El 29 de abril se celebra en todo el mundo el Día de la Inmunología, una iniciativa internacional para promover en la sociedad el reconocimiento a esta ciencia que tanto ha aportado a la salud pública. En Cuba son numerosas las actividades que tienen lugar por la efeméride, en tiempos en que la pandemia de covid-19 puso en la mira de todos la importancia de la inmunidad frente a la infección y el impacto de las vacunas.
El nacimiento de la inmunología cubana está ligado a la introducción de la vacunación contra la viruela humana, tal como sucedió con su origen, a partir de las experiencias de Edward Jenner en 1796. Apenas ocho años después, el doctor Tomás Romay realizó un experimento similar, en los que incluyó a sus propios hijos, y el resultado exitoso condujo a la extensión de la vacunación antivariólica por toda la isla. Los médicos cubanos enviarían el material inmunizante hacia México, Jamaica, Colombia, Venezuela y Estados Unidos.
Entre las observaciones que condujeron a Carlos Juan Finlay Barrés a formular su hipótesis del mosquito como agente transmisor de la fiebre amarilla, que lo colocó entre las figuras más relevantes de la ciencia mundial, estuvieron sus experimentos sobre la inmunidad inducida por esa enfermedad. Sus propuestas sobre la transferencia de células inmunitarias tienen plena vigencia y fue, probablemente, el primero en el mundo en usar plasma humano de convalecientes como parte de la terapia de una infección.
Algunas de las instituciones creadas durante el siglo XIX fueron el Instituto Práctico de Vacuna Animal de Cuba y Puerto Rico (1868), por iniciativa de Vicente Luis Ferrer González, y el Laboratorio Histobacteriológico e Instituto Anti-Rábico de la Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana (1887), gracias al eminente oftalmólogo Juan Santos Fernández Hernández. En ese último se produjeron los primeros sueros hiperinmunes y la vacuna antirrábica, tras formar a varios especialistas en el Instituto Pasteur, de París.
A Matías Duque Perdomo se debe el primer experimento de inoculación de un tumor en humanos con fines investigativos, realizado en 1937, en los que él mismo fungió como sujeto, hecho catalogado sin precedentes en la ciencia mundial.
También fue un cubano, el pediatra santiaguero Antonio María Béguez César, el primero en reportar una forma de inmunodeficiencia primaria que afecta a los neutrófilos, conocida hoy como síndrome Béguez-Chediak-Higashi.
A partir del triunfo de la Revolución, se sucedieron numerosos hechos y avances en el campo de la inmunología. La vacunación fue ampliada y extendida gratuitamente a toda la población, lo que llevó, en apenas un año, a la erradicación de la poliomielitis. Otra docena de enfermedades infecciosas ha sido controladas desde entonces.
La creación de instituciones, como el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, el Instituto de Hematología e Inmunología, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Centro de Inmunoensayo, el Instituto Finlay, el Centro de Inmunología Molecular, el Centro Nacional de Biopreparados, entre otras, consolidó un programa de investigación, desarrollo y extensión de vacunas, anticuerpos monoclonales y otras formas de inmunoterapias que han tenido un impacto notable en la salud de Cuba y otros países. El nacimiento de la industria biotecnológica cubana está marcado por la necesidad de producir interferón para enfrentar una grave epidemia de dengue hemorrágico introducido como agresión bioterrorista en 1981.
La primera vacuna contra los serotipos B y C de Neisseria meningitidis, la única vacuna contra el Haemophilus influenzae obtenida por síntesis química, varios anticuerpos monoclonales y una vacuna para la inmunoterapia del cáncer, el desarrollo de sistemas inmunodiagnósticos para la pesquisa poblacional y la seguridad del uso de hemoderivados, las vacunas para la inmunoterapia de las alergias y el registro de varios inmunomoduladores son una apretada síntesis de los resultados que la inmunología cubana ha aportado a la salud pública.
La conformación del Programa Nacional de Trasplante no hubiera sido posible sin el aseguramiento de una red de laboratorios para la tipificación de la compatibilidad inmunogenética entre donantes y receptores.
En el control de la pandemia de covid-19 en Cuba resultaron determinantes el desarrollo de cinco productos vacunales, el uso de plasma hiperinmune, de células madre hematopoyéticas y varios inmunomoduladores y antivirales, así como ensayos para el diagnóstico de la infección por SARS-CoV-2.
A todo ello se une una amplia red de laboratorios y servicios clínicos de inmunología, en los que trabajan profesionales, técnicos y personal de aseguramiento a todo lo largo del país. Igualmente, las varias décadas de incorporación de la inmunología a los contenidos del currículo de las carreras biomédicas y biológicas, tanto en el pregrado como en el posgrado. Hoy todas las provincias cuentan con especialistas e investigadores dedicados a la inmunología.
Llegue a toda la comunidad dedicada a esta ciencia en Cuba, el reconocimiento y el agradecimiento por sus aportes a la salud y el bienestar del pueblo cubano y de otras naciones.
Para leer más:
– Historia de la inmunología en Cuba del siglo XV hasta mediados del siglo XIX.
– Historia de la inmunología en Cuba de 1850 hasta mediados del siglo XX.
– Plasma humano de convalecientes, ahora un tratamiento para la COVID-19, tuvo su origen en Cuba.
– La vacunación en Cuba (1884-1958).
Por: Dr. Orlando Rafael Serrano Barrera.
Pings en Inmunología cubana: relevante en las ciencias y la salud nacionales
Comentarios realizados Inmunología cubana: relevante en las ciencias y la salud nacionales
MSc. Elvio Luis Alvarez Maturell @ 10:31 pm
Queremos que feliciten por día internacional de la inmunología a los compañeros que laboran dedicadamente de forma sileciosa en la vigilancia en salud con tecnología avanzada SUMA una opción para prevenir de la provincia Ciego de Avila, a su red de laboratorio SUMA y Confirmación del VIH/sida. Si puede ser en radio Reloj, Prensa escrita o NTV, Revista de la Mañana.
Saludos
ELVIO