primera vez apósitos en los muñones de amputación, así como dispositivos para elevar fragmentos de huesos de cráneo en fracturas deprimidas y dispositivos para la reducción de fracturas y luxaciones.
La historia de la cirugía del trauma, durante el siglo XVI, se distingue por los trabajos de Ambrosie Paré (1510-1590), que durante la ocupación francesa de Turín, Italia, usó aceite caliente para cauterizar heridas, asimismo, usó la combinación de ligaduras, tanto arteriales como venosas, en sitios de sangramiento, y la utilización de pomadas para el cierre de las heridas. De igual manera, abogó por la extracción de los fragmentos de balas, flechas y ballestas de las heridas, diseñando incluso instrumentos para este fin, aspecto de altísimo valor al disminuir las sepsis.
Se considera a Ambroise Pare como la principal figura quirúrgica del siglo XVI, así como el padre de la cirugía francesa. Nació en Bourg Herent (Francia). En 1532 era aprendiz de un barbero-cirujano parisino; después trabajó durante cuatro años en el Hospital Dieu de París y en 1541 se convirtió en maestro barbero-cirujano y trabajó como cirujano del ejército. En 1564, publicó una monumental obra de cirugía, los «Dix Livres de la Chirurgie». La primera parte contenía Anatomía y Fisiología y la segunda Cirugía.
En ésta se describían muchas técnicas quirúrgicas, siendo una de las más significativas el uso de ligaduras de grandes vasos en las amputaciones. También usaba un torniquete en sus amputaciones, para mantener los músculos retraídos con la piel, evitar la pérdida de sangre y embotar la sensibilidad. Diseñó una gran variedad de fórceps, instrumentos y férulas de todas clases. Con la ayuda de fabricantes de armaduras, diseñó miembros artificiales de hierro. La mayoría tenían una finalidad cosmética, aunque Paré diseñó un corsé para escoliosis y una bota para pies zambos.
En 1640, el cirujano alemán Heinrich von Pfolspeund, escribió el primer libro de trauma “Bundth-Ertznei” (tratamiento con vendajes). Pfolspeund planteó cubrir las heridas con paños limpios, y que los cirujanos se lavaran las manos antes de realizar el tratamiento de las heridas.
Sir Percival Pott (1714-1788) era londinense y trabajó en el Hospital St. Bartholomew, donde recibió el