En gran medida, la osteoartritis (OA) es una enfermedad de la vejez, por lo que se podría esperar que su prevalencia sea mayor hoy que en el pasado simplemente porque más personas viven más, especialmente en Europa, Estados Unidos y otras naciones desarrolladas.
Sin embargo, existe evidencia de que el aumento de la longevidad probablemente no sea la única razón de la alta prevalencia de osteoartritis (OA). Wallace et al. rastrearon las tendencias a largo plazo en la prevalencia de la artrosis de rodilla en los Estados Unidos utilizando restos óseos de 2.576 adultos mayores de 50 años, desde cazadores-recolectores prehistóricos hasta habitantes urbanos del siglo XXI.
Los resultados mostraron que las personas que fallecieron desde mediados del siglo XX tenían aproximadamente el doble de probabilidades de tener OA que las que fallecieron en épocas anteriores, lo que confirma las expectativas de que la enfermedad se ha vuelto más común.
Sin embargo, este aumento en la prevalencia es evidente incluso después de controlar la edad en un modelo lineal generalizado, lo que indica la presencia de factores de riesgo importantes adicionales que se han vuelto omnipresentes solo en el último medio siglo.
La patogenia de la OA, como todas las etiologías de las enfermedades, involucra interacciones entre los genes y el medio ambiente, pero el aumento en la prevalencia de la OA en las últimas generaciones indica que los cambios ambientales son un factor importante que contribuye a la alta prevalencia actual de la OA.
La red médica Intramed nos acerca al tema a partir de un trabajo publicado en Nat Rev Rheumatol 14, 674681 (2018).
Como resultado, todos los organismos se adaptan en diversos grados a los aspectos del entorno en el que existieron sus antepasados, incluidas las dietas asociadas y los patrones de actividad física. Cuando los entornos cambian, como ocurre inevitablemente, los alelos ancestrales que alguna vez fueron favorecidos por la selección natural pueden no coincidir con las características del nuevo entorno.
En última instancia, como resultado de tales desajustes, las personas tienen una mayor susceptibilidad a enfermedades que alguna vez fueron raras o inexistentes entre las generaciones anteriores. Los desajustes entre las variantes genéticas heredadas y los entornos cambiantes son un motor fundamental de la evolución, pero una gran cantidad de evidencia indica que tales desajustes se están volviendo más comunes y severos en los humanos debido a los rápidos cambios ambientales relacionados con la evolución cultural de nuestra especie.
Vea el análisis completo en: Intramed. Artículos. Factores ambientales modernos en la patogenia de la osteoartritis – 15 mayo 23 (debe registrarse en el sitio web)
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