Según datos del Registro Nacional de Hipertoxicidad Hepática, entre 2010 y 2013 se contabilizaron 161 casos de hepatitis por consumo de fármacos, de los cuales 15 se debieron al consumo de estas sustancias.
El consumo de anabolizantes ilegales hace que entre un 20 y un 30 por ciento las personas que las toman desarrollen hepatitis, según ha señalado el miembro de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) y director del Grupo Español para el Estudio de las Hepatopatías asociadas de los Medicamentos, el doctor Raúl Andrade, en el XXXIX Congreso Anual de esta asociación.
«Aunque es imposible medir el riesgo hepático que producen los anabolizantes debido a que estos pacientes acuden al hospital cuando ya sufren un daño hepático avanzado y padecen un claro cuadro de ictericia, sí sabemos que entre un 20 ó 30 por ciento de las personas que consumen estas hormonas pueden desarrollar una hepatitis tóxica», ha explicado Andrade en la presentación de los datos del ‘Registro Nacional de Hipertoxicidad Hepática’.
Además, este Registro, que ha reportado en los últimos 20 años cerca de 900 casos de hepatotoxicidad por consumo de fármacos, ha resaltado que en los últimos tres años se han multiplicado por tres estos casos por el consumo de anabolizantes.
«Durante el periodo de 1994 hasta 2009 se reportaron al registro un total de 685 casos, de los cuales 5 fueron debidos a la toma de esteroides anabolizantes en estas indicaciones. De 2010 a 2013, hemos contabilizado 161 casos y 15 de éstos fueron debidos al consumo de estas sustancias», ha afirmado Andrade sobre el uso de estos productos, que se usan principalmente en el ámbito del fisioculturismo.
Así, este experto ha destacado la importancia de extremar la precaución con la prescripción de los medicamentos, pues un buen mecanismo de prevención puede ayudar a evitar futuros problemas en el hígado. «Hay que ser muy cautos con la prescripción de los medicamentos nuevos ya que normalmente los casos reportados de toxicidad hepática se dan al cabo de meses y años después de la comercialización del fármaco», ha dicho.
Además, ha recomendado fijarse en los síntomas cuando sepamos que el fármaco está asociado a un cierto riesgo hepático. «El diagnóstico precoz y la inmediata suspensión del tratamiento es la mejor herramienta terapéutica debido a que no disponemos aun de antídotos ni tratamientos que reviertan la toxicidad hepática», ha asegurado.
Uno de los problemas del diagnóstico de la hepatitis es que no hay un análisis concreto para su detección y los especialistas la detectan por descarte de otras enfermedades hepáticas, además de porque puede manifestarse de distintas maneras, según el doctor Andrade.
«La toxicidad hepática se manifiesta con una hepatitis que puede evolucionar en algunos casos hacia un fallo hepático agudo, en otros casos, la enfermedad puede evolucionar hacia una lesión hepática crónica e incluso irreversible. Se trata un problema que puede ser potencialmente mortal pero que a su vez es muy difícil de detectar ya que no existen indicadores específicos que, en una analítica, nos puedan señalar cuando un fármaco esta produciendo daño en un hígado», ha apuntado.
También ha expuesto que de las personas que sufren una hepatitis aguda tóxica, «al menos el 10 por ciento necesitarán un trasplante o morirán a causa de la hepatitis, cuando, por ejemplo, en el caso de las hepatitis B aguda este porcentaje es de menos del 1 por ciento».
Aún así, ha asegurado que para solventar estos problemas, están «trabajando en la investigación y el desarrollo de algoritmos que nos permitan detectar los casos de evolución fulminante de hepatitis».
Una de las acciones que ya se ha llevado a cabo para intentar reducir el número de casos de toxicidad hepática ha sido la retirada del mercado de dos productos el pasado mes de septiembre, por parte de la Agencia Española del Medicamento y productos Sanitarios (AEMPS), por suponer «un importante riesgo para la salud pública», ha indicado la AEEH.
«Se han retirado por contener metilepitiostanol, una prohormona que en el cuerpo se metaboliza dando lugar a la sustancia hormonal desoximetiltestosterona, que puede producir efectos adversos que, en función del individuo y de la duración del tratamiento, pueden ser importantes y, en ocasiones, irreversibles», ha señalado Andrade.
De este modo, esta asociación ha afirmado que hay «más de 900 drogas relacionadas con el daño hepático y es la razón más frecuente para retirar un medicamento del mercado» y que la hepatotoxicidad es «la responsable de un 5 por ciento de todos los ingresos hospitalarios y un 50 por ciento de todas las insuficiencias hepáticas agudas».
La predisposición genética influye
Según la AEEH, la mayoría de los casos de la hepatotoxicidad se debe a una predisposición genética única del individuo y estos casos se producen con una dosis de terapéutica normal y se dan en un promedio de una de cada diez mil personas que ingieren el fármaco.
Estos factores también los ha recogido Andrade, quien ha señalado que se trata de una suma compleja de factores genéticos y ambientales que alteran el proceso, ya que también puede influir la respuesta inmunológica del sujeto, la misma composición del fármaco, la propia alimentación del paciente, etc.».
Otro de los factores que puede influir en el riesgo de padecer toxicidad hepática es la edad de las personas. «Cuánto más avanzada es la edad del sujeto, más posibilidades hay de que la toxicidad se manifieste mediante un patrón del colestasis y no mediante inflamación hepática, que es más típica», ha indicado.
En cuanto a sexos, el doctor Andrade ha apuntado que es «más grave en la mujer». «Se ha visto que se ha visto que la mujer joven con la bilirrubina muy elevada y una cifra elevada de trasaminasas, es el perfil de máximo riesgo para desarrollar una evolución fulminante».
Fuente: Jano Online.
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