Horacio Escobar López (1921-1994)

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Nació en San Antonio de Cabezas, provincia de Matanzas, el día 23 de febrero de 1921. Cursó la enseñanza primaria en la escuela pública de su pueblo natal y posteriormente se trasladó a Matanzas para continuar estudios en la Academia «Arturo Echemendía».

En 1936 ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza de esa ciudad. Para adelantar sus estudios cursó el bachillerato, sólo en 3 años. Matriculó en 1939 en la Escuela de Medicina. En diciembre de 1943, comenzó a trabajar como alumno interno en el Hospital «Freyre de Andrade» y pronto se vinculó al servicio de la otorrinolaringología del doctor Sánchez Quirós, y ya el terminar su carrera decidió permanecer en dicho hospital como Médico Honorario. El entrenamiento adquirido en la especialidad de otorrinolaringología y sin ingresos económicos, le permitió trabajar como otorrinolaringólogo desde 1948 hasta 1951 en una clínica de Artemisa y en otra de Marianao, «Santa Emilia».

Al producirse el golpe del 10 de mazo en 1952 fijó su posición desde el inicio frente al régimen, junto a los doctores Maceo, Portela y Cambó.

A medida que se incrementaron los abusos y crímenes de la tiranía, participó cada vez más frente a ella, e ingresó en el Movimiento 26 de Julio, en la célula dirigida por Lauro Pérez. Repartió propaganda insurreccional y en ocasiones, transportó armas. Atendió en el hospital a enfermos torturados y clandestinos, entre ellos a Juan Manuel Márquez. Desde mediados de 1957 se le asignaron las funciones de recolección y suministro de medicinas e instrumental quirúrgico, los cuales transportó hasta la calle San Rafael y esquina de Aramburu, en Centro Habana donde se almacenaban, para ser trasladados a Oriente.

Al producirse el Triunfo de la Revolución, ingresó en las milicias médicas desde su fundación, para pasar después a las Milicias Nacionales, donde obtuvo el grado de primer teniente. En junio de 1960 fue designado al servicio de otorrinolaringología del Hospital Clinicoquirúrgico «Joaquín Albarrán». Posteriormente por sus méritos revolucionarios, se le confió en el propio año de 1960, la dirección del Hospital de maternidad «América Arias». En 1961 pasó a la dirección del Hospital Clinicoquirúrgico «Joaquín Albarrán» hasta 1964. En el propio año se le nombró Jefe del Servicio de otorrinolaringología del Hospital «Calixto García» y Jefe del Grupo Nacional de Otorrinolaringología y profesor principal de la asignatura. En 1965 se le designó por el ministro de Salud Pública, para recibir un curso específico de cirugía del oído y permaneció 6 meses en Praga con el profesor Ervin Cerny y posteriormente se vinculó con el profesor Samuel Rosen, cirujano del Mount Sinai de New York y padre de este tipo de cirugía (cofocirugía).

Después de recibidas estas fructíferas enseñanzas, sobre cirugía del oído, sintió la necesidad de ampliar su pequeño pabellón, lleno de entusiasmo científico y apoyado en su juventud y tenacidad pudo llevar a cabo la edificación, al incorporar al pabellón «Emilio Martínez», el pabellón «Margarita Núñez» y creó salas, salones de operaciones, aulas, consultas, etcétera, hasta lograr lo que es hoy en día.

El prestigio científico y su trayectoria le valió en 1969 para ser acreditado militante del PCC.

Participó en los congresos mundiales de otorrinolaringología en México (1969) y en Hungría (1981), donde presentó trabajos sobre cirugía de la otoesclerosis. Realizó viajes de estudio a España, Inglaterra, Francia, Bulgaria, Checoslovaquia, México y Suiza.

Participó en investigaciones sobre la «Eficacia de la acupuntura en el niño», en coordinación con el grupo del profesor Rosen de Mount Sinai, en New York, además de la «Eficacia del Interferón leucocitario en el tratamiento de la papilomatosis laríngea» y otros muchos trabajos de investigación.

Publicó varios artículos sobre sordera en revistas nacionales y extranjeras (así como en capítulos de libros). Impartió cursos, conferencias y talleres a médicos especialistas desde 1967.

Desde que inició la cirugía de la otoesclerosis en 1966 hasta mediados de 1994, tuvo su servicio una casuística superior a 2 500 casos operados con buenos resultados.

Sus méritos científicos acumulados en su especialidad fundamentalmente en las enfermedades del oído, le valió para que en febrero de 1981 le fuera otorgada por la vía directa el grado de Doctor en Ciencias Médicas.

Su labor revolucionaria y profesional le permitieron a lo largo de su vida recibir las medallas «28 de septiembre» y «Piti Fajardo», la orden «José Tey», la de 2do. Grado «Frank País», y las medallas por X, XV, XX, XXV y XXX años de labor por los órganos de seguridad del MININT.

Su trayectoria científica lo llevó a recibir el 15 de enero de 1992 la Orden «Carlos J. Finlay», la más alta condecoración que otorga el Consejo de Estado.

A pesar de su enfermedad asistía disciplinadamente al servicio de otorrinolaringología del «Calixto García», así como a las reuniones derivadas de la asignatura o del Grupo Nacional de esa especialidad.

El 1ro. de octubre del año 1994 concurrió a la reunión convocada por el ministro de Salud Pública en el Hospital «Hermanos Ameijeiras» y fue entre los jefes de grupos nacionales, el primero en usar la palabra para defender su especialidad. Dos días después ingresó en el hospital, y falleció el día 7 del propio mes.

Al morir dejó su ejemplo de revolucionario, de profesor, de cirujano, pero sobre todo, de abnegada consagración al trabajo en el cumplimiento de sus obligaciones a pesar de sus grandes limitaciones físicas.

Fuente: Rev Cubana Cir v.35 n.1 Ciudad de la Habana ene.-jun. 1996

Colaboración: Dr. Juan Rodríguez-Loeches

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