introducción de aleaciones que podían usarse eficazmente, también hubo avances en la cirugía protésica para el tratamiento de artritis y fracturas problemáticas. Los antibióticos mejoraron considerablemente así como los métodos de diagnóstico.
En 1948, Knut Lindblom de Estocolmo, publicó su técnica de inyección directa de los discos intervertebrales lumbares con contraste radiopaco. Si se hacía a nivel de la lesión reproducía los síntomas y mostraba la naturaleza de la ruptura.
En 1950 el gran Sir John Charnley (1911-1982) de Manchester, escribió un libro clásico sobre el tratamiento no operatorio de las fracturas: «El Tratamiento cerrado de fracturas comunes». Charnley sin embargo, es reconocido como el innovador del reemplazo total de cadera. Entre sus innovaciones destaca el desarrollo del cemento acrílico para fijar el vástago y el componente acetabular. Charnley también estaba interesado en la fricción articular, reemplazando el teflón por el polietileno de alta densidad. Muchas de las prótesis totales de cadera que puso en los años 60 siguen aun funcionando.
Ronald Lawrie Huckstep (1926) se graduó en el Hospital Middlesex, Londres en 1952. Después trabajó en Kampala, Uganda, donde contribuyó en gran medida a nuestra actual comprensión de la poliomielitis. Allí realizó operaciones para mejorar la vida de personas con deformidades congénitas y adquiridas severas. El ingenio de Huckstep le llevó a desarrollar muchas férulas y otros dispositivos útiles, así como nuevos métodos para la fijación de fracturas. Inventó el primer clavo acerrojado en 1967 y la primera prótesis de cadera no cementada en 1979. Fue un pionero en el uso de la aleación de titanio para implantes en 1972. Se convirtió en catedrático de Traumatología y Cirugía Ortopédica en la Universidad de Gales del Sur en 1972 y ha publicado cinco libros sobre fiebre tifoidea, poliomielitis, trauma y Ortopedia.
A finales de la década de 1940 se produjo la culminación del desarrollo al azar de los dispositivos de fijación, interna o externa, de fracturas que se había iniciado a partir de mediados del siglo XIX, una mezcla ecléctica de implantes de una gran variedad de «autores», ninguno diseñado para complementar los demás. La biología de la curación ósea no había sido investigada científicamente y el conocimiento era escaso.
En 1949, un cirujano belga, Robert Danis, publicó un libro titulado “Théorie et Pratique de