diciembre 2014 Archivos

a. En 5 años.
b. En 10 años.
c. En 25 años.
d. Es difícil de predecir, pero quizá en la próxima década.
e. No es posible predecir cuándo estarán disponibles las opciones de tratamiento, pero siendo realistas, sólo las generaciones futuras pueden beneficiarse plenamente de las investigaciones actuales, entre las que se destacan el empleo de la terapia regenerativa (células madres) y oído biónico.

Respuesta: e

Fuente:
Kazuo Oshima, Steffen Suchert, Nikolas H. Blevins and Stefan Heller. Curing hearing loss: Patient expectations, health care practitioners, and basic science. J Commun Disord. 2010 ; 43(4): 311–318

Epidemiología de cáncer de cabeza y cuello. Estudio de 8 años en provincia Guantánamo. Dra. Nuria Pérez Delgado, Dr. Eduardo Urgellés Rodríguez, Dr. Juan Sixto Lebrún de la Cuesta, Dra. Lianne Marisela Valiente Matos. Revista Información Científica. 2014; 88(6)

johnsSe analizan los aspectos relacionados con la epidemiología del cáncer de cabeza y cuello en la provincia Guantánamo en el período desde enero de 2006 hasta enero de 2014. El universo de estudio está formado por las 257 personas fallecidas. Las variables estudiadas son: año de ocurrencia, tasas de mortalidad, sexo, grupo de edades y municipio afectado. Predominaron los fallecidos por esta causa en los años 2011 y 2013, el sexo masculino mostró mayor número de defunciones y las tasas más altas. La sexta década de vida y el municipio Guantánamo fueron los más afectados. El pronóstico de estos pacientes depende de la etapa clínica, la identificación de población en riesgo y lesiones precursoras, así como el diagnóstico precoz. Por lo que surge la necesidad de cumplir a cabalidad las funciones por parte del Equipo Básico de Salud que permitan la identificación y el seguimiento de las mismas.

Un estudio muestra que el promedio de tono puro de alta frecuencia y el de baja frecuencia son significativamente mayores (lo que supone una peor audición) en adultos con VIH positivo que en adultos con VIH negativo.

Los adultos con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH +) presentan una peor audición de las frecuencia más altas y más bajas que los adultos sin infección por VIH, según concluye un estudio publicado en JAMA Otolaryngology-Head & Neck Surgery (doi:10.1001/jamaoto.2014.3302). La relación entre el VIH y la pérdida de audición en la era de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) no se ha investigado a fondo, según los autores de este trabajo.

Peter Torre III, de la Universidad Estatal de San Diego, California, Estados Unidos, y su equipo evaluaron los umbrales de audición de tonos puros entre 262 hombres (117 VIH +) y 134 mujeres (105 VIH +). Los hombres tenían una edad media de 57 años y las mujeres se hallaban, como promedio, en torno a los 48.

Los autores encontraron que el promedio de tono puro de alta frecuencia (HPTA, por sus siglas en inglés) y el de baja frecuencia (LPTA) fueron significativamente mayores (lo que supone una peor audición) en adultos con VIH + que en adultos con VIH -. Los resultados fueron independientes de la exposición a largo plazo a los medicamentos antirretrovirales, el recuento de células CD4 + y la carga viral del VIH.

“Hasta donde sabemos, éste es el primer estudio que demuestra que las personas VIH + oyen peor en todo el rango de frecuencia después de controlar muchos otros factores que se sabe que afectan a la audición”, concluyen los investigadores. diciembre 29/2014 (JANO)

Peter Torre III, Howard J. Hoffman, Gayle Springer, Christopher Cox, Mary A. Young, Joseph B. Margolick.Hearing Loss Among HIV-Seropositive and HIV-Seronegative Men and Women.JAMA Otolaryngol Head Neck Surg. Dic 26, 2014.

Un estudio realizado por el Grupo de Estudio en el Maresme de Neumonía Adquirida en la Comunidad (Gempac) del Hospital de Mataró muestra que el 52,6 % de los ancianos con neumonía adquirida en la comunidad (NAC) presenta graves aspiraciones silentes en la deglución.

La disfagia orofaríngea es uno de los factores de riesgo más destacados en la incidencia de la neumonía adquirida en la comunidad (NAC) en la población anciana. En concreto, más de la mitad de los mayores tiene problemas para deglutir, y casi todas las personas que presentan disfagia tienen un mayor índice de mortalidad. La edad es el otro factor de riesgo más distintivo en esta enfermedad, ya que el 42 % de los casos diagnosticados son pacientes mayores de 65 años.

Evidencias de la investigación
Jordi Almirall Pujol, intensivista, miembro de la Sociedad Española de Neomología y Cirugía Torácica (Separ) y coordinador del Grupo de Estudio en el Maresme de Neumonía Adquirida en la Comunidad (Gempac) del Hospital de Mataró, ha explicado a DM que “las exploraciones clínicas de los pacientes observados se realizaron con videofluoroscopia – técnica radiológica que mide la velocidad de ingesta en las cuatro fases de la deglución-, y mostraron que el 52,6 % de los ancianos con NAC presenta graves aspiraciones silentes durante la deglución”. El descubrimiento de esta asociación de factores se ha constatado mediante la exploración clínica de los pacientes con la técnica de volumen-viscosidad y la posterior confirmación por videofluroscopia, para determinar la prevalencia de las aspiraciones durante la deglución en pacientes mayores de 65 años con NAC. Los resultados del estudio realizado por Gempac -un equipo de médicos de familia y hospitalarios que desde hace 26 años realizan estudios epidemiológicos de base poblacional-, se presentaron durante la XVII Reunión de Invierno Conjunta de las Áreas Separ.

Mientras que en las personas sanas la eliminación de la mayoría de los patógenos de la orofaringe se realiza a través del flujo salival y con una deglución eficiente, en la población anciana es frecuente que se produzcan aspiraciones de pequeñas cantidades de secreciones en esta zona durante el sueño. Según Almiral, “cuando existe un deterioro en la eficacia de la deglución se produce una reducción del aclaramiento mecánico, que a su vez produce potenciales patógenos que pueden colonizar la orofaringe y ser una fuente potencial de infecciones pulmonares”. Los elementos que intervienen mayormente en la incidencia de la patología serían los problemas en la deglución, que favorecen el paso de gérmenes, una situación deficitaria en las defensas del organismo y una inadecuada higiene orofaríngea. Por este motivo, Almirall recomienda que “en el abordaje de la disfagia orofaríngea se adopten estrategias eficaces de evaluación y tratamiento ante cualquier sospecha de aspiraciones silentes en ancianos, empleando los tests que detecten las anomalías”.

Otros factores de riesgo
Además, existen otros aspectos a considerar. Los investigadores han revelado que, entre los factores de riesgo, destaca la exposición al humo del tabaco en personas mayores de 65 años, que nunca han fumado, ya que genera un aumento destacado del riesgo de contraer la enfermedad. En hombres, la ingesta de alcohol también es un factor preponderante. Otros elementos de riesgo observados fueron la presencia de patologías crónicas como la EPOC; la exposición reiterada al polvo de profesionales como carpinteros o constructores; el contacto con animales, excrementos o vísceras; un bajo nivel de masa corporal; haber padecido una neumonía previa; cambios repentinos de temperatura o el hacinamiento.

Almirall destaca que, “entre las principales medidas de prevención de la NAC, es esencial dejar de fumar y evitar los ambientes con humo, mejorar el estado nutricional y mantener una correcta higiene bucal”. Los portadores de prótesis dentales, que en su mayoría son personas mayores de 65 años, deben prestar especial atención a la higiene bucodental, y acudir al dentista de forma regular. Se ha demostrado que una correcta profilaxis oral es un factor de prevención, ya que puede influenciar en el inicio o progreso de infecciones respiratorias.

El experto añade que “es importante destacar la efectividad de la vacuna antineumocócica ya que reduce un 46 %  el riesgo de contraer NAC”. Es recomendable su administración en los casos que presenten al menos dos elementos de riesgo. Para reducir la prevalencia de la NAC en España, Almirall concluye incidiendo en que “es necesario definir estrategias generales, dirigidas a la población, y planes específicos para los colectivos de riesgo”. diciembre 29/2014 (Diario Médico)