enfermedades del hígado

Un estudio constata cómo el uso de tesamoralina propicia una reducción modesta pero estadísticamente significativa de la grasa hepática.

En un estudio preliminar, pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) con exceso de grasa abdominal que recibieron el análogo del factor de liberación de la hormona del crecimiento tesamorelina durante 6 meses experimentaron reducciones moderadas de grasa en el hígado, según un estudio publicado en JAMA.

Los pacientes infectados con VIH muestran una alta prevalencia de la enfermedad del hígado graso no alcohólico, estimada en un 30-40%. El descubrimiento de una posible reducción de esta condición se hace público coincidiendo con la Conferencia Internacional sobre el sida, que arranca este domingo en Melbourne, Australia.

La enfermedad hepática grasa no alcohólica puede progresar a enfermedad hepática terminal y cáncer de hígado. Actualmente, no existen estrategias farmacológicas aprobadas para reducir la grasa del hígado. La tesamorelina se dirige específicamente a la reducción de grasa abdominal, pero sus efectos en la grasa del hígado se desconocen, según la información de respaldo del artículo.

Takara L. Stanley, del Hospital General de Massachusetts y la Escuela Médica de Harvard, Boston, en Estados Unidos, y sus colegas asignaron al azar a 50 hombres y mujeres infectados por el VIH tratados con antirretrovirales y acumulación de grasa abdominal para recibir tesamorelina (28) o placebo (22) todos los días por vía subcutánea durante seis meses.

Los científicos constataron una reducción modesta pero estadísticamente significativa en la grasa hepática con tesamorelina en comparación con el placebo. Entre otros resultados, encontraron también una disminución significativa en la grasa abdominal: un descenso medio de 9,9 por ciento con tesamorelina frente a 6,6% con el placebo.

«La disminución de la grasa en el hígado en este estudio sugiere que las estrategias para reducir la adiposidad visceral merecen más investigación en los pacientes infectados por VIH con hígado graso no alcohólico, una condición para la cual no existen tratamientos. Es importante destacar que esta patología se asocia con adiposidad visceral y otras anormalidades metabólicas en el VIH», escriben los autores.

Fuente: JANO.es · 21 Julio 2014

Ralph Douglas Kenneth Reye (1912-1977) fue un patólogo australiano, formado en la Facultad de Medicina de Sydney, director del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Pediátrico Royal Alexandra de esa misma ciudad desde 1946. Fue el primero en describir los tumores fibrosos subdérmicos en la primera infancia. En 1963 describió el síndrome que lleva su nombre (Reye RDK, Morgan G, Baral J. Encephalopathy and fatty degeneration of the viscera: a disease entity in childhood. Lancet 1963;2:749) en 22 niños que presentaron una encefalopatía grave no inflamatoria, iniciada con vómitos en el contexto de una infección aparentemente banal, que cursaba con hipoglucemia y una esteatosis hepática microvacuolar, de los que fallecieron 17.

liver1El alcohol es la sustancia adictiva más aceptada mundialmente y su consumo está relacionado con múltiples problemas de salud, económicos y sociales. El hígado es el órgano encargado del metabolismo del etanol y es susceptible de sufrir los efectos tóxicos generados por este. El estrés oxidativo desempeña un papel importante en la génesis del daño hepático por alcohol. Diferenctes moléculas, formadas durante el metabolismo del etanol, modifican estructural y funcionalmente moléculas orgánicas alterando procesos biológicos y sensibilizando a los hepatocitos a la acción de citocinas. Estos elementos se analizan en el artículo  Papel del estrés oxidativo en el desarrollo de la enfermedad hepática alcohólica, publicado en Rev Gastroenterol Mex. 2014;79:135-44 por los autores M. Galicia-Moreno y G. Gutiérrez-Reyes.

sagaroPresentación de un caso clínico con diagnóstico de Fibrosis Hepática Congénita. Una colaboración del Profesor Eduardo Sagaró, del servicio de Gastroenterología del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez.

Para saber más:

logo-aasldAASLD Practice Guideline:

Evaluation for liver transplantation in adults: 2013 practice guideline by the American Association for the Study of Liver Diseases and the American Society of Transplantation

Paul Martin P, et al. Hepatology 2014; 59 (3): 1144-1165

Una guía basada en la evidencia que aporta una serie de recomendaciones para la evaluación de paciente adulto que constituye un candidato potencial para el trasplante hepático. Desarrollada por la «American Association for the Study of Liver Diseases» incluye recomendaciones en correspondencia con los avances que han ocurrido en el campo del tratamiento de las hepatopatías crónicas. Las mismas pueden ser de utilidad para la solicitud de evaluación en las consultas especializadas que con ese fin existen en nuestro país.

Los pacientes con cirrosis son más de cinco veces más propensos a padecer infecciones que otros pacientes con enfermedades crónicas.

Un grupo de científicos financiados por el Wellcome Trust, en Reino Unido, ha descubierto un mecanismo para tratar a los pacientes con enfermedad hepática, que tienen más probabilidades de sufrir infecciones. Esto se debe a la producción excesiva de la hormona lipídica prostaglandina E2 (PGE2), que impide a las células blancas de la sangre ingerir bacterias y matarlas. El tratamiento sugerido para estos pacientes consistiría en revertir la inmunosupresión en los pacientes.

Además, se encontró una disminución de la concentración globular de la proteína albúmina en la sangre, cuya inactivación de la catálisis de PGE2 en pacientes con enfermedad hepática contribuía a la baja inmunidad. Para evitar que la inmunidad del paciente sea baja se ha sugerido que las infusiones de albúmina pueden revertir la supresión inmune en la enfermedad hepática crónica.

«La infección es la causa más común de muerte en pacientes con cirrosis y hace 30 años se observó una respuesta inmune innata defectuosa. Sin embargo, se desconocían las causas de esa reducción de la inmunidad. Hemos descubierto un mecanismo poderoso para la supresión inmune y un tratamiento sencillo y seguro», explicó Derek Gilroy, investigador del Wellcome Trust.

Los investigadores planean llevar a cabo un ensayo clínico analizando la capacidad de la albúmina para revertir la supresión inmune en pacientes con cirrosis a partir de este verano.

Fuente: NotiGastro

Enfoque diagnóstico de la hipertensión portal.
La hipertensión portal es un síndrome clínico que se caracteriza por esplenomegalia, ascitis, varices gastrointestinales y encefalopatía, y que se define por un gradiente de presión venosa hepática (HVPG) mayor de 5 mm Hg a 5 mm Hg. La hipertensión portal es la principal causa de complicaciones graves y muerte en pacientes con cirrosis, pero también aparece en ausencia de cirrosis, y denomina «hipertensión portal no cirrótica» (HPNC). Tanto en la hipertensión portal cirrótica como en la no cirrótica, el objetivo es diagnosticar y caracterizar su gravedad a fin de minimizar las complicaciones, potencialmente graves y mortales. El objetivo de esta revisión es ofrecer una descripción general sobre el enfoque diagnóstico de la hipertensión portal. Sin embargo, para entender el diagnóstico y el manejo de este síndrome, es fundamental conocer la fisiopatología subyacente y sus rasgos etiológicos.

El estudio concluye que existen alteraciones microestructurales de la sustancia blanca asociadas a la EHM.

Investigadores del Instituto de Investigación del Clínico (Incliva), dirigidos por la doctora Carmina Montoliu, han diseñado un método para detectar la encefalopatía hepática mínima o deterioro cognitivo a través de la resonancia cerebral. El hallazgo ha sido publicado en GUT.

Según ha informado la Generalitat en un comunicado, la investigación ha sido codirigida por el doctor Vicente Felipo, del Centro de Investigación Príncipe Felipe, y se ha realizado en colaboración con el Hospital Clínico Universitario, el Hospital Arnau de Vilanova, ambos de Valencia, la Universidad Jaume I de Castellón y la Fundación ERESA.

La encefalopatía hepática mínima (EHM) es la fase inicial de la encefalopatía hepática y sus síntomas no son evidentes, por lo que es necesario realizar estudios específicos para detectarla. En España la padecen, en algún grado, unas 200.000 personas y más de 12.000 fallecen cada año como consecuencia de las afecciones hepáticas.

Según la doctora Montoliu, durante la primera fase hay un leve deterioro cognitivo, déficit de atención, alteraciones en la personalidad, la actividad y la coordinación motoras, que van progresando y que finalmente afectan a la calidad de vida y a la capacidad para realizar tareas cotidianas. Por ello, es importante detectar la enfermedad en sus estadios iniciales para poder prevenirla, «ya que si no se diagnostica a tiempo, cuando los síntomas ya son muy evidentes éstos pueden conducir al coma y a la muerte». Actualmente, la detección de la encefalopatía hepática mínima se realiza mediante tests psicométricos, que requieren bastante tiempo.

La doctora Montoliu y sus colaboradores han detectado, mediante resonancia magnética cerebral, que los pacientes con EHM tienen afectada la sustancia blanca cerebral. Utilizando una técnica denominada tensor de difusión, han analizado la integridad de los tractos neuronales del cerebro, las conexiones nerviosas intracerebrales, que constituyen la sustancia blanca cerebral, y los resultados permiten concluir que existen alteraciones microestructurales de la sustancia blanca cerebral asociadas a la EHM que reflejarían la presencia de una integridad estructural reducida.

«La sustancia o materia blanca es una parte del sistema nervioso central compuesto por fibras nerviosas, que son como conexiones eléctricas que comunican las neuronas entre sí y los centros nerviosos con todos los órganos del cuerpo. Podemos decir que en los pacientes con EHM fallan estas conexiones», ha explicado la Dra. Montoliu.

Elevada prevalencia

La encefalopatía hepática se produce cuando el hígado deja de realizar su función y, como consecuencia, las toxinas se acumulan, llegan al cerebro y alteran la función cerebral, provocando daños como alteraciones en la personalidad, la función cognitiva, la actividad y coordinación motoras y el nivel de conciencia.

Entre un 33 y un 50% de los pacientes con cirrosis hepática sin síntomas evidentes de encefalopatía hepática clínica presentan encefalopatía hepática mínima. La encefalopatía hepática mínima es la fase incipiente de la encefalopatía hepática, que puede conducir al coma hepático y a la muerte, salvo trasplante.
Fuente: Jano Online

El programa, puesto en marcha en el Hospital del Mar, genera además un ahorro en el coste por paciente de alrededor del 18%.

Hepatólogos del Hospital del Mar han desarrollado un Programa de Apoyo Multidisciplinar dirigido a pacientes con hepatitis C crónica que ha logrado aumentar en un 16% la adherencia al tratamiento. La evaluación de esta nueva estrategia de abordaje de la enfermedad se publica en Journal of Hepatology.

El Programa de Apoyo Multidisciplinar desarrollado en el Hospital del Mar fue llevado a cabo por dos hepatólogos, dos enfermeras, un farmacéutico, un psicólogo, un psiquiatra y apoyo administrativo. Las enfermeras y los hepatólogos proporcionaron información a los pacientes sobre la epidemiologia de la Hepatitis C, su evolución, diagnóstico y seguimiento, así como el tratamiento antiviral. El farmacéutico reforzó las instrucciones de los medicamentos y promovió la adherencia al tratamiento, y el psicólogo y el psiquiatra permitieron la detección termprana y el tratamiento eficaz de los trastornos psiquiátricos asociados.

«Lamentablemente, las características del tratamiento y las comorbilidades psiquiátricas son comunes en pacientes con hepatitis C y esto condiciona su adherencia al mismo, su resultado y la evolución de la enfermedad. Por ello es importante desarrollar programas específicos que eviten estos condicionantes a la efectividad del tratamiento» explica Ricard Solà, responsable del área de Hepatología del Hospital del Mar e impulsor del proyecto.

Ahorro en el coste por paciente

Según Solà, la información aportada a los pacientes acerca de la importancia del buen cumplimiento del tratamiento, así como la vigilancia estricta del equipo de apoyo multidisciplinario durante el proceso han sido los factores claves para el éxito del programa. Asimismo, añade, se ha comprobado que la utilización del Programa de Apoyo Multidisciplinar ha sido eficiente también económicamente, a nivel de coste-eficacia. Los pacientes con genotipo 1 incluidos en el programa alcanzaron la curación en el 62,5% de los casos, un 14,5% más que los tratados de forma convencional. El coste por paciente fue de 13.319 euros en el grupo multidisciplinar y de 16.184 euros en el grupo control. Además, el grupo de apoyo multidisciplinar logró un aumento significativo de los años de vida ajustados por calidad (AVAC) de 16,3 AVAC respecto a 15,8 AVAC en los controles.

«Los resultados demuestran que la aplicación de un programa de este tipo puede ayudar a individualizar el tratamiento, mejorar el manejo de los efectos secundarios así como la identificación de los factores de riesgo. Además, creemos que los buenos resultados obtenidos avalan el coste-efectividad y en definitiva, la utilidad de un Programa de Apoyo Multidisciplinar también en otras patologías con características parecidas», concluye el Dr.Solà.

Fuente: JANO.es · 13 Marzo 2014