agosto 2014 Archivos

Hacer dieta a una edad temprana podría preparar el terreno para unos hábitos de salud nocivos, incluso trastornos alimentarios, según una investigación reciente.

Unas encuestas de mujeres en edad universitaria, llevada a cabo entre 1982 y 2012, también halló un vínculo entre las dietas tempranas y una obesidad y un abuso del alcohol posteriores.

«Mientras más joven era una mujer cuando comenzó a hacer dieta, más propensa era [más adelante] a utilizar conductas extremas para controlar el peso, como vomitar o el mal uso de laxantes», apuntó la investigadora del estudio, Lauren Holland, candidata doctoral en psicología clínica de la Universidad Estatal de Florida, en Tallahassee.

«También era más propensa a usar mal el alcohol y a tener sobrepeso o ser obesa cuando llegaba a la treintena», comentó Holland.

Los hallazgos serán presentados esta semana en la reunión anual de la Sociedad para el Estudio de la Conducta Ingestiva (Society for the Study of Ingestive Behavior), en Seattle. Los estudios presentados en reuniones médicas por lo general se consideran como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.

En 1982, 1992, 2002 y 2012, los investigadores preguntaron a mujeres jóvenes, con una edad promedio de casi 20 años, sobre sus conductas de dieta. En total, más de 2,100 estudiantes universitarias respondieron a las preguntas iniciales. Y más de 1,300 respondieron a las preguntas de seguimiento una década más tarde.

Se preguntó a las participantes si hacían dieta, con qué frecuencia, cuándo habían comenzado y qué estrategias utilizaban, como un plan bajo en grasa o bajo en calorías.

La buena noticia es que la realización de dietas declinó ligeramente, y la edad promedio del inicio de las dietas aumentó levemente, apuntó Holland. En 1982 era de 14.6 años, y para 2012 era de 15.4 años.

Pero en cada uno de los cuatro grupos «teníamos algunas incluso de cinco años», lamentó Holland. Pero esto fue poco común.

En general, cuando se les cuestionó inicialmente, las mujeres jóvenes no tenían sobrepeso.

Los investigadores hallaron un vínculo, no una relación causal directa, entre las dietas tempranas y unos resultados negativos posteriores.

«No podemos decir de forma definitiva que hacer dieta provoque un trastorno alimentario», aclaró Holland. Y los investigadores no calcularon el alcance de los riesgos específicos. Pero el hallazgo concuerda con los resultados de otros estudios, dijo.

Los investigadores tomaron en cuenta el peso de las mujeres al inicio del estudio, y si usaban estrategias extremas de control de peso en ese momento. También incluyeron el consumo de alcohol al inicio del estudio.

Muchos factores, como la genética, tienen que ver con los trastornos de la alimentación, apuntó Holland. Si la madre hace dieta o los amigos de un niño hace dieta, eso aumenta las probabilidades de dieta, explicó.

Otras investigaciones hallaron que los jóvenes obesos que pierden una cantidad significativa de peso se arriesgan a contraer trastornos alimentarios. Una teoría sugiere que se obsesionan con su alimentación.

Pero no todo el que hace una dieta en la juventud contrae un trastorno alimentario, apuntó el Dr. Metee Comkornruecha, especialista en medicina adolescente del Hospital Pediátrico de Miami, en Florida, que no participó en el estudio.

Sospecha que los que contraen un trastorno alimentario podrían tener otros problemas, como ansiedad o trastorno obsesivo compulsivo.

Holland dijo que no incluyeron la ansiedad ni otros problemas psicológicos al inicio del estudio.

Comkornruecha afirmó que el mensaje del estudio es que no se debe disuadir a los jóvenes con sobrepeso de intentar perderlo, pero hay que animarlos a perderlo de forma sensata, si deben hacerlo. Aconseja a los jóvenes con sobrepeso y a sus padres que «no se enfoquen en intentar perder peso rápidamente».

También, hay que evitar obsesionarse con un peso «ideal», comentó Comkornruecha. «Aunque quizá haya un peso ideal, por lo general se trata de un rango de peso ideal», aseguró.

A Holland le gustaría que los padres y las campañas de salud pública fomenten conductas que aumenten el bienestar. Esto significa aumentar la actividad física, reducir el «tiempo de pantalla» frente a la televisión y las computadoras, y comer una dieta rica en frutas y verduras.

Elegir bien a los amigos también puede ayudar, aseguró.

Dado que los pares influyen sobre las conductas de los niños y los adolescentes, lo mejor es juntarse con amigos que no se enfoquen en las dietas, sobre todo las dietas extremas, planteó.

Fuente: Intramed.net

La hepatectomía laparoscópica y abierta comparten los mismos resultados en el corto plazo en algunos pacientes, según reveló un estudio de un equipo de cirujanos de Kaiser Permanente de Los Angeles.

El estudio de casos y controles publicado en JAMA Surgery no permitió detectar diferencias significativas en la duración de la cirugía, las transfusiones periquirúrgicas, la internación, la tasa de reinternación o la mortalidad/morbilidad a 30 días.

«Observaba que los pacientes con una hepatectomía laparoscópica seguían teniendo complicaciones pulmonares importantes, así que decidí estudiarlo», comentó por e-mail el autor principal, doctor L. Andrew DiFronzo.

Con su equipo estudió a 104 pacientes con una hepatectomía parcial abierta (52) o laparoscópica (52) debido a una enfermedad maligna o benigna que realizó DiFronzo. En los últimos años del estudio, utilizó más la técnica laparoscópica.

Un investigador emparejó a los pacientes a ciegas por el tamaño de la resección hepática, el diagnóstico prequirúrgico, el sexo y la edad. El índice de masa corporal era más alto en los pacientes operados por vía laparoscópica que en el grupo tratado con cirugía abierta (29,5 versus 26,3 kg/m2), pero la demografía, las características tumorales y las variables operativas eran similares entre los grupos. Por lo menos el 75 por ciento de los casos de los dos grupos eran malignos.

La cirugía laparoscópica duró 219 minutos y la cirugía abierta demoró 198 minutos (p=0,16). Pero la pérdida de sangre fue mayor con la técnica convencional (387 versus 237 mL; p=0,049), aunque no varió significativamente entre los grupos la cantidad de pacientes que necesitaron una transfusión (10 versus 2 por ciento, respectivamente; p=0,7)

«Aunque la diferencia clínica de 150 mL no fue tan grande en nuestro estudio, quizás en otro subgrupo de pacientes, uno con hepatectomías mayores, podría surgir una diferencia importante en la pérdida de sangre», dijo DiFronzo.

La reinternación no varió entre los grupos (8 por ciento con la cirugía laparoscópica y 10 por ciento con la cirugía abierta). Tampoco varió el tiempo de internación (cinco días con la cirugía laparoscópica y seis días con la cirugía abierta) o el número de complicaciones graves (8 por ciento en ambos grupos), la morbilidad a 30 días (42 por ciento con la cirugía laparoscópica y 37 por ciento con la cirugía abierta) y la mortalidad a 30 días (2 y 4 por ciento, respectivamente).

En un comentario invitado, el doctor Thomas R. Biehl, del Centro Médico Mason de Virginia, Seattle, elogió el estudio, pero señaló que los autores no pudieron eliminar el sesgo por el proceso de emparejamiento de los participantes.

«Biehl está en lo cierto con su observación de que hicimos todo lo posible para reducir el sesgo, pero al final nuestro lo padece», dijo DiFronzo. «Después de nuestro trabajo, me siento algo menos inclinado a recomendar la cirugía laparoscópica porque los datos son un poco menos convincentes.»

Aun así, aún la utiliza en pacientes muy bien seleccionados y espera que los próximos estudios expliquen las ventajas de ese enfoque quirúrgico.

Fuente: intramed.net

La prueba podría usarse además de los métodos actuales para mejorar la detección

Analizar la composición del grupo de bacterias intestinales de las personas, lo que también se conoce como microbioma intestinal, puede ayudar a mejorar la identificación de las que están en riesgo o que ya tienen cáncer de colon, según un estudio reciente.

Los investigadores recolectaron muestras de heces de 30 personas sanas, 30 personas con pólipos intestinales precancerosos y 30 personas con un cáncer de colon o rectal avanzado para evaluar la composición de sus microbiomas intestinales.

Cada grupo tenían un microbioma con una composición distinta, según el estudio, que aparece en la edición del 7 de agosto de la revista Cancer Prevention Research.

«Si nuestros resultados son confirmados en unos grupos más grandes de personas, añadir el análisis del microbioma intestinal a otras pruebas fecales podría proveer una forma mejorada y no invasiva de detectar el cáncer colorrectal», señaló en un comunicado de prensa de la revista el autor del estudio, Patrick Schloss, profesor asociado del departamento de microbiología e inmunología de la Universidad de Michigan.

Añadir el análisis de los microbiomas intestinales a la evaluación de la edad y la raza, que son factores de riesgo conocidos para los pólipos precancerosos, condujo a una mejora de 4.5 veces en la predicción de los pólipos precancerosos, hallaron los investigadores. Agregar el análisis de los microbiomas intestinales a la evaluación de la edad, la raza y el índice de masa corporal, que son factores de riesgo conocidos del cáncer colorrectal, condujo a una mejora de más de cinco veces en la predicción de la enfermedad.

Los investigadores también hallaron que el análisis de los microbiomas intestinales era mejor que las pruebas de sangre oculta en heces (un tipo de prueba de una muestra de heces) para distinguir a las personas con pólipos precancerosos de las que tienen un cáncer invasivo.

Evaluar el índice de masa corporal (una medida que se basa en la estatura y el peso), los resultados de la prueba de sangre oculta en heces y el microbioma intestinal en conjunto resultó incluso más efectivo para distinguir a los pacientes con pólipos precancerosos de los que tenían un cáncer de colon y rectal invasivo, reveló el estudio.

«Nuestros datos muestran que el análisis del microbioma intestinal tiene el potencial de ser una nueva herramienta para evaluar el cáncer colorrectal de forma no invasiva», comentó Schloss. «No creemos que esto reemplace en algún momento a los otros métodos de evaluación del cáncer colorrectal, sino que más bien lo consideramos como complementario».

Fuente: Noticias de Salud, MedlinePlus

Tomar los fármacos reductores del colesterol se vinculó con una reducción del 29 por ciento en el riesgo de morir del cáncer en un estudio.

Las estatinas, unos medicamentos para reducir el colesterol muy utilizados, también podrían mejorar la supervivencia al cáncer de colon, según un nuevo estudio de Reino Unido.

Una investigación inicial halló que, en general, los pacientes de cáncer de colon que tomaban estatinas como Lipitor y Zocor experimentaban una reducción del 29 por ciento en el riesgo de morir del cáncer que los que no las tomaban. Tomar los fármacos durante más de un año redujo el riesgo aún más, señaló Chris Cardwell, de la Universidad de la Reina en Belfast, quien llevó a cabo el estudio.

Aunque esto parezca una excelente noticia para los 136,000 estadounidenses diagnosticados cada año con cáncer de colon o rectal, Cardwell ofreció una advertencia. «Se trata de hallazgos de una investigación preliminar, que deben ser observados en otros estudios observacionales», señaló. Y después de eso, se necesitan ensayos aleatorios en que los pacientes no sepan si reciben el fármaco o un placebo. «Solo tras unos ensayos aleatorios controlados se pueden realizar recomendaciones a los pacientes», comentó.

Pero un experto expresó una opinión distinta. «Definitivamente recomiendo preguntar al médico [sobre las estatinas]», planteó el Dr. Cy Stein, jefe de oncología médica y terapias experimentales del Centro Oncológico Integral City of Hope en Duarte, California, que no participó en el estudio.

Los investigadores dijeron que este es el mayor proyecto hasta la fecha que ha estudiado el uso de estatinas en los pacientes de cáncer colorrectal.

El estudio, que aparece en la edición del 4 de agosto de la revista Journal of Clinical Oncology, observó información sobre más de 7,600 pacientes con un cáncer colorrectal recién diagnosticado. En algunos casos, el cáncer se había propagado a los ganglios linfáticos cercanos. En promedio, los investigadores tuvieron antecedentes de los pacientes de cinco años, lo que incluía los expedientes de las recetas y los certificados de defunción.

Casi 1,650 pacientes murieron de cáncer colorrectal durante el periodo del estudio, de 1998 a 2009. Entre los pacientes que usaron estatinas durante más de un año, el riesgo de muerte por cáncer de colon se redujo en un 36 por ciento. Y entre los que tomaron estatinas durante menos de un año, el riesgo se redujo en un 21 por ciento. En general, el uso de estatinas se asoció con una reducción del 29 por ciento en las probabilidades de un paciente de morir por el cáncer, halló el estudio.

Los investigadores también encontraron una reducción del 25 por ciento en el riesgo de muerte por todas las causas entre los usuarios de estatinas en el estudio. Pero la asociación vista en el estudio no prueba causalidad.

Otros estudios han hallado un ligero beneficio en la supervivencia de los pacientes de cáncer de colon que tomaban estatinas, pero esos estudios eran pequeños.

Al mejorar los niveles de colesterol, las estatinas pueden ralentizar la formación de placas en las arterias que van al corazón. No se sabe exactamente de qué forma podrían reducir el riesgo de muerte por cáncer de colon, apuntaron los investigadores. Pero basándose en otras investigaciones especularon que las estatinas podrían evitar que las células normales se conviertan en células cancerosas, o que podrían matar a las células cancerosas.

Una vocera de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (American Society of Clinical Oncology) afirmó que los resultados son «alentadores». Pero es demasiado pronto para recetar estatinas a los pacientes de cáncer de colon para reducir sus probabilidades de morir de la enfermedad, añadió la Dra. Smitha Krishnamurthi en un comunicado de prensa de la revista. También anotó que primero se necesita un ensayo aleatorio sobre las estatinas como terapia para el cáncer.

Stein concurrió en la necesidad de un ensayo clínico para estudiar mejor el efecto de las estatinas sobre el cáncer de colon. Pero mientras tanto, planteó, los pacientes de cáncer de colon pueden al menos discutir los riesgos y los beneficios de las estatinas con el médico.

Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU., los usuarios deben estar al tanto de ciertos riesgos. Incluyen dolores musculares, la posibilidad de un azúcar en sangre más alta, y en raras ocasiones, lesiones del hígado.

Tomado de: Notocias de Salud, MedlinePlus.

De las entregas más recientes de las publicaciones seriadas de Ciencias Médicas en Cuba:

tuboMucho se ha avanzado en la comprensión de los mecanismos que relacionan la disfunción del sistema digestivo cuando se producen situaciones de estrés. En el artículo Does stress induce bowel dysfunction? se aportan evidencias que relacionan al aparato digestivo con el sistema nervioso y las vías moleculares en que se producen las alteraciones desencadenadas por el estrés. Se aporta información acerca de la influencia de la microflora intestinal, así como el desarrollo de nuevos medicamentos.

Autores: Chang YM y cols.
Fuente: Expert Review of Gastroenterology & Hepatology. 2014;
8(6):583-585.

esofagitis41Guía Práctica de la Asociación Centroamericana y del Caribe de Gastroenterología y Endoscopía Digestiva (ACCGED) para el manejo de la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE)
(descarga en formato pdf)

Recomendaciones de esa asociación profesional, en aras de mantener el alto nivel científico de los profesionales de la Gastroenterología en la región.

Fuente: Acta Gastroenterológica Latinoamericana – Vol 44 / Nº 2 / Junio 2014

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capsula-endoscIndicaciones de la cápsula endoscópica en la enfermedad de Crohn.
Actualmente la cápsula endoscópica tiene un papel relevante en la enfermedad de Crohn. En este artículo se dan a conocer las indicaciones y aplicaciones prácticas actuales de la cápsula endoscópica en esta enfermedad y se expone la evidencia actual acerca las circunstancias específicas en las que se puede establecer la indicación de la cápsula endoscópica en tres escenarios concretos: en la sospecha de la enfermedad de Crohn, en las colitis sin clasificar y su extenso papel en la enfermedad de Crohn ya establecida. Así mismo, se revisan el impacto y la implicación de los resultados de la cápsula endoscópica en el seguimiento de esta enfermedad.

Autores: Luján-Sanchis M y cols.
Fuente: Rev. esp. enferm. dig. 2014; 106(1).

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