Orígenes de la Ortopedia

corregir deformidades o inmovilizar huesos fracturados; es ahí cuando aparecen los precursores de la cirugía y dentro de ella de la Ortopedia y Traumatología modernas.

El hombre prehistórico nos ha legado sus fósiles. Éstos muestran que la patología ósea ya existía en sus tiempos, de ahí que parezca improbable una causa ambiental para muchas de nuestras dolencias comunes. Se han hallado evidencias de huesos fracturados, en algunos de los cuales se produjo la consolidación con un alineamiento bastante aceptable.

Es muy probable que en algún momento, el hombre prehistórico inmovilizara las fracturas de los miembros con algún material que sirviera de férula y que desde entonces se reconocieran las ventajas de la inmovilización. El hombre primitivo también fue probablemente el primero en realizar amputaciones de miembros y dedos, y quizás hasta trepanar el cráneo.

Inicios en Egipto antiguo

En el Egipto antiguo, los cuerpos momificados, pinturas murales y los jeroglíficos muestran que los egipcios sufrían de afecciones que padecemos hoy en día. También enseñan algunas de las prácticas ortopédicas de aquella época. Se han hallado férulas en momias, fabricadas con bambú, caña, madera o cortezas de árboles, almohadilladas con lienzo. Asimismo existen pruebas del uso de muletas, siendo el testimonio más antiguo del uso de una muleta un grabado realizado en el año 2 830 a. C. en la entrada de la tumba de Hirkouf.

Quizás la principal fuente de nuestro conocimiento sobre las prácticas de los antiguos egipcios proceda de un papiro, robado de una tumba en 1862. Ese papiro fue vendido a una egiptólogo americano llamado Edwin Smith, por lo que algunas veces se le conoce como el papiro de Edwin Smith (2 600-2 200 a.C.). Su autor es desconocido, pero se piensa que lo fue Imhotep (2 686-2 613 a.C.) cirujano de la segunda dinastía. Imhotep era considerado un genio en su época. Era médico, arquitecto, astrólogo y primer ministro.

En el papiro se describe la exploración física junto con la comprensión de que los pulsos reflejan la acción del corazón, desde donde los vasos se dirigen a los miembros. En este papiro, las lesiones se clasificaban de acuerdo a su pronóstico en tres categorías: una afección que se podía tratar, una afección que se podía combatir y una afección intratable. El papiro también describía muchos casos

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