En respuesta a la pandemia de la COVID-19 se implementaron varias intervenciones de salud pública, incluidos los cierres de las escuelas y los negocios, las órdenes de quedarse en la casa y los mandatos de uso del nasobuco, para limitar la transmisión del SARS-CoV-2. Datos recientes sugieren que la COVID-19, y las medidas de salud pública promulgadas para frenar su propagación, pueden haber afectado la transmisión de otros patógenos respiratorios.
En este estudio, divulgado en la publicación Journal of Hospital Medicine, órgano oficial de la Society of Hospital Medicine (Sociedad de Medicina Hospitalaria) de los Estados Unidos de América (EE. UU.), los autores realizaron un estudio transversal multicéntrico de concurrencias en 44 hospitales para los niños en los EE. UU. para evaluar la asociación entre la pandemia de la COVID-19 y la utilización de la atención médica para las enfermedades pediátricas respiratorias y no respiratorias en los hospitales pediátricos de ese país.
En el estudio se incluyeron los niños de 2 meses a 18 años de edad dados de alta del servicio de urgencias o de los entornos hospitalarios con un diagnóstico no quirúrgico entre el 1º de enero y el 30 de septiembre, durante un período de 4 años (2017-2020).
La exposición principal fue el momento de la pandemia de la COVID-19 de 2020, dividido en tres períodos: pre-COVID-19 (enero-febrero de 2020, el momento anterior a la pandemia en los EE. UU.), COVID-19 temprano (marzo-abril de 2020, coincidiendo con el primer caso pediátrico de la COVID-19 reportado en los EE. UU. el 2 de marzo de 2020) y COVID-19 (mayo-septiembre de 2020, marcado por la implementación de al menos dos de las siguientes medidas de contención en cada estado de los EE. UU.: permanencia en el hogar/en los refugios, cierres de las escuelas, de los negocios no esenciales, de los restaurantes o la prohibición de las reuniones de más de 10 personas).
Los diagnósticos de las enfermedades respiratorias se clasificaron en subgrupos mutuamente excluyentes siguiendo una jerarquía preespecificada: influenza, neumonía, crup (laringotraqueobronquitis), bronquiolitis, asma, enfermedad similar a la influenza no especificada y “otros diagnósticos respiratorios”.
Durante el período en estudio se observaron menos casos de las enfermedades pediátricas respiratorias y no respiratorias de lo esperado, con una mayor disminución en las primeras.
En un lapso de tiempo relativamente corto (del 12 de marzo al 2 de abril) los autores encontraron una disminución significativa y sustancial de la atención médica por las enfermedades respiratorias, rápida y marcada, en todos los hospitales y regiones de los EE. UU. Las disminuciones fueron consistentes en todas las enfermedades respiratorias comunes. También se observaron disminuciones más modestas, pero aún sustanciales, de las enfermedades no respiratorias.
Es probable que existan múltiples razones subyacentes para las reducciones observadas. Es casi seguro que las medidas de distanciamiento social desempeñaron un papel importante en la interrupción de la transmisión de las infecciones respiratorias. La rápida reducción de la transmisión de la influenza durante el período inicial de la COVID-19 se ha atribuido a las medidas de distanciamiento social, y la transmisión de la influenza en los niños disminuye con el cierre de escuelas.
También es posible que algunas familias hayan demorado la búsqueda de la atención en los centros hospitalarios debido a la COVID-19, lo que provocó una menor frecuencia de las visitas a los hospitales, pero una enfermedad más grave.
Sin embargo, la disminución similar en la relación de casos “observados: esperados” (O: E) para las visitas al servicio de urgencias y las hospitalizaciones no concuerda con esta explicación. También es posible que las afecciones no urgentes usualmente atendidas en el entorno hospitalario se hayan desviado a otros escenarios de atención. Por ejemplo, durante esta pandemia, las consultas telefónicas y de telesalud para el asma pediátrica aumentaron en un 61 % y un 19 %, respectivamente, mientras que al mismo tiempo disminuyeron las visitas al servicio de urgencias y a los policlínicos.
Los cambios similares en la ubicación de la atención también pueden contribuir a la reducción de las enfermedades no respiratorias. La disminución del uso de los recursos hospitalarios para los diagnósticos de la atención no urgente durante la pandemia sugeriría que, antes de la COVID-19, había una sobreutilización de los servicios ambulatorios en los hospitales pediátricos. Por lo tanto, la pandemia puede estar impulsando la atención hacia entornos más apropiados.
Del mismo modo los autores encontraron diferencias relativas en los cambios, por edad, de las solicitudes de atención médica por las enfermedades respiratorias. Los niveles de uso de la atención médica respiratoria de los adolescentes disminuyeron menos y se recuperaron a un ritmo más rápido que los de los niños más pequeños, volviendo a las cifras anteriores a la COVID-19 al final del período de estudio.
La razón de estas diferencias relacionadas con la edad, en opinión de los investigadores, posiblemente sea multifacética. Es probable que las infecciones, como la bronquiolitis y la neumonía, sean una causa más frecuente de las enfermedades respiratorias en los niños más pequeños que en los mayores. De igual manera la relajación desproporcionada de las medidas de distanciamiento social entre los adolescentes, que se sabe que tienen un patrón más fuerte de interacción social, contribuyó a un aumento más rápido de la asistencia médica relacionados con las enfermedades respiratorias en este grupo de edad.
Se ha informado que los adolescentes son más susceptibles y más propensos a transmitir el SARS-CoV-2 en comparación con los grupos de edades más tempranas. Se observaron cambios basados en la edad más modestos, aunque similares, en los motivados por las enfermedades no respiratorias. Es posible que los factores estresantes relacionados con la pandemia hayan dado lugar a un aumento posterior de la atención de salud mental en este grupo de edad. Si bien la razón de esto es también probablemente multifactorial, hay que tener en cuenta que el comportamiento de los adolescentes, al igual que logra exacerbar la transmisión de las enfermedades infecciosas, de manera similar lo puede hacer con las afecciones no respiratorias.
La evidencia emergente sugiere que los niños en la edad escolar pueden desempeñar un papel importante en la transmisión del SARS-CoV-2 en la comunidad. El hallazgo que reportan los investigadores de que, en comparación con los niños más pequeños, los adolescentes tuvieron significativamente menos reducciones en las atenciones por enfermedades respiratorias es preocupante. Estas observaciones sugieren que los esfuerzos comunitarios para ayudar a prevenir las enfermedades respiratorias, especialmente la COVID-19, deben enfocarse en los adolescentes, quienes tienen más probabilidades de mantener las interacciones sociales y transmitir las infecciones respiratorias en el entorno escolar y en sus hogares.
Este estudio está limitado por la sola inclusión de los hospitales pediátricos de la atención terciaria, que pueden no ser representativos a nivel nacional, y la incapacidad de evaluar el momento preciso en que se introdujeron las intervenciones específicas de salud pública.
Además, estudios previos sugieren que los comportamientos de distanciamiento social pueden haber cambiado incluso antes de que se promulgaran las recomendaciones formales. Los estudios futuros deben investigar el impacto local de los mandatos específicos de los estados y de los municipios sobre la carga de la COVID-19 y de las otras enfermedades respiratorias.
En conclusión, la pandemia de la COVID-19 se asoció con reducciones sustanciales en las solicitudes de atención médica por enfermedades respiratorias pediátricas, y también con reducciones más modestas, pero aún considerables, en las relacionadas con las enfermedades no respiratorias. Estas reducciones variaron según la edad. En los adolescentes disminuyeron menos y volvieron a los niveles anteriores más rápidamente en comparación con las de los niños más pequeños.
Fuente: Antoon JW, Williams DJ, Thurm C, Bendel-Stenzel M, Spaulding AB, Teufel RJ, et al. The COVID-19 Pandemic and Changes in Healthcare Utilization for Pediatric Respiratory and Nonrespiratory Illnesses in the United States. J Hosp Med [Internet]. 2021 [citado 3 Ago 2021];16(5):294-7. Disponible en: https://cdn.mdedge.com/files/s3fs-public/issues/articles/antoon15360308e.pdf doi: 10.12788/jhm.3608
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