Tendencia clínica: Alimentos ultraprocesados

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Desde hace tiempo se sabe que las dietas con un alto contenido de alimentos ultraprocesados causan innumerables problemas de salud. Recientemente, esa gran cantidad de problemas ha aumentado aún más.

Refrescos, helados, salchichas, pollo frito, algunos condimentos, panes envasados, cereales con saborizantes y otros alimentos se han relacionado con demencia y problemas de salud mental. La última evidencia ha suscitado un nuevo interés por los alimentos ultraprocesados, lo que ha dado lugar a la Tendencia clínica de la semana.

La red Medscape sigue desde su sitio este tema que se ha convertido en una tendencia clínica en la comunidad médica.

Un estudio prospectivo de cohortes mostró que los alimentos ultraprocesados no solo aumentan el riesgo de demencia, sino que su sustitución con alimentos no procesados o mínimamente procesados disminuye el riesgo. Los investigadores analizaron a 72.083 individuos del UK Biobank de Reino Unido, con un promedio de edad de 61,6 años.

Ninguno tenía demencia al inicio del estudio. Durante 10 años de seguimiento, 518 participantes presentaron demencia. De ellos, 287 tuvieron enfermedad de Alzheimer, 119 demencia vascular y 112 demencia de origen no especificado. En promedio, los alimentos ultraprocesados constituían 9% de la dieta diaria de las personas del grupo con menor consumo (un promedio de 225 g/d). En el grupo con mayor consumo, los alimentos ultraprocesados representaban 28% de la dieta diaria (814 g/d).

En comparación con los que consumían la menor cantidad de alimentos ultraprocesados, el riesgo de demencia en el grupo con mayor consumo aumentó 50% (hazard ratio [HR]: 1,51; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,16 a 1,96; p < 0,001). Su riesgo de presentar demencia vascular aumentó a más del doble (HR: 2,19; IC 95%: 1,21 a 3,96; p < 0,01). Las bebidas fueron el principal «grupo alimentario» que contribuyó a la ingesta de alimentos ultraprocesados: 34%. Le siguieron los productos azucarados (21%), después los productos lácteos (17%) y los aperitivos salados (11%).

Los investigadores determinaron que si una persona sustituía 10% de los alimentos ultraprocesados que consumía habitualmente con alimentos no procesados o mínimamente procesados, se reducía el riesgo de demencia en una proporción de 19% (HR: 0,81; IC 95%: 0,74 a 0,89; p < 0,001) y el riesgo de demencia vascular en 22% (HR: 0,78; IC 95%: 0,65 a 0,94; p < 0,01).

Otro estudio presentado en el Congreso Internacional de la Alzheimer’s Association (AAIC) de 2022 confirmó el efecto de los alimentos ultraprocesados en el cerebro. Los resultados del Estudio Longitudinal Brasileño de la Salud del Adulto (ELSA-Brasil) mostraron que una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados se asociaba significativamente con una tasa más rápida de deterioro de la función cognitiva ejecutiva y global.

El Dr. Goncalves y sus colaboradores evaluaron los datos longitudinales de 10.775 adultos que fueron agrupados según los cuartiles de consumo de alimentos ultraprocesados (de menor a mayor). Durante una mediana de seguimiento de 8 años, la ingesta de alimentos ultraprocesados en los cuartiles 2, 3 y 4 (frente al cuartil 1) se asoció con un descenso significativo de la cognición global (p = 0,003) y de la función ejecutiva (p = 0,015).

Vea más en: Alimentos ultraprocesados – Medscape – 12 de agosto de 2022 (debe registrarse en el sitio web)

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