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Un estudio reciente propone que someterse a un tratamiento antibiótico antes de la vacunación de la gripe podría influir en la respuesta inmunológica al virus.

¿Y si en la eficacia de la vacuna contra la gripe influyera, entre otros factores, la microbiota intestinal? Así lo cree un grupo de científicos del Centro de Investigación en Vacunas de la Universidad de Emory. Publican hoy en Immunity un estudio donde se demuestra que un tratamiento antibiótico previo a la vacunación estacional de la gripe puede influir en la respuesta inmunológica al virus.

Bali Pulendran, autor principal del trabajo, comenta sobre estos resultados que «plantean la posibilidad de que la antibioterapia antes o durante la vacunación impacte en la inmunidad. Otra implicación importante del estudio es que podemos manipular la microbiota intestinal para mejorar las respuestas inmunes a la vacuna».

El trabajo surge a partir de un estudio previo en el que Pulendran y su equipo comprobaron en adultos sanos vacunados contra la gripe estacional que la respuesta de sus anticuerpos dependía de la expresión del gen TLR5. Ese gen codifica un receptor en la superficie celular que detecta la flagelina bacteriana, lo que puso sobre la pista de la influencia de las bacterias en la inmunidad inducida. Así, constataron que las respuestas de los anticuerpos a la vacuna antigripal en ratones manipulados genéticamente para que carecieran de Tlr5 eran significativamente menores que en ratones normales.

Además, los animales que recibieron antibióticos para eliminar la mayoría de sus bacterias intestinales o bien que se criaron en condiciones de esterilidad mostraron aún niveles de anticuerpos inducidos por la vacuna más bajos todavía que los ratones expuestos a gérmenes.

Fuente: Diario Médico.

Un equipo de investigadores desarrolla una herramienta que permite predecir «con mucha precisión» la evolución de la enfermedad.

Investigadores del Instituto Catalán de Oncología-Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (ICO-IDIBELL), liderados por David Garcia-Molleví, han identificado 5 genes que podrían servir para clasificar los tumores colorrectales, predecir cuál será su evolución y, a partir de esta información, tomar las decisiones clínicas adecuadas para evitar recaídas.

Tal como expone el centro en un comunicado, «para identificar con precisión las peculiaridades de cada tumor se precisan buenos biomarcadores, que informen del pronóstico de cada paciente. En este sentido, tanto las células malignas como las células normales acompañantes, que constituyen un particular microambiente, pueden ser fuente de estos biomarcadores».

El investigador David Garcia-Molleví, que forma parte del grupo de investigación en quimiorresistencia y factores predictores de respuesta tumoral y medio ambiente estromal del ICO-IDIBELL, ha coordinado este estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista Oncotarget.

El grupo dirigido por García-Molleví ha desarrollado una herramienta a partir de la expresión de 5 genes característicos del microambiente tumoral que permite clasificar con mucha precisión el pronóstico de enfermos afectados por cáncer colorrectal en un estadio intermedio de la enfermedad.

Garcia-Molleví señala: «Hemos conseguido que el análisis conjunto de sólo 5 genes, mediante técnicas rutinarias, nos proporcione una información muy precisa sobre las probabilidades de recaída y sobre la idoneidad de administrar tratamiento quimioterápico enfermos en estadio II de la enfermedad”.

Fuente: Jano Online.

El trabajo, liderado por el profesor de Medicina Luis Bujanda, concluye que este sistema es incluso superior a la biopsia.
Un estudio llevado a cabo por el grupo de investigación liderado por el profesor de Medicina de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Luis Bujanda, responsable del Área de Investigación de Enfermedades Hepáticas y Gastrointestinales del IIS Biodonostia, ha determinado cómo la resonancia magnética es «un buen método para detectar grasas en el hígado y cuantificarla, incluso superior a la biopsia hepática». Los resultados del estudio se publican en BMC Medicine.

En un comunicado, la universidad ha indicado que el trabajo ha sido coordinado por los doctores Jesús Bañales, del IIS Biodonostia, y Raúl Jiménez, del departamento de Cirugía, Radiología y Medicina Física de la Facultad de Medicina y Odontología de la UPV/EHU.

También ha contado con la participación de investigadores del Departamento de Nutrición y Ciencias de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la UPV/EHU, de los Servicios de Cirugía, Aparato Digestivo y Anatomía Patológica del Hospital Universitario Donostia junto con Osatek.

La investigación se ha llevado a cabo en 97 pacientes obesos y 32 pacientes con otras patologías hepáticas sometidos a cirugía. Se midió la cantidad de grasa en el hígado comparando tres métodos diferentes, el de la resonancia magnética, la biopsia hepática y la determinación bioquímica de grasa mediante el método de Folch. A los pacientes se les realizó una resonancia magnética el día anterior a la cirugía y se obtuvo una muestra del hígado durante la intervención quirúrgica.

“La resonancia magnética es una técnica muy útil para determinar la presencia o no de grasa en el hígado, la cantidad de la misma y para valorar la eficacia de los tratamientos aplicados a lo largo del tiempo. Es posible que en el futuro nos permita determinar, además de la grasa, el grado de inflamación y la fibrosis hepática”, afirma Bañales.

Su trabajo ratifica un estudio realizado hace un año en animales y publicado por el mismo grupo de investigación en el que se observó cómo la cuantificación de la grasa hepática era muy precisa mediante la realización de resonancia magnética.

Fuente: Jano Online

crohn“Ya casi olvidé el sabor del plátano frito, los frijoles, los productos lácteos… si no sigo una dieta estricta me desestabilizo, sufro diarreas, cólicos muy fuertes y me siento débil, como en el aire”, advirtió el paciente de 64 años, Alberto Fariñas Placencia, quien padece la enfermedad de Crohn. Perteneciente al grupo de afecciones inflamatorias del intestino, junto a la colitis ulcerativa y la indeterminada, el de Crohn es un padecimiento crónico, autoinmune, que puede afectar todas las capas del intestino, e incluso, sus estructuras contiguas a través de fístulas. Los índices de incidencia en el mundo registran de 3 a 20 enfermos cada 6 mil habitantes. Sin embargo, la proporción que para algunos pudiera representar un episodio lejano es resultado de una tasa de prevalencia “disparada” 25 veces más que la existente hace cuatro décadas. Conocer al “enemigo” De causas aún indeterminadas, los científicos creen que en la enfermedad de Crohn bacterias y virus inofensivos son atacados por el sistema inmunológico. Durante esta aparente defensa, los glóbulos blancos se concentran en el revestimiento intestinal, provocando una inflamación, que a su vez causa lesiones, llagas y úlceras en la mencionada zona. “Esta afección es capaz de dañar cualquier segmento del aparato digestivo. No es hereditaria, pero hay quienes nacen con una predisposición genética que los hacen más propensos a padecerla, sobre todo si tienen antecedentes patológicos en familiares de primer grado”, explicó el doctor Francisco Lorenzo Castillo, especialista de segundo grado en Medicina General Integral y Gastroenterología del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos de Sancti Spíritus. “De tal modo, esa persona crea anticuerpos contra cualquier agente ambiental: componentes de la dieta, estructuras moleculares o parásitos. Es por eso que hablamos de una dolencia autoinmune”. Entre los factores desencadenantes, el también Máster en Medios Diagnósticos, mencionó los malos hábitos higiénicos y dietéticos, así como el tabaquismo, un vicio que contribuye a la aparición del Crohn y complica el estado del paciente. Dolor abdominal, fiebre, pérdida de peso, fatiga, inapetencia, diarrea acuosa, sensación de que necesita defecar, aun con los intestinos limpios, y hemorragia en el recto resultan algunos síntomas que aparecen en los aquejados. Pero este mal conduce también a dificultades extradigestivas. “Los pacientes pueden presentar lesiones en la piel, alteraciones en el hígado, daños renales, oculares, articulares, en los sistemas biliar y excretor; además, en los análisis aparecen los niveles bajos de albúmina, anomalías en las pruebas de la función hepática, así como el conteo de glóbulos blancos alto y la hemoglobina en descenso”, apuntó el especialista. Anemia, falta de nutrientes esenciales (hierro y vitamina B12), obstrucción intestinal, osteoporosis, crecimiento y desarrollo sexual lento en los niños y fístulas en la vejiga devienen otros problemas asociados al agravamiento de la enfermedad. Períodos de bienestar y reagudización de los síntomas caracterizan a este padecimiento que precisa ser contrarrestado a tiempo, pues quienes lo sufren tienen mayores posibilidades de desarrollar el cáncer de colon y de intestino delgado. “Esta es una enfermedad inflamatoria intestinal que provoca complicaciones extradigestivas. Es esencial la prevención”, aseguró el doctor Lorenzo Castillo.

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“Esta es una enfermedad inflamatoria intestinal que provoca complicaciones extradigestivas. Es esencial la prevención”, aseguró el doctor Lorenzo Castillo. Foto: De la autora ¿Qué armas tenemos? La etapa de mayor riesgo para que se manifieste la enfermedad es desde la adolescencia hasta los 35 años; sin embargo, las personas muchas veces son prescritas con ella en la quinta o sexta década de la vida, dada su característica de ser lentamente progresiva. “Puede que reaparezca mucho tiempo después de estar en el organismo; también por eso es extremadamente difícil de diagnosticar, sobre todo porque a veces no contamos con la tecnología requerida. Nosotros hacemos un análisis clínico, estudios de imagen para buscar alteraciones y exámenes endoscópicos al paciente. “Aunque empleamos la biopsia, esta no nos permite llegar al granuloma caseificante (lesión típica en estos casos), debido a su ubicación. No obstante, el método nos proporciona elementos de apoyo y, junto al seguimiento minucioso, podemos acertar en el diagnóstico”, precisó Lorenzo Castillo. El tratamiento responde, según la fuente, a distintas etapas, priorizando siempre el trabajo preventivo. Hervir el agua, luchar contra el tabaquismo y llevar dietas ricas en vegetales son prácticas que ofrecen grandes probabilidades de mantenerse saludable. “Tras la presencia de la afección en el organismo, proponemos medidas generales y específicas en correspondencia con el estado de salud de la persona. Aunque ningún fármaco representa una cura definitiva, prescribimos antinflamatorios intestinales, esteroides, metronidazol, antibióticos e inmunodepresores, para asegurar cuanto sea posible el bienestar del aquejado”. En el mundo se emplean otros paliativos como las llamadas terapias biológicas y la oxigenación hiperbárica, e incluso, está la opción de una cirugía; eso es en el momento preciso, nunca recurrimos a ella si hay respuesta con otro tipo de procedimiento”, aclaró el gastroenterólogo. Regular las porciones de comidas, ingerir suficientes calorías, proteínas y nutrientes de distintos grupos de alimentos, beber bastante agua a lo largo del día, evitar las grasas, los frijoles, palomitas de maíz, condimentos artificiales, reducir los productos lácteos y todo comestible que le cause daños al individuo afectado, resultan otras precauciones para garantizar su bienestar. Según Lorenzo Castillo, “el apoyo psicológico de la familia es un elemento insustituible para el paciente, pues las situaciones de estrés pueden acelerar la enfermedad y algunos se sienten limitados para desenvolverse cotidianamente”. El entrevistado dijo, además, que la reestructuración de la consulta de gastroenterología ha sido una alternativa para preservar la calidad de vida de quienes sufren un síndrome que a diario establece metas para la medicina internacional. “Desde el año 2000 creamos el espacio para tratar las Enfermedades Inflamatorias del Intestino. Bajo supervisión especializada mantenemos un grupo de pacientes que han sido diagnosticados y otros (la mayoría) son sospechosos de padecer el mal. Estos últimos permanecerán con nosotros el tiempo necesario, porque el día de mañana pueden aparecer características que los precisen como portadores de la enfermedad de Crohn. “Velar por su evolución significa para ellos la oportunidad de llevar una vida lo más normal posible. Es también una garantía, porque antes llegaban a nuestras manos en un estado crítico por el avance de la afección intestinal. Ahora somos nosotros quienes le ganamos terreno”, concluyó.

Autora:

http://www.trabajadores.cu/20140901/ganarle-terreno-al-crohn/

Los resultados de una investigación señalan que la insulina podría prevenir y proteger de los efectos tóxicos de los metabolitos del alcohol y de los ácidos grasos.

Un estudio dirigido por Jason Bruce de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad de Manchester (Reino Unido), muestra que la insulina, que normalmente produce la liberación de las células beta del páncreas, prevendría de los efectos tóxicos de los metabolitos del alcohol y de los ácidos grasos.

Bruce y su equipo explican que la diabetes produce un empeoramiento de la pancreatitis, además de suponer un alto riesgo de desarrollo de esta patología y de un fallo multiorgánico. Sin embargo, se ha demostrado que la incidencia de la pancreatitis se reduce en los pacientes con diabetes que reciben insulina. Esta investigación sugiere, por lo tanto, que la insulina podría resultar un elemento clave a la hora de proteger contra la pancreatitis, aunque no está claro aún cómo funciona esta protección. Los investigadores se decantaron por la insulina porque había sido utilizado con éxito en el tratamiento para la pancreatitis en pacientes obesos para reducir los ácidos grasos en la sangre.

El papel protector de la insulina
Este es el primer estudio que sienta las primeras bases sobre que la insulina puede prevenir y proteger contra células acinares, que es donde la pancreatitis aguda se inicia. «La insulina trabaja para restaurar los niveles de energía de las células acinares de la pancreatitis, que alimenta las bombas de calcio de la membrana de estas células. Esas bombas de calcio ayudan a restablecer el calcio celular y prevenir una muerte celular catastrófica y la autodigestión del páncreas», ha explicado Bruce.

Los resultados de este estudio sugieren que la combinación de este nu

Los microrganismo que se encuentran en el intestino ejercen una acción que permite al virus del VIH atacar al sistema inmunológico del organismo.

Los microrganismos presentes en el intestino parecen desempeñan un papel fundamental en el procedimiento mediante el cual el virus del VIH ataca con éxito desde el sistema inmunológico del organismo, según un estudio de Duke Medicine (Estados Unidos).

La investigación, publicada en Cell Host & Microbe, se basa en un estudio anterior realizado por investigadores del Instituto Duke de Vacunas Humanas (Estados Unidos), que indicaba que los anticuerpos que habían surgido originalmente para combatir el virus eran ineficaces.

Barton F. Haynes y sus colaboradores explican que los anticuerpos ineficaces que se dirigen a las regiones de la envoltura exterior del virus, llamadas gp41, mutan rápidamente haciendo que los escapes de virus se neutralicen. Además, descubrieron que el virus tiene un cómplice en este proceso: el microbioma natural en el intestino.

La flora intestinal nos mantiene sanos y ayuda al sistema inmunológico a desarrollarse y a estimular el grupo de células inmunes que mantienen controladas a las bacterias. Sin embargo, los autores indican que los anticuerpos que reaccionan a las bacterias también lo hacen en una reacción cruzada con la envoltura del VIH.

El cuerpo combate a la mayoría de las nuevas infecciones mediante el despliegue de células conocidas comonaïve B, que imprimen un recuerdo de los patógenos para que la próxima vez que se encuentre con estos microbios ya sepan cómo combatirlo. Sin embargo, los investigadores indican que cuando el VIH invade y comienza la replicación en el tracto gastrointestinal, las células naïve B no consiguen remitir su acción. Esto se produce debido a que en la región objetivo del VIH del sistema inmunológico, el área gp41 de la envoltura exterior del virus, las células B lo interpretan como una imitación molecular de antígenos bacterianos y se preparan para atacar.

Entre la muestra que cotejaron los investigadores, de las personas no infectas con el virus aislaron los anticuerpo mutados de la flora intestinal GP41 , que reaccionan de forma cruzada con bacterias intestinales. Los resultados confirmaron sus hipótesis iniciales, corroborando que los microrganismos que se encuentran en el intestino ejercen una acción que permite al VIH atacar al sistema inmunológico.

«No solo la influencia de la flora intestinal puede desarrollar el sistema inmune, sino que puede predeterminar nuestra reacción ante ciertas infecciones como el VIH», ha afirmado Haynes.

Fuente: Diario Médico.com

La alteración de las bacterias intestinales por antibióticos en la infancia podría causar cambios metabólicos en la edad adulta que aumentarían el riesgo de sufrir obesidad.

Algunos microbios presentes en el intestino protegen contra la obesidad y la diabetes. Según un estudio publicado en la revista Cell, estos microbios forman parte del metabolismo, por lo que su alteración por el consumo de antibióticos durante la infancia podría incrementar el riesgo de sufrir obesidad en la edad adulta. Este descubrimiento se ha desarrollado en ratones y está ayudando a los científicos a reconocer qué bacterias son fundamentales para la salud metabólica, un avance que puede salvar vidas, ya que podría contribuir a restaurar los niveles de microbios beneficiosos en los niños que hayan tomado antibióticos.

Desde el nacimiento, los microbios se encuentran en el intestino y la eliminación de éstos con antibióticos en una edad temprana puede tener efectos en el peso en la edad adulta. Según el principal autor del estudio, Martin Blaser del NYU Langone Medical Center, en Estados Unidos, «esto pone de manifiesto la necesidad de un uso responsable de los antibióticos durante la niñez en la práctica clínica «.

Este fenómeno se lleva advirtiendo en la ganadería desde hace décadas, ya que para aumentar el peso de los animales se utilizan pequeñas dosis de antibióticos. Blaser y su equipo pretenden descubrir el tiempo y la duración exacta en que la exposición a los antibióticos podría causar estos cambios metabólicos, de la misma forma que quieren identificar qué bacterias protegen contra los efectos potencialmente perjudiciales.

Nuevos estudios de seguimiento
Para desarrollar la investigación, los científicos suministraron a dos grupos de ratones, a crias y a madres antes de dar a luz, durante un largo periodo de tiempo penicilina en pequeñas dosis . En el primer conjunto se administró este antibiótico a ratones de cuatro semanas después del destete y en segundo lugar a las madres poco antes de parir. La exposición temprana a la penicilina llevo a una mayor obesidad en la edad adulta, así como una peor salud metabólica, sobre todo en los machos. Asimismo, también se redujeron los niveles de bacterias protectoras. En el otro experimento, se pudo observar que la exposición al medicamento durante cuatro semanas antes del nacimiento fue suficiente para desarrollar obesidad la cual se prolongó después del tratamiento con penicilina.

La conclusión fue que los microbios intestinales alterados por antibióticos causaron estos cambios metabólicos. Por ello, los investigadores están realizando estudios de seguimiento para conocer si se puede prevenir la obesidad tras la ingesta de antibióticos contra las bacterias.

Fuente: Diario Médico.com

La Universidad de Adelaide en Australia ha realizado una investigación pionera que ha concluido que los pacientes que sufren el síndrome del colon irritable (IBS) presentan menos eficacia ante los tratamientos contra el dolor.

Un grupo de científicos de la Universidad de Adelaide, en Australia, ha descubierto que el sistema inmune no sería eficaz en pacientes con el síndrome del colon irritable (IBS), una razón importante por la que estos enfermos tienen dolores continuos. Asimismo, esta investigación, la primera en el mundo sobre este asunto, podría ayudar a explicar por qué algunos medicamentos no alivian a los enfermos de forma satisfactoria.

Este estudio publicado en Brain ,Behavior and Immunity ha encontrado diferencias entre la respuesta inmune al dolor de las personas sanas y aquellas que sufren IBS. Para ello, se tomó una muestra de cien personas, la mitad con IBS y la otra mitad sanas.

Nueva vía a tratamientos específicos
El autor principal del estudio, Patrick Hughes, del National Health and Medical Research Council ha advertido de que la causa exacta por la que se produce el dolor en los pacientes con IBS se desconoce, aunque a raíz de esta investigación pueden confirmar y detallar «información sobre la importancia del sistema inmune en esta respuesta al dolor».

Además, Hughes ha declarado que esta investigación podría conducir a tratamiento más concretos para pacientes que sufren IBS o para ayudar a tratar o prevenir el dolor que experimentan a largo plazo.

Fuente: Diario Médico.com

Un estudio sobre los linfocitos intraepiteliales (LIE) podría contribuir a ampliar el conocimiento de la enfermedad inflamatoria intestinal y la enfermedad celíaca.

Una nueva investigación de la Universidad de Rockefeller, en Nueva York, Estados Unidos, arroja luz sobre el desarrollo de una clase única de células inmunes conocidas como linfocitos intraepiteliales (LIE). Los resultados, publicados este jueves enImmunity, pueden ayudar a conseguir nuevos conocimientos sobre las enfermedades inflamatorias del intestino, como la enfermedad inflamatoria intestinal y la enfermedad celíaca, así como el cáncer.
Incluso la comida elegida más cuidadosamente puede contener sorpresas, por lo que el cuerpo, para defenderse de los microbios infecciosos, virus y otros riesgos potenciales, posee un contingente específico de células inmunes que vigila dentro de la capa delgada de tejido que divide el contenido del intestino del propio cuerpo.

«IEL pueden originarse directamente en un órgano conocido como el timo o ser inducidos por otros linfocitos, totalmente maduros. Nuestra investigación ha descubierto la vía necesaria para la generación de los llamados IEL naturales e inducidos», resume el autor del estudio, Daniel Mucida, profesor asistente y jefe del Laboratorio de Inmunología de la Mucosa en Rockefeller.

«El descubrimiento de esta vía hace posible explorar exactamente cómo los IEL protegen el intestino, algo que nadie hasta ahora ha sido capaz de abordar de una manera concluyente», agrega. IEL vigila la capa de las células del epitelio intestinal, una fina frontera de unos 400 metros cuadrados que permite a los nutrientes entrar y a los desechos salir.
Casi todos los IEL pertenecen a un grupo de linfocitos (un tipo de células blancas de la sangre) conocido como células T, producidas por el timo, un órgano por debajo del esternón. Los IEL se generan de dos maneras: «naturales», que no requieren activación adicional después de que el timo las produzca, e «inducidas», fabricadas cuando dos tipos de células T maduras, las células CD4 y CD8, adquieren nuevos rasgos y se mueven en el epitelio intestinal, convirtiéndose en IEL.

Durante una respuesta inmune, las células CD4 envían señales a otras células inmunes, adquiriendo el nombre de células T ayudantes. En una investigación publicada el año pasado, Mucida y sus colegas descubrieron cómo las células CD4 pierden gran parte de su función auxiliar y adquieren características más comúnmente asociados con las células CD8 e IEL, que son menos propensas a promover la inflamación.

La nueva investigación analizó más detalladamente esta vía y se centró en dos proteínas, T-bet y Runx3, factores de transcripción que regulan la expresión de genes que se producen en altos niveles en IEL, y que se sabe que juegan un papel en el desarrollo y la función de las células T. «Utilizando ratones modificados genéticamente, junto con otras técnicas, se determinó la jerarquía entre estos dos factores de transcripción: T-bet induce la expresión de Runx3», describe uno de los primeros autores del trabajo, Bernardo Reis.

«Al exponer las células T maduras de la sangre a condiciones como las del intestino, encontramos que el ambiente intestinal en sí puede desencadenar esta interacción y dar lugar a la inducción de LIE», añade. Aunque estos IEL y la vía que conduce a ellos son cruciales para la salud intestinal, a veces, su mal funcionamiento puede contribuir a la enfermedad.

Por ejemplo, una respuesta desequilibrada de IEL al gluten puede conducir a la enfermedad celíaca y una disminución de la función de IEL también puede dejar al intestino más vulnerable a la infección. «Ahora que entendemos la vía IEL y los genes implicados, podemos diseñar estudios que exploren con más detalle la fisiología de IEL, su función protectora y su lado negativo», concluye Mucida.

Fuente: Jano.es