El 7 de julio se conmemoró el noveno aniversario de su desaparición física. Sirva esta nota de sincero tributo de recordación, admiración y respeto, a quién fuera infatigable luchadora por el desarrollo de la Higiene y la Epidemiología.
En horas de la mañana del día 7 de julio del 2013 se produjo, en la Habana, el deceso de la Dra. C. Ana Teresa Fariñas Reinoso, epidemióloga de fecunda trayectoria e incansable trabajadora por el bienestar de la población cubana.
Profesional de amplia ejecutoria ocupó, entre otras responsabilidades, la de Jefa del Departamento de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Ciudad de La Habana donde, posteriormente, fue elegida como directora.
Durante muchos años se desempeñó como jefa del Departamento de Epidemiología de la Escuela Nacional de Salud Pública (Ensap) y de las Cátedras de dicha institución docente, así como 2da Jefa de la Cátedra de Epidemiología, manteniendo un destacado y sostenido trabajo como docente en la formación de los especialistas en Higiene y Epidemiología.
En el plano internacional es de destacar el meritorio trabajo desplegado en la hermana República Bolivariana de Venezuela.
Al momento de su fallecimiento ocupaba, con su natural optimismo y vitalidad, la presidencia de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología desde la Escuela Nacional de Salud Pública, baluarte en estos últimos años de sus desvelos y empeños a favor del desarrollo de esta especialidad.
Su desaparición física constituyó, sin lugar a dudas, una sensible pérdida para la salud pública en Cuba, que encontró en ella una infatigable y dedicada investigadora, así como para todos sus colegas y discípulos, en los que siempre depositó lo mejor de su afán como científica y lo más preciado de todo: su afecto. Su ejemplo y sus enseñanzas siguen vigentes.
Comentarios enviados:
Dra. C. Maria Vidal Ledo @ 2:27 pm
Entrañable compañera, que todos recordamos por su altruismo, dedicación, amor a la salud y compañerismo.
Aun hoy me parece verla y cuanto de sus enseñanzas se han aplicado hoy en las acciones y análisis de los datos epidemiológicos en esta pandemia que estamos pasando.
Se cumple una vez más la máxima de Martí: «la muerte no es verdad, cuando se ha cumplido bien la obra de la vida»
Ana Teresa siempre estará en el corazón de todos los salubristas cubanos y sus enseñanzas acompañan a la generación que le tocó vivir y a las que le sucedan.
Ana siempre estará presente en la Salud Pública cubana
Maria Vidal Ledo
Escuela Nacional de Salud Pública