Depresión y trasplante renal

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Científicos belgas publican que la enfermedad mental en receptores de un trasplante de riñón duplica el riesgo de insuficiencia renal, de necesitar someterse de nuevo a diálisis y de morir

Un nuevo estudio, de investigadores de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) muestra que la depresión entre los pacientes  receptores de un trasplante de riñón duplica el riesgo de insuficiencia renal, de requerir diálisis de nuevo y de morir.

«La preocupación por el rechazo del órgano trasplantado, el temor a una infección, la adaptación a la vida cotidiana y el uso de los fármacos inmunosupresores, que a menudo producen efectos adversos graves», pueden producir problemas emocionales en los adultos de edad avanzada después de un trasplante renal, según publican en el “American Journal of Kidney Diseases”. Pese a ello, se desconocían las consecuencias de desarrollar depresión en estos pacientes.

Para analizar esta circunstancia, el equipo dirigido por la Dra. Fabienne Dobbels identificó a 47.899 pacientes trasplantados renales entre 1995 y el 2003.

Las historial clínicas demostraron que la incidencia acumulativa de la depresión fue del 7%, un año después del trasplante renal, y del 11% y el 13%, a los dos y tres años respectivamente.

Diecinueve pacientes desarrollaron insuficiencia renal, el 8% murió con un riñón activo y el 11% volvió a necesitar diálisis.

Según el equipo, la depresión estuvo asociada con el doble de riesgo de cada uno de los resultados adversos.

«La depresión después del trasplante renal es una condición grave relacionada con malos resultados clínicos», concluyó el equipo. Por lo tanto, el control de la depresión y la reevaluación periódica «son claves para determinar qué pacientes necesitan terapia mental especializada».

(Fuente: American Journal of Kidney Diseases 2008;51:819-828)

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