cancer de páncreas

Una nueva estrategia inmunológica incrementa de forma significativa la supervivencia en adenocarcinoma ductal.
Investigadores del Centro Integral del Cáncer Sidney Kimmel de la Universidad John Hopkins, de Baltimore, acaban de presentar el primer estudio que muestra la efectividad de la inmunoterapia en cáncer de páncreas.

Su directora, Dung T. Le, asegura que se trata de una prometedora vacuna combinada destinada a pacientes con cáncer metastásico de páncreas, una enfermedad de mal pronóstico en la que la mediana de supervivencia de 11 meses se alcanza con tratamiento de primera línea con quimioterapia Folfirinox. Sin embargo, los efectos adversos que conlleva este régimen terapéutico hacen que sólo pacientes muy seleccionados puedan beneficiarse de él.
La investigación, dada a conocer durante el pasado fin de semana en San Francisco, ha sido uno de los temas estrella del Simposio de Cánceres Gastrointestinales de la Asociación Americana de Oncología Médica (ASCO). Esta cita tiene un marcado carácter multidisciplinar que implica a otras sociedades científicas, como el Instituto Americano de Gastroenterología, o las sociedades de radioterapia oncológica y de oncología quirúrgica.

La directora del estudio ha recalcado que las tasas de supervivencia de enfermos de cáncer pancreático avanzado tratados con otros regímenes de quimioterapia son aún menores. «Cuando la enfermedad progresa a pesar de la primera línea de tratamiento, la mediana de supervivencia se queda entre cuatro y seis meses en segunda línea, y sólo entre dos y cuatro meses si el paciente es tratado en tercera línea», puntualiza Dung Le.

Estudio en fase II
El estudio ha evaluado una estrategia inmunológica innovadora que en fase II revela mejores resultados para los pacientes y mayor tolerancia que la quimioterapia en el tratamiento del adenocarcinoma ductal metastásico de páncreas. Se trata de dos vacunas distintas: la GVAX Páncreas -a base de células cancerosas pancreáticas modificadas genéticamente para segregar la proteína GM-CSF que estimula el sistema inmunitario- y la CRS-207, que es una forma de bacteria Listeria monocitogenes, también modificada para adaptarla al uso humano, y estimular la respuesta inmune contra la proteína mesotelina, que tiene alta presencia en las células cancerosas de páncreas.
«La combinación de ambas vacunas pretende estimular la respuesta inmune contra las células tumorales de páncreas, algo que hemos podido comprobar que mejora el sistema inmune innato y lo entrena para reconocer los ataques de los tumores pancreáticos», explica Dung T. Le.
Las grades diferencias en supervivencia se observan en pacientes que recibieron por lo menos dos dosis de GVAX y al menos una de CRS-207, y en los que recibieron dos o más regímenes de tratamiento con anterioridad. La experta ha dicho que para el cáncer avanzado de páncreas se están usando varios fármacos quimioterápicos, pero no hay tratamiento estándar para las terapias de segunda o tercera línea.

En el estudio han participado 90 pacientes con adenocarcinoma ductal de páncreas metastásico, la forma más común de estos cánceres, que se trataron con GVAX seguido de CRS-207 (grupo A) o sólo con GVAX (grupo B). Casi todos ellos habían sido tratados previamente con quimioterapia. La mediana de supervivencia fue significativamente mayor en el grupo de las dos vacunas (6,1 meses versus 3,9 meses). El 24 por ciento de los pacientes en el grupo A seguían vivos después de un año, frente al 12 por ciento de los del B.
Más ensayos clínicos en el horizonte

Los autores del trabajo seguirán investigando las posibilidades de la nueva estrategia inmunológica. De hecho, ya han iniciado otro estudio en fase II en el que se evaluarán tres combinaciones distintas de las dos vacunas. El equipo de Dung T. Le también explorará el uso de GVAX/CRS-207 con fármacos que actúan sobre el sistema inmune, como el anticuerpo monoclonal ipilimumab. Se analizará la utilidad de GVAX/ipilimumab como terapia de mantenimiento en pacientes con enfermedad estable tras la administración de Folfirinox.
Tomado de: Diario Medico.

ecografia-pancreasNeoplasias quísticas pancreáticas: manejo diagnóstico-terapéutico.
Autores: Ortega A. y cols. Fuente: RSAPD. 2013; 36 (6).
Las Neoplasias quísticas de páncreas suponen actualmente un reto para el gastroenterólogo. El incremento de su diagnóstico, probablemente relacionado con el uso extensivo de técnicas de imagen, y los problemas relacionados con su manejo hacen que debamos conocer en profundidad las características de cada una de las entidades que conforman este apartado de la patología pancreática. En el proceso diagnóstico cobra especial importancia la ultrasonografía endoscópica y el estudio del líquido aspirado. Algunas de estas lesiones requieren un abordaje eminentemente quirúrgico, mientras que en otros casos puede plantearse un seguimiento estrecho o incluso, una ablación mediante alcohol o alcohol/paclitaxel.

En una encuesta realizada en EEUU por Celgene y la Red de Acción contra el Cáncer de Páncreas, los afectados declaraon sentirse aturdidos (37%), aterrados/ansiosos (24,5%) y devastados/desolados (16,3%) al recibir el diagnóstico.

El 46% de los pacientes con cáncer de páncreas declara que los síntomas de la enfermedad le han impedido desarrollar las actividades de su vida cotidiana. Así lo revela la encuesta ‘Cáncer de Páncreas: Aprendiendo de las experiencias’, realizada en 2013 por la Red de Acción contra el Cáncer de Páncreas y Celgene a más de 400 pacientes y cuidadores en EEUU.

El cáncer de páncreas es uno de los carcinomas que más muertes genera (en la Unión Europea representa la cuarta causa de muerte asociada al cáncer en hombres y mujeres) y la tasa de supervivencia a 5 años es del 6% en Estados Unidos. La rapidez a la hora de actuar resulta fundamental para el buen pronóstico de la enfermedad. Sin embargo, según los datos obtenidos, transcurre una media de 2,4 meses desde que se manifiestan los primeros síntomas hasta que se diagnostica la enfermedad. Estos meses pueden ser cruciales para el paciente, ya que el diagnóstico del cáncer de páncreas suele darse en estadios muy avanzados y se estima que los pacientes con enfermedad avanzada o metastásica tienen una esperanza de vida de aproximadamente 3 meses desde el momento del diagnóstico.

Además, el trabajo refleja la situación que viven los pacientes con cáncer de páncreas que no han respondido con éxito al tratamiento. Así, sólo el 19% de los pacientes diagnosticados ha considerado con su médico la posibilidad de participar en un ensayo clínico para el cáncer de páncreas una vez que se les diagnostica la enfermedad o antes de recibir su primer tratamiento.

“Esperamos que estos resultados ayuden a incrementar la concienciación sobre esta devastadora enfermedad, propiciando un diálogo precoz entre pacientes y médicos sobre las opciones terapéuticas y su posible participación en ensayos clínicos”, explica Jean-Pierre Bizzari, vicepresidente Ejecutivo de la Unidad de Hematología y Oncología de Celgene. Además, ha añadido que “resulta satisfactorio poder colaborar con la Red de Acción contra el Cáncer de Páncreas en este importante proyecto que tiene por objetivo mejorar el acceso a los recursos y fomentar la comunicación entre el paciente y el profesional sanitario”.

Opciones tras el fracaso del tratamiento

Únicamente el 4% de los encuestados reconoce que ellos o sus familiares han recibido información por parte de su médico sobre la posibilidad de participar en un ensayo clínico cuando el tratamiento en primera línea no ha resultado satisfactorio. Además, otro 4% de las personas consultadas ha revelado que se encontró en esta misma situación tras el fracaso de un segundo o posteriores tratamientos.

La Red de Acción contra el Cáncer de Páncreas ha declarado enero como “el mes de la concienciación nacional sobre los ensayos clínicos en cáncer de páncreas” y anima a todos los pacientes a considerar su participación en ensayos clínicos cuando estén contemplando las diferentes opciones de tratamiento para la enfermedad.

Otros datos de interés

• El diagnóstico del cáncer de páncreas es complicado debido a que los síntomas son muy comunes y pueden llegar a atribuirse a otras enfermedades. La mayoría de los encuestados afirmó que visitó a diversos especialistas, pero que normalmente es el gastroenterólogo quien realizó el diagnóstico.i La encuesta muestra la posibilidad de que sean precisamente los gastroenterólogos y otros especialistas quienes adviertan al paciente y al profesional de enfermería de que existen tratamientos alternativos, informándoles de la posibilidad de participar en ensayos clínicos.

• El 92,2% de los encuestados experimentó síntomas propios del cáncer de páncreas que le motivaron a acudir a la consulta del médico.

• Los síntomas, que fueron experimentados durante dos meses o más antes del diagnóstico, eran fatiga, dolor abdominal agudo y dolor extendido por la espalda.

• Los pacientes sufrieron tanto emocionalmente por el shock que supone haber sido diagnosticados, como físicamente por la fatiga severa, el dolor y las náuseas causadas por la enfermedad o por su tratamiento. Además, los pacientes declararon sentirse aturdidos (37%), aterrados/ansiosos (24,5%) y devastados/desolados (16,3%) al recibir el diagnóstico.

Fuente: Jano Online.

tpancreas-cpreCurrent concepts and novel targets in advanced pancreatic cancer.
Gut 2013;62:317-326
Patrick Michl, Thomas M Gress
El cáncer pancreático sigue siendo uno de los tumores más agresivos con un índice de la supervivencia de 5 años de menos el de 5%. El pronóstico desfavorable de esta entidad no ha cambiado en las últimas décadas. Desde 1997, los regímenes basados en gemcitabine han sido la terapia de la opción para el cáncer pancreático avanzado. Sin embargo, los nuevos regímenes de quimioterapia han mejorado la supervivencia. Esta revisión proporciona una descripción de los conceptos actuales y las nuevas estrategias de tratamiento.

0

tpancreas-cpreCáncer de páncreas. Abordaje multidisciplinario

El cáncer de páncreas es considerado la forma más letal de cáncer digestivo, con una tasa de supervivencia del 5% a los 5 años. El factor de riesgo demográfico más frecuente es la edad avanzada, sobre todo de 70-80 años, así como ser varón y pertenecer a poblaciones de origen judío o de etnia negra. De los factores medioambientales y no hereditarios destaca el tabaco y las dietas hiperproteicas y con contenidos extremos de grasas. La obesidad con un índice de masa corporal (IMC) ≥ 30 incrementa en un 72% el riesgo de CP. Por esas razones, se propone un abordaje multidisciplinario en las estrategias de prevención y tratamiento de esa neoplasia.