microbiota intestinal

Un estudio con ratones sugiere que los cambios podrían aumentar el riesgo de enfermedades intestinales y de síndrome metabólico.

Un ingrediente común de muchos alimentos procesados podría aumentar el riesgo de enfermedad intestinal inflamatoria (EII) y de síndrome metabólico, sugiere un nuevo estudio con ratones.

Los emulsionantes se utilizan para mejorar la textura de la comida y para prolongar su duración. En experimentos con ratones, los investigadores encontraron que los emulsionantes pueden alterar la conformación de las poblaciones bacterianas en el tracto digestivo.

Esto puede conducir a una inflamación que podría contribuir al desarrollo de la EII y del síndrome metabólico, dijeron los investigadores.

La EII, que incluye a la enfermedad de Crohn y a la colitis ulcerativa, afecta a millones de personas y con frecuencia resulta grave y debilitadora, según los investigadores. El síndrome metabólico es un conjunto de afecciones relacionadas con la obesidad que pueden conducir a la diabetes, y además a enfermedades del corazón y/o del hígado.

Pero es importante anotar que este estudio se realizó con ratones, y la investigación realizada con los roedores no siempre resulta equivalente en los humanos. El estudio no se diseñó para mostrar si los emulsionantes podrían o no provocar problemas de salud en los humanos.

El estudio aparece en la edición del 25 de febrero de la revista Nature.

Ha habido aumentos marcados en las tasas de EII y síndrome metabólicos desde mediados del siglo XX, anotaron los autores del estudio.

«Una característica clave de estas plagas modernas es la alteración de la microbiota intestinal en una forma que fomenta la inflamación», señaló en un comunicado de prensa de la Universidad Estatal de Georgia el colíder del estudio, Andrew Gewirtz, del Instituto de Ciencias Biomédicas de la universidad.

Benoit Chassaing, colíder del estudio que también trabaja en el Instituto de Ciencias Biomédicas, añadió que «el aumento dramático en estas enfermedades ha ocurrido a pesar de una genética humana constante, lo que sugiere que el factor ambiental desempeña un rol fundamental».

Chassaing explicó que «la comida interactúa de forma íntima con la microbiota [del tracto intestinal], así que consideramos que las adiciones modernas a los alimentos podrían quizá hacer que las bacterias intestinales fomenten más la inflamación».

Los investigadores diseñan ahora experimentos para determinar la forma en que los emulsionantes afectan a las personas.

«No estamos en desacuerdo con la suposición común de que comer en exceso es una causa central de obesidad y síndrome metabólico», dijo Gewirtz. «En lugar de ello, nuestros hallazgos refuerzan el concepto sugerido por trabajos anteriores de que la inflamación de bajo grado que resulta de la microbiota alterada puede ser una causa subyacente de comer en exceso».

FUENTE:Intramed.net

Un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) demuestra que existen grandes alteraciones en la flora intestinal de niños prematuros por la administración de antibióticos a la madre durante el parto. Los problemas en la microbiota del niño pueden tener consecuencias en el sistema inmune.

La administración de antibióticos a la madre durante el parto altera el proceso de establecimiento de la flora intestinal en el recién nacido, según un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en el Journal of Pediatrics.(doi.org/10.1016/j.jpeds.2014.09.041)

Las alteraciones en la flora se agravan en bebés prematuros

Según los investigadores, en el caso de bebés prematuros, se agravan las alteraciones en la flora o microbiota. Estos niños nacen con menor cantidad de microorganismos comensales, como las bifidobacterias y los bacteroides, que forman parte de la microbiota normal. “Cualquier alteración que se produzca durante el establecimiento de la flora intestinal incrementa el riesgo de sufrir varias patologías” añaden.

La colonización inicial del intestino es clave para la maduración del sistema inmune. “El uso perinatal de antibióticos contribuye a incrementar los niveles de enterobacterias, microorganismos potencialmente patógenos, en la microbiota del recién nacido durante, al menos, el primer mes de vida”, destaca el investigador del CSIC Miguel Gueimonde, que trabaja en el Instituto de Productos Lácteos de Asturias.

Aproximadamente en el 30 % de los partos se administran antibióticos

El equipo de investigadores –formado también por científicos del Servicio de Salud Pública del Principado de Asturias y la Universidad de Parma (Italia)- han estudiado las heces de 40 recién nacidos, 27 prematuros y 13 a término, durante los tres primeros meses de vida y han analizado su flora intestinal empleando las secuencias del gen de ARN ribosomal 16S con tecnología de secuenciación masiva de ADN.

El equipo busca estrategias para limitar el impacto sobre la microbiota del uso perinatal de antibióticos. Aproximadamente en el 30 % de los partos de los partos se administran antibióticos a la madre por distintas razones. diciembre 3/ 2014 (SINC)

Silvia Arboleya,Borja Sánchez,Christian Milani,Sabrina Duranti,Gonzalo Solís,Nuria Fernández.Intestinal Microbiota Development in Preterm Neonates and Effect of Perinatal Antibiotics.Journal of Pediatrics.Oct 25, 2014

Tomado de: Al Día, Infomed.

Un estudio reciente propone que someterse a un tratamiento antibiótico antes de la vacunación de la gripe podría influir en la respuesta inmunológica al virus.

¿Y si en la eficacia de la vacuna contra la gripe influyera, entre otros factores, la microbiota intestinal? Así lo cree un grupo de científicos del Centro de Investigación en Vacunas de la Universidad de Emory. Publican hoy en Immunity un estudio donde se demuestra que un tratamiento antibiótico previo a la vacunación estacional de la gripe puede influir en la respuesta inmunológica al virus.

Bali Pulendran, autor principal del trabajo, comenta sobre estos resultados que «plantean la posibilidad de que la antibioterapia antes o durante la vacunación impacte en la inmunidad. Otra implicación importante del estudio es que podemos manipular la microbiota intestinal para mejorar las respuestas inmunes a la vacuna».

El trabajo surge a partir de un estudio previo en el que Pulendran y su equipo comprobaron en adultos sanos vacunados contra la gripe estacional que la respuesta de sus anticuerpos dependía de la expresión del gen TLR5. Ese gen codifica un receptor en la superficie celular que detecta la flagelina bacteriana, lo que puso sobre la pista de la influencia de las bacterias en la inmunidad inducida. Así, constataron que las respuestas de los anticuerpos a la vacuna antigripal en ratones manipulados genéticamente para que carecieran de Tlr5 eran significativamente menores que en ratones normales.

Además, los animales que recibieron antibióticos para eliminar la mayoría de sus bacterias intestinales o bien que se criaron en condiciones de esterilidad mostraron aún niveles de anticuerpos inducidos por la vacuna más bajos todavía que los ratones expuestos a gérmenes.

Fuente: Diario Médico.

Los microrganismo que se encuentran en el intestino ejercen una acción que permite al virus del VIH atacar al sistema inmunológico del organismo.

Los microrganismos presentes en el intestino parecen desempeñan un papel fundamental en el procedimiento mediante el cual el virus del VIH ataca con éxito desde el sistema inmunológico del organismo, según un estudio de Duke Medicine (Estados Unidos).

La investigación, publicada en Cell Host & Microbe, se basa en un estudio anterior realizado por investigadores del Instituto Duke de Vacunas Humanas (Estados Unidos), que indicaba que los anticuerpos que habían surgido originalmente para combatir el virus eran ineficaces.

Barton F. Haynes y sus colaboradores explican que los anticuerpos ineficaces que se dirigen a las regiones de la envoltura exterior del virus, llamadas gp41, mutan rápidamente haciendo que los escapes de virus se neutralicen. Además, descubrieron que el virus tiene un cómplice en este proceso: el microbioma natural en el intestino.

La flora intestinal nos mantiene sanos y ayuda al sistema inmunológico a desarrollarse y a estimular el grupo de células inmunes que mantienen controladas a las bacterias. Sin embargo, los autores indican que los anticuerpos que reaccionan a las bacterias también lo hacen en una reacción cruzada con la envoltura del VIH.

El cuerpo combate a la mayoría de las nuevas infecciones mediante el despliegue de células conocidas comonaïve B, que imprimen un recuerdo de los patógenos para que la próxima vez que se encuentre con estos microbios ya sepan cómo combatirlo. Sin embargo, los investigadores indican que cuando el VIH invade y comienza la replicación en el tracto gastrointestinal, las células naïve B no consiguen remitir su acción. Esto se produce debido a que en la región objetivo del VIH del sistema inmunológico, el área gp41 de la envoltura exterior del virus, las células B lo interpretan como una imitación molecular de antígenos bacterianos y se preparan para atacar.

Entre la muestra que cotejaron los investigadores, de las personas no infectas con el virus aislaron los anticuerpo mutados de la flora intestinal GP41 , que reaccionan de forma cruzada con bacterias intestinales. Los resultados confirmaron sus hipótesis iniciales, corroborando que los microrganismos que se encuentran en el intestino ejercen una acción que permite al VIH atacar al sistema inmunológico.

«No solo la influencia de la flora intestinal puede desarrollar el sistema inmune, sino que puede predeterminar nuestra reacción ante ciertas infecciones como el VIH», ha afirmado Haynes.

Fuente: Diario Médico.com

La alteración de las bacterias intestinales por antibióticos en la infancia podría causar cambios metabólicos en la edad adulta que aumentarían el riesgo de sufrir obesidad.

Algunos microbios presentes en el intestino protegen contra la obesidad y la diabetes. Según un estudio publicado en la revista Cell, estos microbios forman parte del metabolismo, por lo que su alteración por el consumo de antibióticos durante la infancia podría incrementar el riesgo de sufrir obesidad en la edad adulta. Este descubrimiento se ha desarrollado en ratones y está ayudando a los científicos a reconocer qué bacterias son fundamentales para la salud metabólica, un avance que puede salvar vidas, ya que podría contribuir a restaurar los niveles de microbios beneficiosos en los niños que hayan tomado antibióticos.

Desde el nacimiento, los microbios se encuentran en el intestino y la eliminación de éstos con antibióticos en una edad temprana puede tener efectos en el peso en la edad adulta. Según el principal autor del estudio, Martin Blaser del NYU Langone Medical Center, en Estados Unidos, «esto pone de manifiesto la necesidad de un uso responsable de los antibióticos durante la niñez en la práctica clínica «.

Este fenómeno se lleva advirtiendo en la ganadería desde hace décadas, ya que para aumentar el peso de los animales se utilizan pequeñas dosis de antibióticos. Blaser y su equipo pretenden descubrir el tiempo y la duración exacta en que la exposición a los antibióticos podría causar estos cambios metabólicos, de la misma forma que quieren identificar qué bacterias protegen contra los efectos potencialmente perjudiciales.

Nuevos estudios de seguimiento
Para desarrollar la investigación, los científicos suministraron a dos grupos de ratones, a crias y a madres antes de dar a luz, durante un largo periodo de tiempo penicilina en pequeñas dosis . En el primer conjunto se administró este antibiótico a ratones de cuatro semanas después del destete y en segundo lugar a las madres poco antes de parir. La exposición temprana a la penicilina llevo a una mayor obesidad en la edad adulta, así como una peor salud metabólica, sobre todo en los machos. Asimismo, también se redujeron los niveles de bacterias protectoras. En el otro experimento, se pudo observar que la exposición al medicamento durante cuatro semanas antes del nacimiento fue suficiente para desarrollar obesidad la cual se prolongó después del tratamiento con penicilina.

La conclusión fue que los microbios intestinales alterados por antibióticos causaron estos cambios metabólicos. Por ello, los investigadores están realizando estudios de seguimiento para conocer si se puede prevenir la obesidad tras la ingesta de antibióticos contra las bacterias.

Fuente: Diario Médico.com

El agente, conocido como crAss-phage, se encarga de regular la población de las bacterias intestinales más comunes, los ‘bacterioidetes’, para así garantizar que ninguna prolifere.

Científicos de la Universidad de Radboud, en Holanda, y de la Universidad Estatal de San Diego, en Estados Unidos, han descubierto un virus presente en los intestinos de más de la mitad de la población mundial que podría desempeñar un papel clave en el funcionamiento de la flora bacteriana, al luchar contra muchos de los microorganismos que habitan en su interior.
El hallazgo de dicho virus, conocido como crAss-phage, ha sido descrito en la revista Nature y sus descubridores aseguran que es «vital para mantener el organismo sano», como ha explicado Bas Dutilh, uno de los autores del estudio pertenecientes al centro europeo.
El virus, según han visto, se encarga de controlar la población de las bacterias intestinales más comunes (bacterioidetes) para así garantizar que ninguna prolifere. Cuando esto sucede, crAss-phage se multiplica y las infecta.
Este tipo de bacterias están relacionadas con numerosas enfermedades como la obesidad, la diabetes o el cáncer del colon, por lo que controlarlas «podría tener un impacto en la incidencia de estas enfermedades», ha asegurado Dutilh en declaraciones a la BBC recogidas por Europa Press.
Tras realizar análisis de muestras por todo el mundo, los investigadores han encontrado evidencias de CrAss-phage en personas de Estados Unidos, Europa o Corea del Norte, lo que lo convierte en uno de los virus más prevalentes en el organismo humano.
De hecho, su hallazgo contradiría una investigación de 2010 que había concluido que cada persona tenía una composición viral única en los intestinos. «Hasta ahora no había nada que indicara que un mismo virus podía habitar normalmente en tantas personas», ha admitido Dutilh.

Tomado de: Jano.es

Los microorganismos de la microbiota intestinal podrían jugar un papel importante en el desarrollo de cáncer colorrectal.

Los microorganismos de la microbiota intestinal podrían jugar un papel importante en el desarrollo de cáncer colorrectal, según revela un estudio que se publica hoy en The Journal of Experimental Medicine.

Sergio Lira y su equipo de la Facultad de Medicina Icahn en Mount Sinai, Nueva York, partieron de la constatación previa de que la genética no lo explica todo en este tipo de tumores.

En el nuevo estudio, trataron a ratones con antibióticos para destruir su microbiota. Este tratamiento previno la formación de pólipos, lo que demostraría que las bacterias son esenciales para el desarrollo tumoral inicial en este modelo murino.

Los autores creen que los microorganismos podrían atravesar el intestino hacia el tejido de la pared intestinal, induciendo la inflamación que promueve el crecimiento tumoral.

Fuente: Diario Médico  04/03/2014

El punto de estudio es que la microbiota puede iniciar el proceso inflamatorio asociado a la obesidad.

Los estudios iniciales de la relación entre obesidad y la microbiota intestinal y su genoma, microbioma, indicaron que la microbiota podía desempeñar una función importante en el metabolismo energético. Con posterioridad, se ha avanzado en estas investigaciones y se ha descubierto que además la microbiota puede iniciar el proceso inflamatorio que está asociado a la obesidad. Según ha explicado a DM Yolanda Sanz, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia (IATA-CSIC), esta conexión tiene aún mayor relevancia, ya que «la inflamación asociada a la obesidad es lo que causa las patologías crónicas que  constituyen un serio problema de salud pública como el síndrome metabólico, diabetes tipo 2, ateroesclerosis o enfermedades cardiovasculares», que están contribuyendo a aumentar las tasas de morbilidad y reduciendo la esperanza de vida en nuestra sociedad.

Para Sanz, ponente en la jornada Microbioma y Obesidad, organizada por la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados (FVEA), desde este punto de vista «el identificar a los componentes específicos de la microbiota intestinal que activan ese proceso inflamatorio es clave porque nos va a permitir identificar las dianas sobre las que tenemos que actuar para desarrollar estrategias preventivas para estas patologías».

Inmunidad innata
Ha recordado que esta relación se ha establecido sobre todo a través de estudios realizados en animales de experimentación. El ejemplo más significativo y mejor demostrado «es que las dietas ricas en grasa que conducen a la obesidad provocan una expansión de bacterias Gramnegativas, que tienen un componente en su pared celular, el lipopolisacárido (LPS), que activa la inmunidad innata y produce inflamación en el intestino. Además, este LPS pasa a circulación periférica y de ahí llega a los tejidos, influyendo e inflamando aquéllos que están implicados en el metabolismo de la glucosa, causando resistencia a insulina».

Otros estudios en animales de experimentación también indican que otros componentes bacterianos (ADN, peptidoglicano) y sus metabolitos (sulfuro de hidrógeno) pueden contribuir a la inflamación, aunque se dispone de menor información. En esta línea, otros análisis experimentales también han demostrado la posibilidad de revertir el proceso inflamatorio mediante la administración de bacterias intestinales con propiedades antiinflamatorias. Como ejemplo, Sanz ha señalado que «algunas bacterias que nosotros hemos aislado de niños lactantes sanos y que sabemos que tienen una relación negativa con el desarrollo de la obesidad, en concreto, una bifidobacteria (Bifidobacterium pseudocatenulatum CECT 7765) y un bacteroide (Bacteroides uniformis CECT 7771), revierten este proceso y reducen la inflamación a nivel intestinal y periférico y mejoran la tolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la insulina». Los estudios preclínicos apuntan a que la inflamación va a ser una de las dianas fundamentales y permitirá «establecer estrategias de intervención dietéticas que sean preventivas, que es el papel fundamental de la alimentación».

Primeras pruebas
Sanz también ha matizado que «estos aspectos deben corroborarse con ensayos en humanos», resaltando que, «de hecho, las relaciones entre microbiota e inflamación asociada a la obesidad a este nivel aún no están bien establecidas». A pesar de estar en fases iniciales en nuestra especie, el equipo realiza un estudio en adolescentes con obesidad que tienen además resistencia a insulina y, por tanto, alteraciones en parámetros de inflamación.

«El futuro y los estudios a más largo plazo nos van a permitir reproducir a nivel de laboratorio el ecosistema intestinal de forma más aproximada y producir a gran escala otras bacterias intestinales que hasta ahora no se han utilizado en alimentación ni en medicina y que seguramente van a ser más efectivas aún», según Yolanda Sanz, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia (IATA-CSIC). En este sentido, ha hecho hincapié en que «en el ecosistema intestinal existe una riqueza y una biodiversidad microbiana tremenda que no sabemos explotar, pero precisamente son las bacterias residentes en nuestro propio intestino las que están regulando nuestra salud».

Aplicaciones prácticas
Así, justifica que en la medida en que se identifiquen las bacterias o consorcio de bacterias que aportan beneficios, se aprenderá a cultivarlas y producirlas en laboratorio, «trasladando todos estos hallazgos en aplicaciones prácticas». Sanz ha apuntado que una vía es «utilizar consorcios de bacterias que formen un ecosistema estable y que puedan reemplazar la microbiota perjudicial de individuos con afectación de ciertas patologías o riesgo de padecerlas».

La investigadora va a coordinar un proyecto europeo del VII Programa Marco, de cinco años de duración, que integra a 30 socios internacionales «en el que se identificarán los consorcios de bacterias implicadas en el metabolismo de nutrientes, el balance energético y la obesidad y sus comorbilidades y en el comportamiento».

Fuente: Diario Médico 12/03/2014

Un nuevo estudio publicado en Cell Host & Microbe identifica una bacteria específica que aumenta o disminuye de forma anómala al desarrollarse la enfermedad.

Un estudio multiinstitucional revela que la microflora intestinal interpreta un papel importante en la respuesta inmune anómala de la enfermedad de Crohn. Además, los investigadores han identificado una bacteria específica que aumenta o disminuye de forma irregular cuando se desarrolla la enfermedad. Estos resultados, publicados en Cell Host & Microbe, sugieren cuáles de los metabolitos de la microbiota pueden ser el objetivo para tratar a los pacientes.

28 centros gastroenterológicos de Norteamérica han participado en el estudio. Los investigadores recogieron biopsias de 447 individuos con la enfermedad recién iniciada y 221 muestras de múltiples localizaciones a lo largo del tracto gastrointestinal de personas no afectadas. También validaron sus métodos en otros individuos, por lo que recogieron un total de 1.742 muestras tanto de pacientes pediátricos como adultos con la enfermedad recién iniciada o ya establecida.

El equipo de investigadores descubrió que el equilibro microbiótico se interrumpía en los pacientes con la enfermedad de Crohn, donde faltaban los microbios beneficiosos y prosperaban los patológicos. «Nuestro estudio ha identificado organismos específicos que aumentan o disminuyen de forma anómala en la enfermedad, lo que nos proporciona un punto de partida para desarrollar terapias microbióticas», explica Ramnik Xavier, autor del trabajo.

Cuando los científicos analizaron los efectos de los antibióticos, que se usan a veces para tratar los síntomas de la enfermedad crónica antes de diagnosticarla, descubrieron que este uso en los niños con la enfermedad podría ser contraproducente porque causa una pérdida de los microbios buenos y aumenta los patológicos.

Además, estudiaron distintos métodos para medir la cantidad de microbios buenos en los pacientes y descubrieron que las comunidades bacterianas en las biopsias extraídas del tejido rectal servían como un buen indicador de la enfermedad, independientemente de en qué parte del tacto gastrointestinal se produjera la inflamación. «Este hallazgo es particularmente esperanzador, ya que crea la oportunidad de utilizar un acercamiento mínimamente invasivo para recoger muestras de los pacientes para la detección precoz de la enfermedad», concluye Dirk Gerves, autor principal.

Fuente: Diario Médico 12/03/2014