Uno de los objetivos en la prevención del cáncer colorrectal es mejorar la estratificación del riesgo según los perfiles genéticos de los pacientes para realizar cada vez menos colonoscopias innecesarias.
Los análisis de un solo gen para detectar de forma precoz algunas patologías gastrointestinales, como la enfermedad de Lynch o el cáncer colorrectal, no siempre son eficaces, por lo que es necesario realizar determinaciones cada vez más amplias de paneles de genes que se asocian a riesgo, ha explicado Antoni Castells, director del Instituto de Enfermedades Digestivas y Metabólicas en el Hospital Clínico de Barcelona, durante la XXIII Semana Europea de Gastroenterología, que se celebra estos días en Barcelona con la participación de más de 14.000 expertos.
En su experiencia, algunos pacientes con antecedentes familiares que resultaban negativos a las pruebas de una sola mutación o gen más tarde desarrollaban la enfermedad. «Hemos visto que en ocasiones no se encuentra la mutación que se espera, pero hay otra que confiere riesgo».
Hasta ahora resultaba muy complicado y, especialmente, muy caro realizar estudios de diferentes genes, pero los avances en las nuevas tecnologías permiten análisis genéticos de manera mucho más sencilla, lo que contribuye a mejorar la detección precoz de estas enfermedades. Uno de los objetivos será afinar la estratificación del riesgo para realizar colonoscopias sólo a los pacientes que realmente se benefician de ellas.
Adenocarcinoma de esófago
Por su parte, Rebecca Fitzgerald, del Hospital Addenbrooke y la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha abordado una nueva estrategia de prevención precisa del adenocarcinoma de esófago, que normalmente está asociado al reflujo gastroesofágico y tiene un pronóstico muy malo.
Según datos que constan en la literatura científica, las técnicas de detección actuales sólo permiten diagnosticar al 7 por ciento de los enfermos.»Nuestra teoría es que en la detección y prevención de este tipo de cáncer estamos siguiendo una estrategia equivocada; por ello estamos proponiendo una nueva estratificación del riesgo que podría aplicarse además en otros tipos de cáncer gastrointestinal».
El nuevo modelo contempla cinco niveles de prevención que difieren en función del riesgo absoluto. A las personas con riesgo más bajo -niveles 1 y 2- se les aconsejan cambios en su estilo de vida. Los profesionales deben evaluar los factores demográficos, los síntomas recurrentes de reflujo, el historial familiar y otros posibles biomarcadores en sangre y orina.
A los individuos con nivel de riesgo 3 se les realiza el análisis genético. Para la toma de muestras de tejido esofágico se usa un método no invasivo que se realiza mediante una esponja que se traga a manera de cápsula y que puede ser recogida por profesionales de primaria. Las endoscopias se reservan para la detección en personas con un nivel de riesgo 4, mientas que los pacientes con un nivel de riesgo 5 o superior se derivan a atención especializada.
«Si este protocolo se aplicara a toda la población, incluiría a muchas personas en riesgo que actualmente están excluidas de las prácticas de detección», según Fitzgerald.
Consumir menos embutidos
A propósito del reciente anuncio de la OMS, en el que incluyó a la carne procesada en el grupo I de los productos asociados al cáncer, Castells ha comentado que «se debe reducir el consumo de este tipo de carne, especialmente por parte de aquellas personas con factores de riesgo para desarrollar enfermedades gastrointestinales o cáncer», aunque ha matizado que aún se deben investigar muchas cosas más en este campo para determinar qué tipo de procedimientos son los que se asocian a un mayor riesgo. «Seguramente no es lo mismo una carne a la brasa que un ahumado o un embutido; se tendrá que estudiar».
Castells ha explicado a Diario Médico que los gastroenterólogos y otros expertos en aparato digestivo aconsejan desde hace años a sus pacientes moderar el consumo de estos productos y que ahora la novedad es que es la OMS quien lo incorpora entre sus recomendaciones, dado el mayor nivel de evidencia científica.
A su juicio, el anuncio de la OMS significa que la carne procesada es al cáncer de colon lo que el tabaco al del pulmón. «Aunque esto no implica que se deban dejar de comer de forma inmediata y radical estos productos, pero sí parece prudente moderar su consumo».
Fuente: Diario Médico.
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