Glomeruloesclerosis focal y segmentaria asociada a infección por COVID-19

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La infección por COVID-19 ha causado impacto a nivel mundial a tal punto de saturar sistemas sanitarios en varios países y ser el motivo de consulta más frecuente y grave en urgencias.

A pesar de que la infección por COVID-19 afecta principalmente a pulmones, varios estudios han identificado un alto tropismo del virus por el parénquima renal.

El mecanismo por el cual se produce la nefropatía secundaria a COVID-19 es incierto, ya que el daño puede estar relacionado directamente a la infección viral o a la lesión renal por deshidratación, liberación de citocinas y por la activación del sistema renina angiotensina.

Las lesiones renales más frecuentes a nivel histológico son: lesión tubular aguda y glomeruloesclerosis de tipo colapsante, porque el virus podría ser tóxico directa o indirectamente en el podocito.

Para analizar este tema se describe el caso de una paciente de 56 años con antecedentes de tabaquismo de 25 paquetes/año, hipertensión, dislipemia y síndrome ansioso depresivo. Acude a consultas externas por síndrome nefrótico de dos semanas de evolución (albúmina en sangre 2,4 g/dL, proteína/creatinina orina 10.390 mg/g con albúmina/creatinina orina de 7.892 mg/g) asociado a tos seca y astenia en contexto de infección leve por COVID-19.

Se descartaron causas primarias y enfermedades autoinmunes. La tomografía de tórax y abdomen no demostraron lesiones sugestivas de neoplasia o metástasis. La biopsia renal mostró glomeruloesclerosis focal y segmentaria variante no especificada (NOS). El estudio de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) SARS-CoV-2 en tejido congelado de la biopsia renal fue negativo.

Además, en microscopía electrónica no se evidenciaron partículas virales de COVID-19.

La secuencia temporal de eventos clínicos y los resultados analíticos autoinmunes negativos hacen que el diagnóstico sea de glomeruloesclerosis focal y segmentaria (GFyS) asociada a COVID-19, por lo que se inició tratamiento con prednisona a 60 mg al día.

A las 12 semanas y dada la persistencia de proteinuria, se añadió ciclosporina 100 mg cada 12 horas con incremento paulatino hasta 125 mg cada 12 horas.

Vea el texto completo en:

Juan LeónRomán, Ander Vergara, Irene Agraz, Clara García-Carro, Sheila Bermejo, Alejandra Gabaldón, María José Soler. Glomeruloesclerosis focal y segmentaria asociada a infección por COVID-19. Nefrología. 2021: 41(6): 605-712

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