Descubrimientos relacionados con el tinnitus abren puertas a nuevos caminos en su tratamiento

Para decenas de millones de estadounidenses, no hay nada semejante al sonido del silencio. Otros de manera contraria, aún en una habitación silenciosa escuchan un ruido de campanas, zumbidos, pitidos constantes u otras formas de ruidos en sus oídos que no es real. Esta sensación denominada tinnitus, puede ser extenuante y cambiar la vida de quienes lo padecen.

Ahora, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan (UM) informan de nuevos descubrimientos científicos que ayudan a explicar lo qué está ocurriendo dentro de sus agitados cerebros.

El descubrimiento revela un nuevo blanco importante para tratar esta condición. Ya el equipo de la UM tiene pendiente una patente y un dispositivo en desarrollo basado en este enfoque.

Las conclusiones críticas son divulgadas en línea en el Journal of Neuroscience. Aunque el trabajo fue hecho en animales, provee un novedoso enfoque científico para el tratamiento del tinnitus en seres humanos.

Susan Shore, autor principal del artículo, explica que su equipo ha confirmado que un proceso denominado estímulo – coordinación dependiente de la plasticidad multisensorial se encuentra alterado en animales con tinnitus, y que esta plasticidad es «exquisitamente sensible» a la coordinación de señales de entrada a un área clave  del cerebro.

Esa área, denominada núcleo coclear dorsal, es la primera parada de las señales que llegan al cerebro desde el oído, a través del nervio auditivo. Pero es también un centro donde las neuronas de «multitarea» integran otras señales sensoriales, como el tacto, con la información auditiva.

Explica que en el tinnitus, un por ciento de las señales que entran al cerebro procedentes de la cóclea se encuentran reducidas, mientras que las señales de los nervios  somatosensoriales faciales y del cuello, relacionados con el tacto, son amplificadas excesivamente.

«Es como si las señales se compensaran a causa de la pérdida de entrada auditiva, pero estas se sobrecompensan y terminan haciendo todo ruidoso», expresa Shore.

Los nuevos hallazgos esclarecen la relación entre el tinnitus, la pérdida auditiva y la entrada sensorial,  ayudando a explicar en muchos enfermos de tinnitus, por qué pueden cambiar el volumen y el tono del sonido del tinnitus, al apretar la mandíbula o cambiar la cabeza y el cuello de posición.

Pero no es justamente la combinación de ruido fuerte y las señales hiperactivas somatosensoriales las que están involucradas en el tinnitus, según reportan los investigadores.

Es la coordinación precisa de estas señales en su relación con otras, la que incita los cambios en los mecanismos de plasticidad del sistema nervioso, que puede llevar a los síntomas conocidos por los enfermos de tinnitus .

Shore y sus colegas, esperan que los resultados de su investigación ayuden a más de 50 millones de personas en los Estados Unidos y a otros millones más que en el mundo padecen esta afección, según lo expuesto por la Asociación de Tinnitus estadounidense. Esperan brindar enfoques científicos para el tratamiento de una afección para la cual no hay ninguna cura y para la qué existen muchas terapias aún sin comprobar.

El tinnitus afecta principalmente a los nacidos en la década del sesenta, quienes al llegar a una edad en la cual la audición tiende a disminuir, experimentan cada vez más tinnitus. Esta afección se acompaña habitualmente de pérdida auditiva, pero también puede seguir a los traumas de cabeza y cuello, causados por accidentes automovilísticos o tratamientos estomatológicos.

Los ruidos fuertes y las explosiones experimentadas por miembros de los ejércitos en zonas de guerra también pueden provocar esta afección; siendo una causa de incapacidad entre los miembros y veteranos de las fuerzas armadas.

Los investigadores todavía no comprenden qué factores protectores pueden tener algunas personas para no desarrollar tinnitus, mientras que otros expuestos a condiciones similares, experimentan tinnitus.

En este estudio, solo la mitad de de los animales que recibieron sobreexposición al ruido desarrollaron tinnitus. Esto es semejante al caso con seres humanos – no todos los que presentaron daño auditivo terminan con tinnitus. Una conclusión importante es que los animales que no desarrollaron tinnitus mostraron pocos cambios en su plasticidad multisensorial, que aquellos con evidencia de tinnitus. En otras palabras, sus neuronas no eran hiperactivas.

Shore está trabajando con otros estudiantes y becarios para desarrollar un dispositivo que emplea los nuevos conocimientos sobre la importancia de la cordinación de la señal para aliviar el tinnitus. El dispositivo combinará el estímulo sonoro y eléctrico de la cara y el cuello para devolver a la normalidad la actividad neural en la vía auditiva.

«Si conseguimos la coordinación correcta, creemos que podemos reducir los indices de disparos de las neuronas en la frecuencia del tinnitus, y apuntar a aquellas con hiperactividad», expresa Shore. Ella y sus colegas también están trabajando en el desarrollo de  manipulaciones farmacológicas que pueden aumentar la plasticidad de sincronización del estimulo, mediante el cambio de blancos moleculares específicos.

Destaca que cualquier tratamiento tendrá que ser personalizado a cada paciente y cumplido de forma regular. Y algunos pacientes pueden obtener más beneficios que otros. 16 dec 2013

Seth D. Koehler And Susan E. Shore. Stimulus Timing-Dependent Plasticity in Dorsal Cochlear Nucleus Is Altered in Tinnitus. Journal of Neuroscience, December 2013