abril 2014 Archivos

Un páncreas artificial que puede implantarse a enfermos de diabetes y que libera insulina ha sido elegido mejor invento británico del año en el Reino Unido, informó la universidad De Montfort de Leicester (centro de Inglaterra).

La británica Joan Taylor, catedrática de Farmacia en esa universidad, es la inventora de ese pequeño aparato, que se elaboró con la colaboración de la empresa de tecnología médica Renfrew Group International.

«Este increíble aparato desarrollado con Renfrew no solo eliminará la necesidad de inyectar insulina manualmente, sino que también garantizará que se administren las dosis exactas cada vez», afirmó Taylor.

El invento recibió el galardón en el Gadget Show Live, una feria de tecnología auspiciada por un programa de la televisión británica que se celebra esta semana en Birmingham (centro de Inglaterra).

Está previsto que los científicos hagan las primeras pruebas clínicas en 2016 y se calcula que el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido realizará los primeros implantes en una década.

«Al controlar los niveles de glucosa en la sangre de forma tan efectiva, deberíamos poder reducir los problemas de salud relacionados», señaló la inventora.

Taylor indicó que la diabetes cuesta actualmente un millón de libras (1,2 millones de euros) la hora a la Sanidad pública y la mayor parte se gasta en tratar complicaciones.

Michael Phillips, del Renfrew Group, señaló que «este simple aparato tiene el potencial de beneficiar a millones de vidas».

El páncreas artificial debe ser implantado quirúrgicamente en el cuerpo, donde está diseñado para liberar cantidades precisas de insulina al flujo sanguíneo.

Cada dos semanas hay que rellenar con insulina el aparato, explican los inventores, que apuntan que el artilugio servirá tanto a pacientes de diabetes de Tipo 1, dependientes de la insulina, como a algunos enfermos de diabetes de Tipo 2 que también requieren inyecciones.

El «páncreas» no es electrónico, sino que funciona con un gel polímero que automáticamente controla la liberación de insulina, lo que, según los expertos, minimiza el riesgo de rechazo por parte del paciente.

Fuente: Jano Online.

Las personas que beben café cada día tenían un riesgo más bajo de la forma más común de tumor de hígado, pero los investigadores no saben por qué.

Los investigadores afirman que han descubierto otra razón para amar el café: un nuevo estudio sugiere que las personas que beben al menos una taza al día tienen un riesgo más bajo de cáncer de hígado que los que solo beben ocasionalmente.

El estudio fue presentado el miércoles en la reunión anual de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (American Association for Cancer Research) en San Diego. Las investigaciones presentadas en reuniones se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.

Cuando el estudio empezó en los años 90, los investigadores preguntaron a casi 180,000 adultos de diferente procedencia racial y étnica el café que bebían y sobre otros hábitos del estilo de vida.

Ahora se ha realizado un seguimiento a los participantes del estudio que ha durado hasta 18 años, y los investigadores han contado cuántos han contraído un carcinoma hepatocelular, la forma más común de cáncer de hígado. Hasta ahora, se ha diagnosticado a 498 participantes del estudio.

Las personas que afirmaban que bebían de una a tres tazas de café al día tenían un riesgo un 29 por ciento más bajo de cáncer de hígado que las que bebían 6 o menos tazas a la semana. Y cuanto más, aparentemente era mejor: las personas que tomaban más de 4 tazas de café al día de manera regular tenían un riesgo un 42 por ciento menor, según el estudio.

Para ponerlo en perspectiva, uno de cada 81 hombres y una de cada 196 mujeres contraerán cáncer de hígado en el trascurso de sus vidas, según la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society). Una reducción del 29 por ciento del riesgo disminuye las probabilidades de ese diagnóstico a uno de cada 104 hombres y a una de cada 253 mujeres.

Además, esas reducciones se mantuvieron incluso después de que los investigadores tuvieran en cuenta otras cosas que se sabe que aumentan el riesgo de una persona de cáncer de hígado, como la edad, la obesidad, fumar, beber, el sexo y la diabetes.

Sin embargo, el estudio solamente fue diseñado para mostrar una asociación, no para probar una relación de causalidad. Quizá haya otra cosa que los bebedores de café tienen en común y que también reduce el riesgo de cáncer.

Aun así, este no es el primer estudio que halla un vínculo de este tipo.

Una revisión publicada el año pasado en la revista Clinical Gastroenterology and Hepatology, que combinó los resultados de 16 estudios diferentes en los que había más de 3,200 pacientes, concluyó que beber más de 3 tazas de café al día podría reducir el riesgo de cáncer de hígado en hasta un 50 por ciento.

Una experta elogió la investigación más reciente.

«Se trata de un estudio muy bien hecho», dijo Susan Gapstur, vicepresidenta de epidemiología de la Sociedad Americana Contra El Cáncer. «Se suma a las evidencias en aumento de que el café podría estar asociado con un riesgo menor de una serie de cánceres».

Además del cáncer de hígado, hay estudios que han sugerido que el café podría estar relacionado con un menor riesgo de cáncer de cabeza y cuello, cáncer colorrectal, cáncer de próstata, y de cáncer de vejiga, endometrio, de esófago y de páncreas.

Lo que los investigadores siguen sin comprender es cómo puede el café reducir el riesgo de cáncer.

«Eso es lo que todos quieren saber», dijo la autora del estudio, V. Wendy Setiawan, profesora asistente del departamento de medicina preventiva del Centro Oncológico Integral Norris de la Universidad del Sur de California (USC), en Los Ángeles.

Setiawan afirma que el café tiene cerca de 100 componentes activos que incluyen antioxidantes, polifenoles y cafeína. También se sabe que afecta a las enzimas del hígado.

«En este punto, no creo que nadie tenga idea de qué componente es el protector», dijo.

Fuente: Jano Online

Unos expertos plantean que se le puede preguntar al médico sobre la tasa de detección de pólipos.

El riesgo de contraer cáncer de colon podría depender en parte en contar con un médico que detecte con frecuencia los pólipos precancerosos durante las colonoscopias de los pacientes, sugiere un estudio reciente.

La colonoscopia es una de las formas en que los médicos detectan el cáncer de colon. Es efectivo porque no solo puede detectar tumores, sino también pólipos precancerosos, que pueden extirparse al momento.

La frecuencia con que los médicos detectan pólipos precancerosos, o adenomas, varía. Pero no ha estado claro si la tasa de detección de adenomas de un médico en realidad se relaciona con el riesgo de los pacientes de contraer cáncer de colon al final.

 

Los nuevos hallazgos, que aparecen en la edición del 3 de abril de la revista New England Journal of Medicine, apuntan a una asociación.

Los investigadores observaron los expedientes de más de 224,000 pacientes de California, y hallaron que cuando los médicos tenían una tasa más alta de detección de adenomas, sus pacientes tenían un riesgo más bajo de contraer o morir de cáncer de colon.

Por cada aumento del 1 por ciento en la tasa de detección de adenomas de un médico, el riesgo de los pacientes de contraer cáncer en la próxima década descendía en un 3 por ciento.

Presuntamente, esto se debe a que los pólipos precancerosos se extirpan y no tienen una oportunidad de progresar, planteó el Dr. Douglas Corley, gastroenterólogo de Kaiser Permanente, en Oakland, California, quien lideró el estudio.

Corley dijo que los hallazgos son un «primer paso» hacia el uso de las tasas de detección de adenomas de los pacientes como medida de la calidad de la atención que se reporte a Medicare y que se ponga a disposición amplia del público.

Hasta entonces, los pacientes pueden preguntar a los médicos cuáles son sus tasas de detección, aconsejó Corley.

Un gastroenterólogo que no participó en el estudio se mostró de acuerdo.

«Muchos (médicos) ponen las medidas de calidad a la disposición de sus pacientes», comentó el Dr. Lawrence Kim, que trabaja como consejero de prácticas privadas en la comunidad de la Asociación Americana de Gastroenterología (American Gastroenterological Association, AGA).

Esa información podría hallarse en los materiales escritos que el médico provee, o incluso en el sitio web del centro, planteó Kim.

¿Y cuál es una tasa «buena» de detección de adenomas? Kim anotó que se han propuesto «puntos de referencia»: una tasa de 25 por ciento o más en los hombres, y del 15 por ciento o más en las mujeres. (Los adenomas son más comunes en los hombres).

Pero esas recomendaciones se basan en evidencias limitadas de la investigación. Y Corley apuntó que ese es uno de los motivos por el cual su equipo realizó este estudio.

Los investigadores pudieron revistar los expedientes médicos electrónicos de más de 224,000 pacientes de Kaiser Permanente que se sometieron a colonoscopias entre 1998 y 2010. Entre los 136 gastroenterólogos que realizaron esos procedimientos, la tasa de detección de adenomas varió ampliamente, desde un mínimo del 7 por ciento de todas las colonoscopias a más del 52 por ciento.

Entonces, el equipo de Corley dividió a los médicos en cinco grupos. En el grupo con la tasa de detección de adenomas más altas (los que los hallaron en entre el 33 y el 52 por ciento de todas las colonoscopias) los pacientes contrajeron cáncer de colon a una tasa de aproximadamente 0.05 por ciento al año.

Eso es en comparación con casi un 0.1 por ciento al año entre los pacientes cuyos médicos tenían las tasas más bajas de detección de adenomas, los que los hallaba en entre el 7 y el 19 por ciento de todas las colonoscopias que realizaron.

Hay varios motivos potenciales para la amplia variación en las tasas de detección de adenomas de los médicos, apuntó Corley. Una, anotó, es «simplemente la variación aleatoria entre los mismos médicos».

Si un médico atiende a más mujeres, o a pacientes más jóvenes, que otro médico, tiene sentido que su tasa de detección de adenoma sea distinta, explicó Corley.

Pero las habilidades también tienen que ver. «Podrían haber diferencias en qué tan bien pueden los médicos ver y extirpar los adenomas», dijo Corley. Ahora, su equipo estudia si un «entrenamiento ampliado» ayuda a mejorar las tasas de detección de adenomas entre los médicos con unas cifras más bajas.

Las colonoscopias deben realizarse cada diez años a partir de los 50 y hasta los 75, cuando las pruebas se convierten en una decisión individual a tomar con el médico, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Aunque el nuevo estudio halló un vínculo entre las tasas de detección de adenomas de los médicos y el riesgo de los pacientes de contraer cáncer de colon más adelante, no estableció causalidad.

Kim, de la AGA, anotó que la tasa de detección es solo una medida de la calidad de la colonoscopia. Otras incluyen el porcentaje de procedimientos en que un médico visualiza el colon completo, y si sigue las directrices profesionales sobre la atención general de los pacientes.

«En el futuro, esperamos que las medidas de calidad de las colonoscopias se reporten a entidades externas, como Medicare, y que se pongan a disposición del público», dijo Kim.

Hasta entonces, Kim y Corley dijeron que uno puede pedirle al médico cualquier cifra que ya provea. Y si su médico ofrece esa información voluntariamente, probablemente sea una buena señal.

«El hecho de que un (médico) esté dispuesto a medir su rendimiento, en sí mismo, probablemente indica un compromiso con la calidad de la atención», declaró Kim.

Fuente: Noticias de salud, MedlinePlus.

Los hallazgos del estudio se sostuvieron incluso entre aquellos a quienes les iba bien en el tratamiento contra el virus que causa el SIDA.

Entre las personas con hepatitis C, el riesgo de enfermedad hepática grave es mucho mayor entre los que también tienen VIH que entre los que no tienen el virus que causa el SIDA, halla un estudio reciente.

Esto es así incluso entre los pacientes de VIH que por lo demás se benefician de la terapia antirretroviral para tratar el virus, señalaron los investigadores de la Universidad de Pensilvania.

Analizaron datos de más de 4,200 pacientes que tenían tanto hepatitis C como VIH y que recibían terapia antirretroviral. Además, observaron datos de más de 6,000 pacientes que solo tenían hepatitis C. Los pacientes recibieron atención entre 1997 y 2010.

Los pacientes de VIH y hepatitis C tenían una tasa un 80 por ciento más alta de enfermedad hepática grave que los que solo tenían hepatitis C, según el estudio, que aparece en la edición del 18 de marzo de la revista Annals of Internal Medicine.

Incluso los pacientes de VIH y hepatitis C que tenían una buena respuesta a la terapia antirretroviral para el VIH seguían presentando una tasa de enfermedad hepática grave un 60 por ciento más alta que los que solo tenían hepatitis C.

Las enfermedades hepáticas graves fueron más frecuentes entre los pacientes de VIH y hepatitis C con fibrosis hepática avanzada, diabetes y anemia grave, y entre los que no eran negros, también halló el estudio.

«Nuestros resultados sugieren que se debe dar una consideración seria a iniciar un tratamiento para la hepatitis C en los pacientes que tienen infección conjunta de VIH y hepatitis C, sobre todo entre los que tienen fibrosis hepática o cirrosis avanzadas, para intentar reducir el riesgo de complicaciones del hígado graves y potencialmente letales», planteó en un comunicado de prensa de la universidad el autor líder del estudio, el Dr. Vincent Lo Re III.

Lo Re es profesor asistente de medicina y epidemiología de la división de enfermedades infecciosas y del departamento de bioestadística y epidemiología de la universidad, además de investigador del Centro Penn de Investigación del SIDA.

«Al tomar medidas antes, podríamos ser capaces de reducir el riesgo de enfermedad hepática avanzada en los pacientes de infecciones conjuntas», añadió Lo Re.

Alrededor del 20 al 30 por ciento de los pacientes de VIH también tienen hepatitis C, probablemente debido a unas causas compartidas de infección.

Fuente: Noticias de salud, MedlinePlus.

No son efectivos en los niños alimentados con fórmula y se desconoce si ayudan a los que reciben leche materna.

En un estudio de Australia sobre una «bacteria amigable» de uso popular, los bebés con cólicos que consumieron el probiótico lloraron más que los que recibieron gotas placebo.

A pesar de estudios previos que habían sugerido que el Lactobacillus reuteri aliviaría los cólicos infantiles, los autores del nuevo ensayo clínicos aseguran que los resultados no respaldan esa aplicación del probiótico.

«No debería recomendarse el uso de probióticos rutinario a todos los bebés con cólicos porque no son efectivos en los niños alimentados con fórmula y se desconoce si ayudan a los que reciben leche materna», dijo por correo electrónico la doctora Valerie Sung, pediatra e investigadora del Instituto de Investigación Infantil Murdoch y del Hospital Real de Niños de Melbourne.

Actualmente, no existen terapias efectivas para aliviar los cólicos de los bebés, cuya causa real sigue siendo incierta. Normalmente, desaparecen a los tres o cuatro meses de vida y afectan a uno de cada cinco menores de tres meses.

Esos bebés quedan expuestos a un mayor riesgo de ser víctimas del síndrome del niño sacudido y sus madres son más propensas a la depresión y a suspender la lactancia tempranamente.

«Decidimos hacer este estudio después de dos investigaciones italianas publicadas que habían demostrado que el probiótico L. reuteri es efectivo en los lactantes con cólicos cuyas madres no consumían lácteos», resumió Sung.

En British Medical Journal, el equipo de Sung publica los resultados obtenidos en 167 bebés saludables, pero con cólicos, que tenían menos de 13 semanas de vida. A la mayoría la habían atendido en el departamento de ER del Hospital Real de Niños de Melbourne.

Los padres les administraron una dosis diaria (seis gotas) de L. reuteri o placebo durante un mes y los controlaron durante seis meses: debían registrar el tiempo que los niños lloraban o estaban muy molestos y que dormían.

Los resultados fueron similares en ambos grupos, aunque los síntomas disminuyeron aún más con el placebo que con el probiótico durante el primer mes.

Luego, los bebés tratados con el probiótico lloraron o estuvieron molestos unos 49 minutos más y durmieron unos 47 minutos menos por día que el grupo tratado con placebo. Pero esta diferencia sólo se observó en los bebés alimentados con fórmula, no en el resto.

Los autores también analizaron muestras de materia fecal después del primer mes y detectaron que la cantidad y el tipo de bacterias en el tracto digestivo de los bebés eran similares en ambos grupos.

Además, los dos grupos tenían niveles similares de calprotectina, un signo de inflamación. Las excepciones fueron los bebés en los que el malestar o el llanto disminuyeron un 50 por ciento o más. Ellos también tenían niveles más bajos de calprotectina.

Sung comentó que los resultados sorprendieron al equipo porque tres estudios pequeños previos con el mismo probiótico y la misma dosis habían detectado un efecto beneficioso.

Fuente: Noticias, Intramed.

La OMS recomendó fuertemente los nuevos fármacos con una gran advertencia sobre su costo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) quiere un «esfuerzo concertado» para reducir el costo de los nuevos fármacos contra la hepatitis C, que ofrecen una cura para la enfermedad viral que destruye el hígado pero a los que la mayoría de los pacientes infectados en el mundo no puede acceder.
Los comentarios de la agencia de la ONU el miércoles añaden presión a las farmacéuticas como Gilead Sciences -que ya se enfrenta a protestas en Estados Unidos por su pastilla de 1.000 dólares al día- para que hagan más para mejorar el acceso al medicamento.
En su primera guía sobre el tratamiento de la enfermedad, publicada en una reunión de expertos hepáticos internacionales en Londres, la OMS recomendó fuertemente los nuevos fármacos de Gilead y Johnson & Johnson, con una gran advertencia sobre su costo.
El tratamiento de unos 150 millones de personas que viven con hepatitis C crónica en todo el mundo es el nuevo frente en la batalla por el acceso a los medicamentos.
Como sucedió hace 15 años con el sida, las nuevas medicinas están transformando la capacidad de luchar contra la hepatitis C porque las píldoras como Sovaldi de Gilead son mucho más efectivas y se toleran mejor que los viejos tratamientos inyectables, con tasas de curación por encima del 90 por ciento en muchos casos.
«Estos fármacos son fantásticos; son realmente un avance», dijo a Reuters Markus Peck-Radosavljevic, profesor de Medicina en Viena y secretario general de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado. «Pero los precios son demasiado altos», añadió.
Las compañías farmacéuticas dicen que necesitan poner altos precios a los nuevos fármacos que tienen éxito para cubrir el enorme costo de desarrollo, que incluye los esfuerzos en medicamentos que no consiguen lanzar al mercado.
En el congreso de expertos hepáticos se presentará esta semana un número récord de resultados prometedores en ensayos clínicos en etapa final sobre varios medicamentos orales nuevos.
El virus de la hepatitis C (VHC) se extiende por la sangre, a menudo a través de agujas contaminadas. Provoca cirrosis y cáncer de hígado. La gran mayoría de casos se da en países pobres donde la complejidad, el costo y los efectos secundarios de las terapias actuales vuelven inviables los tratamientos.
La llegada de unas simples pastillas, tomadas durante apenas dos meses, podría revolucionar el tratamiento, siempre que el precio sea adecuado.
La nueva guía de la OMS establece lineamientos sobre cómo evaluar, tratar y prevenir el VHC, a la vez que envía un fuerte mensaje sobre el precio de los nuevos fármacos para combatir la enfermedad.
«Espero que esta guía ayude a promover una reducción del precio y por lo tanto un aumento en el acceso (al medicamento)», dijo Stefan Wiktor, que dirige el programa de hepatitis de la OMS.
Médicos Sin Fronteras cree que un régimen de diagnóstico y 12 semanas de tratamiento no debería costar más de 500 dólares. Eso comparado con los 84.000 y 66.000 dólares que cobran Gilead y J&J, respectivamente, por sus fármacos en Estados Unidos.
Fuente: Noticias, Intramed.

angiodisplasiaLas lesiones angiodisplásicas se definen como comunicaciones anormalmente dilatadas entre venas y capilares. Se identifican con relativa frecuencia en los estudios endoscópicos. En el artículo Management of Gastrointestinal Angiodysplastic Lesions (GIADs): A Systematic Review and Meta-Analysis, publicado en Am J Gastroenterol 2014; 109:474–483, los autores Jackson CS y Gerson LB, analizan la eficacia de las opciones terapéuticas hoy disponibles, entre las que se incluyen las modalidades por vía endoscópica.

farmacosLa resistencia a los antibióticos es alta en la región de América Latina, según los resultados del estudio The Problem of Helicobacter pylori Resistance to Antibiotics: A Systematic Review in Latin America, que parte del análsis de la literatura publicada sobre el tema en la región. El trabajo, de la autoría de M Constanza Camargo y un grupo de colaboradores, aparece publicado en la edición más reciente de American Journal of Gastroenterology (Am J Gastroenterol 2014; 109:485–495). Un grupo de investigadores cubanos participaron en la revisión del manuscrito.

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dra-elsagLa enfermedad celíaca es una intolerancia permanente al gluten, que es la fracción proteica presente en algunos cereales como el trigo; en otros, como son la cebada y el centeno, existen las llamadas prolaminas que también producen el mismo efecto. La Dra. Elsa García Bacallao expone sobre el tema en la sección «Consulta Médica» del Periódico Granma.

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