El 7 de julio se conmemoró el primer aniversario de su desaparición física. Sirva esta nota de sincero tributo de recordación, admiración y respeto, a quién fuera infatigable luchadora por el desarrollo de la Higiene y la Epidemiología.
En horas de la mañana del día 7 de julio del pasado año se produjo, en la Habana, el deceso de la Dra Cs. Ana Teresa Fariñas Reinoso, epidemióloga de fecunda trayectoria e incansable trabajadora por el bienestar de la población cubana.
Profesional de amplia ejecutoria ocupó, entre otras responsabilidades, la de Jefa del Departamento de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Ciudad de La Habana donde, posteriormente, fue elegida como directora.
Durante muchos años se desempeñó como jefa del Departamento de Epidemiología de la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSAP) y de las Cátedras de dicha institución docente, así como 2da Jefa de la Cátedra de Epidemiología, manteniendo un destacado y sostenido trabajo como docente en la formación de los especialistas en Higiene y Epidemiología.
En el plano internacional es de destacar el meritorio trabajo desplegado en la hermana República Bolivariana de Venezuela.
Al momento de su fallecimiento ocupaba, con su natural optimismo y vitalidad, la presidencia de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología desde la Escuela Nacional de Salud Pública, baluarte en estos últimos años de sus desvelos y empeños a favor del desarrollo de esta especialidad.
Su desaparición física constituyó, sin lugar a dudas, una importante pérdida para la salud pública en Cuba, que encontró en ella una infatigable y dedicada investigadora, así como para todos sus colegas y discípulos, en los que siempre depositó lo mejor de su afán como científica y lo más preciado de todo: su afecto.