Por su avanzado desarrollo, la ecografía constituye la prueba de imagen de elección en el diagnóstico de las malformaciones durante la etapa prenatal y, en el caso de la correspondiente al tracto genitourinario, dicha técnica no solo permite el diagnóstico de estas, sino que también ofrece información relacionada con los indicadores de mal pronóstico de la función renal.
De ahí que la importancia del diagnóstico prenatal por ultrasonografía de estos defectos radica en la posibilidad de realizar acciones preventivas y educativas encaminadas a disminuir la enfermedad renal terminal en la infancia.
Así plantea el Dr. Antonio Cesar Núñez Copo, del Centro Municipal Genética Médica de Santiago de Cuba, publicó en la Revista Cubana de Medicina General Integral una carta donde plantea que no obstante dichas acciones, se pueden ver entorpecidas debido al desarrollo embriológico del aparato genitourinario en diferentes estadios, a la interacción de factores genéticos, epigenéticos y ambientales durante este, así como a su variada expresión fenotípica.
De lo antes expuesto se deriva la importancia de realizar acciones preventivas de carácter proactivo, es decir, llevar a cabo acciones que superen la actitud reactiva en los individuos ante los problemas, mediante un trabajo de búsqueda capaz de identificar aquellas situaciones desfavorables que puedan incidir de forma negativa en la calidad de vida y que definan una práctica profiláctica para la reducción de los factores de riesgo.
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