Investigadores descubren un freno molecular de la enfermedad inflamatoria intestinal

Las células que recubren el tracto intestinal forman una barrera crítica, proteger nuestro organismo de los miles de millones de bacterias que viven en el intestino. Las alteraciones en esta barrera son impulsadas en gran medida por una molécula de señalización única llamada factor de necrosis tumoral (TNF), cantidades elevadas de estas están asociadas con enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.

Los medicamentos dirigidos contra el factor de necrosis tumoral se han convertido en un tratamiento eficaz para estas enfermedades, pero a pesar de su importancia clínica, todavía no está claro que desencadene un aumento en los niveles de factor de necrosis tumoral en el intestino, o cómo ese acontecimiento conduce a la aparición de la enfermedad.

Investigadores de la Universidad de Duke, Estados Unidos, han descubierto que un gen llamado uhrf1 actúa como una especie de freno molecular sobre el factor de necrosis tumoral. En ausencia de uhrf1, el factor de necrosis tumoral lanza una serie de señales inflamatorias e inmunes que inflaman y dañan el tracto digestivo.

Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) son un grupo de trastornos crónicos del tracto gastrointestinal que afecta a más de 1,6 millones de estadounidenses.

Los investigadores decidieron utilizar un enfoque experimental llamado genética directa para descubrir nuevas causas de las enfermedades inflamatorias intestinales. En primer lugar, se utilizaron productos químicos para inducir mutaciones en el organismo de un modelo de elección, el pez cebra. Debido a que estos pequeños peces de acuario son transparentes en su etapa embrionaria, podía visualizar fácilmente cómo se desarrolla cualquier defecto en el intestino.

Encontraron varias cepas que muestran defectos intestinales marcados, incluyendo una barrera y fragmentos de restos celulares flotantes protectores.

A continuación, los investigadores decidieron limitar sus resultados sólo a las mutaciones implicadas en la inflamación. Debido a que la actividad del factor de necrosis tumoral es una característica de la inflamación, crearon un pez cebra cuando el gen factor de necrosis tumoral estaba activado en el organismo. Luego, los investigadores analizaron el factor de necrosis tumoral para ver si alguno de los genes mutados afectó a la expresión de esta molécula proinflamatoria importante.

Encontraron que el factor de necrosis tumoral, originalmente se producía en su mayoría por las células inmunes, también se estaba generando por las células epiteliales que recubren el intestino. Y, en segundo lugar, descubrieron que uno de los mutantes en realidad aumentaba los niveles de factor de necrosis tumoral que se producen en el tracto digestivo.

Fuente: Diario Médico

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