El Grupo Interinstitucional de Estimación de la Mortalidad Materna de las Naciones Unidas; integrado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el Grupo del Banco Mundial y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, División de Población (Undesa/División de Población); ha colaborado con expertos técnicos externos en una nueva ronda de estimaciones de la mortalidad materna a nivel mundial, regional y nacional que cubre el período 2000-2020.
En el informe Trends in maternal mortality 2000 to 2020, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2023, se presentan las estimaciones y las tendencias comparativas de la mortalidad materna a nivel mundial, regional y nacional entre los años 2000 y 2020.
Los países y territorios incluidos en los análisis se limitan a 183 Estados Miembros de la OMS que tenían una población de más de 100 000 habitantes en 2020 y dos territorios adicionales; Puerto Rico y el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental; que también cumplían el criterio de población. Entonces, los datos presentados en este documento proceden de un total de 185 países y territorios incluidos.
Los resultados constituyen el segundo conjunto disponible de las estimaciones que describen la mortalidad materna durante los años que se encuentran dentro del período de informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS). Es el primero que presenta las tendencias dentro del plazo de los ODS para los primeros cinco años del intervalo de 15 años, desde principios de 2016 hasta finales de 2020.
Las nuevas estimaciones y tendencias presentadas en este documento sustituyen a todas las publicadas anteriormente para los años comprendidos en el mismo periodo. Se debe tener cuidado de utilizarlas solamente para la interpretación de las tendencias de la mortalidad materna entre 2000 y 2020 ya que debido a las modificaciones en la metodología y a los cambios en la disponibilidad de los datos, las diferencias entre estas estimaciones y las anteriores no deben entenderse como representativas de las tendencias temporales.
Además, al interpretar los cambios en la razón de mortalidad materna (RMM) a lo largo del tiempo, debe tenerse en cuenta que es más fácil reducirla cuando el nivel es alto que cuando este ya es bajo. Además, en niveles muy bajos de mortalidad materna, un pequeño cambio absoluto en la RMM puede aparecer como una gran diferencia relativa.
La base de los datos completa, los perfiles de los países y todos los códigos de especificación de los modelos utilizados están disponibles en línea.
Para todos los resultados de interés, se evaluó la incertidumbre y se informó en términos de intervalos, que tienen una probabilidad del 80 % de contener el valor verdadero.
Este informe muestra que en 2020 se registraron, según las estimaciones, 287 000 muertes maternas en todo el mundo.
Esa cifra constituye solo un ligero descenso desde las 309 000 muertes maternas de 2016, cuando se pusieron en marcha los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Si bien en el informe se presentan ciertos avances considerables en la reducción de la mortalidad materna entre 2000 y 2015, estos se estancaron en gran medida, e incluso en algunos casos retrocedieron, a partir de ese punto.
En dos de las ocho regiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); Europa y América del Norte, y América Latina y el Caribe; la tasa de mortalidad materna se incrementó entre 2016 y 2020 en un 17 % y un 15 % respectivamente. En las otras regiones se paralizó. Con todo, el informe da a entender que es posible progresar. Por ejemplo, dos regiones; Australia y Nueva Zelandia, y Asia Central y Meridional; experimentaron descensos considerables (de un 35 % y un 16 % respectivamente) en sus tasas de mortalidad materna durante el mismo periodo, al igual que otros 31 países.
En números absolutos, la mortalidad materna sigue concentrándose mayoritariamente en las zonas más pobres del mundo y en los países afectados por los conflictos. En 2020, aproximadamente el 70 % de todas las muertes maternas ocurrieron en África Subsahariana. En nueve países con graves crisis humanitarias, las tasas de mortalidad materna duplicaron con creces el promedio mundial (551 muertes maternas por cada 100 000 nacidos vivos, frente a 223 en el ámbito mundial).
Las hemorragias graves, la hipertensión, las infecciones relacionadas con el embarazo, las complicaciones debidas a la práctica de los abortos en condiciones de riesgo y las afecciones subyacentes que pueden agravarse durante el embarazo (como el VIH/sida y el paludismo) son las principales causas de la mortalidad materna en el período analizado. Todo ello puede prevenirse y tratarse en gran medida con el acceso a una atención de salud respetuosa y de alta calidad.
Los especialistas destacan en el documento como la atención primaria de salud centrada en la comunidad puede atender las necesidades de las mujeres, las niñas y las adolescentes y facilitar el acceso equitativo a servicios cruciales, como los partos instrumentados y la atención prenatal y posnatal, las vacunas infantiles, la nutrición y la planificación familiar. Sin embargo, la infrafinanciación de los sistemas de atención primaria de salud, la falta de trabajadores de la atención de salud capacitados y la debilidad de las cadenas de suministro de los productos médicos ponen en peligro los avances.
Aproximadamente un tercio de las mujeres ni siquiera llegan a tener cuatro de los ocho controles prenatales recomendados, ni a recibir atención posnatal esencial, mientras que unos 270 millones de mujeres carecen de acceso a los métodos modernos de planificación familiar, señalan en el informe.
Ejercer el control sobre su salud reproductiva; en particular las decisiones sobre tener descendencia y en qué momento; es fundamental para garantizar que las mujeres puedan planificar y espaciar la procreación y proteger su salud. Las inequidades relacionadas con los ingresos, la educación, la raza o el origen étnico incrementan aún más los riesgos para las mujeres embarazadas marginadas, las que menos acceso tienen a la atención esencial de maternidad, pero las que más probabilidades registran de experimentar problemas de salud subyacentes durante el embarazo, según los datos recogidos en el informe.
La pandemia de la COVID-19 puede, en opinión de los autores del texto, haber frenado aún más los avances en salud materna. Teniendo en cuenta que la actual serie de datos finaliza en 2020, se necesitarán más informaciones para mostrar los verdaderos efectos de la pandemia sobre la mortalidad materna.
Con todo, las infecciones por la COVID-19 pueden incrementar los riesgos durante el embarazo, por lo que los países deberían tomar medidas para garantizar que las mujeres embarazadas, y las que tienen previsto quedarse embarazadas, tengan acceso a las vacunas contra la COVID-19 y a una atención prenatal adecuada.
El informe revela que se deben acelerar considerablemente los progresos para cumplir las metas mundiales de reducción de las muertes maternas, o de lo contrario se pondrá en riesgo la vida de más de 1 millón de mujeres de aquí a 2030.
Los ODS incluyen un énfasis directo en la reducción de la mortalidad materna al mismo tiempo que destacan la importancia de ir más allá del enfoque en la supervivencia.
A pesar de la ambición de terminar con las muertes maternas prevenibles para 2030, descrita en la declaración de consenso de 2014 sobre “Objetivos y estrategias para poner fin a la mortalidad materna prevenible” (EPMM), según los datos analizados en el informe el mundo no alcanzará este objetivo por más de 1 millón de vidas, con el ritmo actual de progreso. Las tendencias positivas anteriores en la disminución de la mortalidad materna durante el período de los ODS se han estancado a nivel mundial, un desafío importante que debe abordarse con urgencia.
Destacan los autores que el progreso es desigual y persisten grandes desigualdades tanto entre como dentro de las regiones y los entornos con diferentes niveles de recursos. También existe una gran brecha entre la carga de la mortalidad materna en entornos humanitarios y frágiles y el resto del mundo. Estas tendencias son una preocupación sustancial.
Concluyen en el informe que existe una necesidad continua y urgente de que la salud y la supervivencia maternas sigan ocupando un lugar destacado en la agenda mundial de salud y desarrollo. La gran mayoría de las muertes maternas son prevenibles: el conocimiento clínico y la tecnología necesarios para prevenirlas existen desde hace mucho tiempo. Sin embargo, estas soluciones a menudo no están disponibles, no son accesibles o no se implementan, especialmente en entornos de bajos recursos y/o subpoblaciones en mayor riesgo debido a los determinantes sociales.
Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)
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