodifusión doble de Outcherlony observó una banda de precipitación que se teñía de rojo con azocarmín (para visualizar proteínas) y no con colorantes para lípidos. marzo 12/2015 (Diario Médico).

Tomado de: Al Día, Infomed: http://www.sld.cu/?iwp_post=2015%2F03%2F13%2F%20El%20ant%C3%ADgeno%20Australia%3A%20un%20antes%20y%20un%20despu%C3%A9s%20para%20las%20hepatitis%20v%C3%ADricas%2F1640502&iwp_ids=16_40502&blog=1_aldia

Un ensayo inicial redujo de forma constante los tumores en ratones, pero algunos expertos cuestionan el uso potencial en los humanos.

Unos investigadores afirman haber desarrollado un dispositivo que puede administrar fármacos a los tumores de páncreas en ratones, y esperan que algún día se convierta en una herramienta valiosa para el tratamiento de uno de los cánceres más letales en las personas.
Se desconocen los detalles sobre el costo del dispositivo y su efecto en las personas, y los científicos no estudiaron si los ratones en realidad vivieron más tiempo tras el tratamiento. Pero el dispositivo tiene el potencial de plantear una diferencia en pacientes humanos, comentó el coautor del estudio, Joseph DeSimone, profesor de química de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill.

«Usamos un fármaco que por lo general no funciona tan bien, y pudimos reducir los tumores debido a la forma en que lo administramos a los tumores», afirmó DeSimone.
Pero varios investigadores que no participaron en el estudio se mostraron escépticos de su potencial para combatir el cáncer en los humanos.
La Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society, ACS) estima que casi 50,000 personas de EE. UU. contraerán cáncer de páncreas y más de 40,000 estadounidenses morirán de la enfermedad este año.
«El cáncer de páncreas es muy difícil de tratar debido a varios motivos», señaló la coautora del estudio, la Dra. Jen Jen Yeh, profesora asociada de cirugía de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill. «La mayoría de pacientes no tienen síntomas de advertencia hasta que el tumor está avanzado», dijo.
Además, penetrar los tumores con fármacos es difícil porque carecen de vasos sanguíneos, y los tumores se propagan con rapidez, según Yeh.
En el nuevo estudio, los investigadores evaluaron una versión del dispositivo (que apenas tiene 6 milímetros de diámetro) en ratones con tumores de páncreas humanos.
El dispositivo se implanta con cirugía «y recibe fármacos y electricidad a través de un puerto al que se accede desde fuera del cuerpo, similar a una bomba de infusión o insulina», dijo un estudiante de medicina, James Byrne, que trabaja en el laboratorio de DeSimone. «Podemos diseñarlo para que su fuente de energía sea una pila o para conectarlo a un enchufe eléctrico».

Otros ratones recibieron quimioterapia intravenosa, como los humanos. Los investigadores encontraron que los tumores se redujeron en todos los ratones con el dispositivo, pero en ninguno con el tratamiento intravenoso.
Los investigadores no analizaron cuánto tiempo vivieron los ratones.
Aunque el dispositivo funcione en las personas, hay limitaciones. No puede tratar el cáncer que se ha propagado, pero podría en potencia usarse para proveer alivio a través de medicamentos a los pacientes, dijo DeSimone.
Y podría usarse para reducir tumores a fin de poder extirparlos con cirugía, sugirieron los investigadores. También creen que se podría usar para tratar otros tipos de tumores, como los del cáncer de mama y el de cabeza y cuello.
El Dr. Aaron Sasson, jefe de cirugía gastrointestinal del Centro Médico de la Universidad de Nebraska, se mostró cauto sobre la investigación. «Si la tecnología funcionara, solo beneficiaría a un pequeño porcentaje de pacientes», dijo. Sasson explicó que los pacientes de cáncer de páncreas son particularmente propensos a morir de cáncer que se propaga, no del tumor original en sí.
Además, añadió, «la lista de tratamientos que son efectivos en ratones pero no en pacientes es muy larga. Les falta un largo camino por recorrer».
La Dra. Allyson Ocean, profesora asociada de medicina clínica del Colegio Médico Weill Cornell y del Hospital Presbiteriano de Nueva York, se mostró de acuerdo en que la propagación rutinaria del cáncer de páncreas, con frecuencia antes del diagnóstico, es una importante limitante para la utilidad potencial del dispositivo.
«Por tanto, no creo que esta forma de administración de fármacos tenga muchas probabilidades de conducir a resultados significativamente mejores en la supervivencia cuando el dispositivo se pruebe en humanos», planteó.
Pero Ocean sugirió que podría ser útil de otras formas, como al reducir el dolor al reducir el tamaño de los tumores.
Los autores del estudio, que aún no han averiguado el costo del dispositivo, esperan poder evaluarlo en las personas en los próximos dos años.
El estudio aparece en la edición del 4 de febrero de la revista Science Translational Medicine.

Fuente: Noticias de Salud, MedlinePlus: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_150817

La vacuna neonatal contra el virus de la hepatitis B reduce el riesgo de padecer cáncer de hígado y otras enfermedades hepáticas en adultos jóvenes, según un estudio publicado por investigadores del Instituto del Cáncer de la Academia China de Ciencias Médicas. La eficacia de la vacuna ha sido de un 84 % en cáncer hepático primario, del 70 % en otras enfermedades hepáticas y del 69 % en falla hepática fulminante en la infancia.

Fuente: Al Día, Infomed: http://www.sld.cu/?iwp_post=2015%2F01%2F07%2FLa%20vacuna%20neonatal%20contra%20la%20hepatitis%20B%20reducir%C3%ADa%20el%20riesgo%20de%20c%C3%A1ncer%20hep%C3%A1tico%2F139051&iwp_ids=1_39051&blog=1_aldia

El trabajo, publicado en PLOS Medicine (DOI: 10.1371/journal.pmed.1001774) y que ha contado con la colaboración de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, ha consistido en un ensayo controlado realizado entre 1983 y 1990 en el condado de Qidong, un área rural de China con una alta incidencia de cáncer de hígado relacionado con la Hepatitis B (VHB) y otras enfermedades hepáticas.

En el estudio, 77 658 neonatos de 41 aldeas rurales fueron divididos en dos grupos entre los que fueron vacunados y los que fueron apenas controlados (aquellos que no recibieron la vacuna), con dos tercios de este último grupo que recibieron la vacuna entre los 10 y los 14 años.

Datos durante más de 30 años Los investigadores, tras reunir datos de nuevos casos de enfermedades hepáticas durante más de 30 años, han estimado que la eficacia protectora de la vacuna ha sido del 84 % en el caso del cáncer hepático primario, del 70 % en otras enfermedades hepáticas y del 69 % en falla hepática fulminante en la infancia.

Basándose en la seroprevalencia del indicador de hepatitis B HBsAg, los científicos han concluido que la eficacia de la vacuna tardía (entre los 10 y 14 años) es mucho menor comparada con la vacuna neonatal: una eficacia de un 21 % frente a un 72 %. Sin embargo, los investigadores reconocen que la precisión del estudio es limitada debido a la disponibilidad de los datos obtenidos, al bajo número de casos observados durante el seguimiento y al largo tiempo de seguimiento (más de 30 años).

Los autores aseguran que «la vacuna neonatal contra el virus de la Hepatitis B disminuye significativamente la seroprevalencia de HBsAg en la infancia y la juventud y, subsecuentemente, reduce el riesgo de cáncer hepático primario y otras enfermedades del hígado en adultos jóvenes». Además han explicado que los resultados sugieren que un potenciador debería ser considerado en la adolescencia en personas nacidas de madres positivas para HBsAg y que completaron las series de vacunación neonatal contra el VHB. enero 2/2015 (Diario Médico)

Chunfeng Qu, Taoyang Chen , Chunsun Fan, Yuting Wang,Jianhua Lu, Ling-ling Lu.Efficacy of Neonatal HBV Vaccination on Liver Cancer and Other Liver Diseases over 30-Year Follow-up of the Qidong Hepatitis B Intervention Study: A Cluster Randomized Controlled Trial.Plos Medicine.Dic 30, 2014.

Una vacuna contra la hepatitis C ha demostrado ser segura en un ensayo en fase I, cuyos resultados se publican en Science Translational Medicine. Esta vacuna imita la inmunización natural, elevando los niveles de linfocitos T contra el virus.

Las vacunas convencionales, basadas en la acción de los anticuerpos, no tienen muchas posibilidades de éxito con ciertos virus como el del sida o el de la hepatitis C, que exhiben una alta variabilidad. De ahí que se investigue en otras estrategias, como ocurre con esta nueva inmunización, que ya ha superado con éxito el estudio de seguridad en pacientes.

Una de las autoras principales del trabajo, Eleanor Barnes, de la Universidad de Oxford, destaca que en el ensayo se ha conseguido inducir un aumento de los niveles de linfocitos T «histórico» en todos los sujetos vacunados. «Se ha medido en miles de unidades: nunca habíamos visto un crecimiento tan elevado en las vacunas con células T».

Vector adenoviral
Ese crecimiento de la cantidad de linfocitos T CD4 y CD8 alcanzado por la vacuna se ha logrado mediante el empleo del vector viral MVA. Las siglas corresponden a Vaccinia modificado de Ankara, un conocido de los investigadores en este tipo de vacunas. Es un virus atenuado que ya fue empleado en la erradicación de la viruela. El vector codifica partes específicas del virus de la hepatitis C, con lo que su alcance es mucho mayor que el que puede ofrecer una vacunación basada en la acción de los anticuerpos.

La vacuna ya se encuentra en la fase IIB de ensayo clínico, donde será probada en centros de Baltimore y San Francisco como prevención de la infección por el VHC entre usuarios de drogas intravenosas. Los resultados de esos trabajos seguramente estarán listos en 2016.

Para Barnes, el hallazgo de una vacuna contra la hepatitis C es la solución real de este grave problema de salud pública -con casi 200 millones de afectados en todo el mundo-. «Los nuevos fármacos contra la hepatitis C han supuesto un avance importante, pero son tratamientos caros (en torno a los 38.000 euros en el Reino Unido por paciente), por lo que no resultan en absoluto accesibles para todos los pacientes».

Los avances con las terapias de la hepatitis C están transformando el abordaje de estos pacientes, pero distan de ser la solución en algunos países donde la infección está aumentando. Por un lado, el elevado precio de las terapias dificulta su acceso, pero, además, como recuerda Eleanor Barnes, son fármacos que se administran durante varias semanas, lo que resulta muy difícil en zonas donde no hay una infraestructura sanitaria sólida. A ello se suma que estos tratamientos tampoco eliminarían el riesgo de reinfección.

Fuente: Diario Médico

Acaba con la diarrea en el 90% de los casos.

Investigadores estadounidenses han desarrollado una píldora que lleva encapsulada materia fecal congelada que podría servir para tratar infecciones intestinales por la bacteria Clostridium difficile, y en un estudio preliminar han demostrado que puede solucionar la diarrea con una eficacia del 90 por ciento.

El trabajo se publica en Journal of the American Medical Association (JAMA) y, aunque los resultados proceden de un estudio muy incipiente, los autores creen que podría abrir una nueva línea de tratamiento para tratar estas infecciones cuando son recurrentes. Investigaciones previas han demostrado que el trasplante de materia fecal es un tratamiento beneficioso contra las infecciones intestinales bacterianas más difíciles de tratar como las ocasionadas por la C. difficile, que puede ser mortal ya que no siempre logra curarse con antibióticos.

Los estudios han mostrado que la materia fecal puede restaurar la flora bacteriana capaz de combatir a esta bacteria, pero el principal problema era saber cómo hacer llegar las heces al intestino del paciente. Para ello es necesaria la donación de materia fecal «fresca», normalmente de un familiar, pero para hacerla llegar al intestino del paciente es necesario usar una sonda o mediante una colonoscopia.

Sin embargo, los autores de este trabajo han ideado un método para conseguir que las heces llegaran al intestino, mediante su congelación, para luego encapsularlas y ser administradas por vía oral evitando cualquier proceso gastrointestinal invasivo.

En un ensayo preliminar utilizaron materia fecal de cuatro voluntarios, que fue administrada a un total de 20 pacientes con esta infección en los que previamente había fallado el tratamiento con antibióticos. Los pacientes recibieron 15 cápsulas durante dos días consecutivos y se sometieron a un seguimiento durante los 6 meses posteriores.

En 14 de estos pacientes (70%), el tratamiento resultó eficaz tras la primera administración de las cápsulas, y en los 6 pacientes que no respondieron inicialmente al tratamiento, la diarrea se cortó 4 días más tarde, por lo que la tasa global de eficacia fue del 90%.

Asimismo, el número de deposiciones se redujo de una media de 5 diarias antes del tratamiento a 2 diarias 3 días después y 1 al día durante las 8 semanas posteriores. Asimismo, no se observaron eventos adversos graves con el uso de estas cápsulas.

«Si utilizamos este método en nuevos estudios con controles más activos se podría demostrar la eficacia de este tratamiento y hacerlo más accesible a más pacientes», ha defendido Ilan Youngster, del Hospital General de Massachusetts en Boston, Estados Unidos, uno de los autores de este trabajo.

Fuente: Jano Online.

La empresa vasca Owl está comercializándolo ya que se han obtenido buenos resultados en el 94 por ciento de los pacientes. Además, esta enfermedad es la más común de hígado en Europa y EEUU.

La enfermedad del hígado graso (esteatosis) o la esteatohepatitis o NASH (inflamación alrededor de la grasa) es una enfermedad hepática que padecen entre el 30 y el 3 por ciento de los adultos respectivamente. EL 20 por ciento de los pacientes que padecen NASH al cabo del tiempo terminan teniendo cirrosis o un cáncer de hígado,esto último en aproximadamente 10 años.

Investigadores de CIC bioGUNE, en colaboración con Owl y otros centros de investigación de España y Francia desarrollaron el primer test sérico de base metabolónica para el diagnóstico no invasivo de la enfermedad del hígado graso.

El test denominado OWL Liver, ha conseguido dos patentes en EE.UU donde cada vez hay más casos de esta enfermedad. Además, se extenderá a otros mercados como México o Brasil.

La Universidad de Virginia ha permitido a Owl acceder a muestras de pacientes americanos de un investigador de referencia mundial como es Arun Sanyal para validar la veracidad de sus ensayos sobre el diagnóstico de la enfermedad.

Fuente: Diario Médico.

Un estudio indica que la señalización de una nueva proteína descubierta en la leche materna, NRG4, junto con la del receptor ErbB4, podría proteger contra enfermedades intestinales.

Un estudio señala que los factores de crecimiento presentes en la leche materna humana podrían proteger contra enfermedades intestinales como la enterocolitis necrotizante. Además, el ensayo también indica que en pruebas realizadas en roedores recién nacidos con esta patología, estos factores de crecimiento promueven la supervivencia de las células epiteliales.

La investigación, publicada en The American Journal of Pathology, señala que algunos de estos factores de crecimiento, como el factor de crecimiento epidérmico (EGF) y el factor de crecimiento similar a EGF de unión a heparina (HB-EGF), podrían actuar como moléculas protectoras. Aunque, tanto EGF como HB-EGF activan al receptor de EGF (EGFR), un miembro de la familia del receptor de tirosina cinasa conocido como ErbB, HB-EGF también es capaz de activar los receptores ErbB4.

Los autores del estudio trabajan en una serie de experimentos in vivo e in vitro utilizando diferentes modelos animales así como con análisis de leche materna humana y tejido intestinal. Los resultados de la investigación sugieren que la señalización de la proteína descubierta en la leche materna, llamada NRG4, ligada a la del receptor ErbB4 podría resultar esencial en la protección del intestino frente al desarrollo enfermedades inflamatorias.

Los autores del estudio explican que la enterocolitis necrotizante humana se caracteriza por una pérdida de células intestinales especializadas, llamadas células de Paneth. Estas células, que están situadas a lo largo del intestino delgado, protegen al órgano de daños microbianos. Las células de Paneth también resultan fundamentales para la continua renovación de la mucosa intestinal. Por ello, los autores del estudio intentaron bloquear la pérdida de estas células en modelos de ratón con enterocolitis necrotizante. Lo resultados demostraron que la proteína NRG4 evitaba la pérdida de las células de Paneth en roedores.

Por último, los investigadores analizaron fracciones de suero de la leche humana provenientes de seis donantes anónimos y controles de comparación, para comprobar si NRG4 se presentaba normalmente en la leche materna. Los resultados del análisis indicaron que en las seis muestras de leche se encontraba la proteína NRG4, al contrario que en los controles, donde no se detectó.

Fuente: Diario Médico.