El hecho de ser hombre o de ser mujer hace más probable que a lo largo de la vida, se sufran unas u otras enfermedades y está vinculado a una esperanza de vida diferente. Los hombres tienen una carga más elevada de enfermedades que pueden causar una muerte prematura. Las mujeres, en cambio, sufren más patologías que conducen a una mala salud y merman su calidad de vida.
La investigación Differences across the lifespan between females and males in the top 20 causes of disease burden globally: a systematic analysis of the Global Burden of Disease Study 2021 publicada en la revista The Lancet Public Health en mayo de 2024, tuvo como objetivo determinar las diferencias de salud entre las mujeres y los hombres en las 20 principales causas mundiales de carga de enfermedad utilizando los resultados del Estudio de Carga Mundial de Enfermedades (Global Burden of Disease Study, GBD) 2021.
Los investigadores recurrieron a los datos del GBD porque cuantifica la pérdida de la salud, por más de 300 enfermedades, en unos 200 países, de forma periódica.
En las dos últimas décadas, se ha producido un notable aumento de la atención prestada a la intersección entre el sexo, el género y la salud, lo que ha dado lugar a un creciente conjunto de evidencias sobre la magnitud, la persistencia y la naturaleza de las disparidades de sexo y de género en varios resultados de salud.
Los datos recogidos en el GBD 2021 les permitieron a los autores de la investigación comparar las tasas de años de vida ajustados según discapacidad (AVAD) (disability-adjusted life-year, DALY, rates, en inglés) para las mujeres y los hombres en las 20 principales causas de carga de enfermedad en las personas mayores de 10 años, a nivel mundial y en siete regiones del mundo, entre 1990 y 2021 e identificaron las diferencias absolutas y relativas en las tasas de AVAD por causa específica entre las mujeres y los hombres en el período estudiado.
Se centraron en una veintena de patologías, las 20 que generan más pérdida de salud en las personas mayores de 10 años, entre ellas infartos, ictus, cáncer de pulmón, dolor de espalda, depresión y ansiedad, tuberculosis, lesiones por accidentes en carretera, alzhéimer, diabetes o VIH.
Para calibrar el impacto en la salud de estas dolencias, los investigadores emplearon los años de vida ajustados según discapacidad (AVAD) porque es un indicador que mide todo ese tiempo de vida sana y plena perdida debido a la enfermedad, la mala salud asociada a ella o la muerte prematura.
Los hallazgos del estudio revelan diferencias sustanciales en la salud mundial entre los hombres y las mujeres con poco progreso para reducir estas diferencias de salud entre 1990 y 2021.
Según los resultados de la investigación, a nivel mundial, las mujeres presentaban una mayor carga de morbilidad, con las mayores diferencias con los hombres en los AVAD por lumbalgia (con 478.5 [intervalo de confianza del 95 %: 346.3-632.8] por 100 000 individuos más entre las mujeres que entre los hombres), trastornos depresivos (348.3 [241.3-471.0]) y cefaleas (332.9 [48.3-731.9]),
Mientras. los varones presentaban mayores tasas de AVAD para las afecciones relacionadas por la mortalidad, con las mayores diferencias para la COVID-19 (con 1767.8 [1581.1-1943.5] por 100 000 individuos más entre los varones que entre las mujeres), lesiones por accidentes de tráfico (1012.2 [934.1-1092.9]) y cardiopatía isquémica (1611.8 [1405.0-1856.3]). Estas diferencias según el sexo aumentaron con la edad y se mantuvieron a lo largo del tiempo para todas las enfermedades, excepto el VIH/sida. La mayor diferencia en VIH/sida se observó entre las personas de 25 a 49 años en el África subsahariana, con 1724.8 (918.8–2613.7) más de AVAD por 100 000 individuos entre las mujeres respecto a los hombres.
Los datos señalan que los años de vida sana perdidos debido a la enfermedad fueron más elevadas en los hombres en 13 de las 20 patologías analizadas; la COVID-19, por ejemplo, o la cardiopatía isquémica, afectaron mucho más a ellos que a ellas.
Las siete dolencias con tasas de AVAD más altas en las mujeres que en los hombres fueron el dolor lumbar, la depresión, las cefaleas, la ansiedad, los trastornos musculoesqueléticos, la demencia y el VIH.
Los científicos admiten que el estudio tiene limitaciones, como que las estimaciones de los datos se adhieren a un marco binario (femenino o masculino) y no se puede analizar el impacto en la salud para los grupos con diversidad de género o con sexo diverso.
Las mujeres sufren de forma desproporcionada las afecciones que conducen principalmente a la morbilidad. Si bien no son necesariamente fatales, disminuyen la calidad de vida. Por el contrario, los hombres muestran una mayor carga de las enfermedades que con más frecuencia resultan en la mortalidad prematura.
El estudio señala que esas diferencias comienzan en la adolescencia, una etapa de la vida marcada por los cambios puberales y una socialización de género intensificada, cuando la identidad, los roles y las normas de género ganan prominencia, lo que subraya la necesidad de respuestas tempranas y específicas.
En opinión de los autores las notables diferencias de salud entre las mujeres y los hombres apuntan a la necesidad urgente de que las políticas se basen en los datos específicos por sexo y por edad. También es importante seguir promoviendo la investigación con la perspectiva de género y, en última instancia, implementar intervenciones que no sólo reduzcan la carga de enfermedad, sino que también logren una mayor equidad en salud.
Fuente: The Lancet Public Health
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