La muerte materna es el resultado de un proceso multifactorial donde interactúan elementos estructurales como el sistema económico, las condiciones ambientales y la cultura. Además, intervienen otros factores relativos a la desigualdad social, como el racismo, la pobreza, la desigualdad de género y la falta de acceso al sistema educativo. La situación actual exige una movilización urgente de los sistemas de salud en especial en los países que aún están lejos de alcanzar la meta regional de la Agenda de Salud Sostenible para las Américas 2018-2030.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el documento Estrategia para acelerar la reducción de la mortalidad materna en la Región de las Américas, basada en la Atención Primaria de Salud publicado en el año 2024, propone un procedimiento, con un enfoque preventivo, de promoción de la salud y basado en el curso de vida, con modelos de atención centrados en las mujeres, las familias y la comunidad, dirigido prioritariamente a las mujeres que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad, que son las que representan la mayor carga de la mortalidad materna, para acelerar la reducción de la mortalidad materna en la Región de las Américas, basada en la expansión y el fortalecimiento de la atención primaria de salud.
En el año 2020 se registró una muerte materna cada hora en América Latina y el Caribe. Ese mismo año, la tendencia de la razón de mortalidad materna en la Región de las Américas retrocedió de manera alarmante e inaudita a los niveles de hace veinte años. Estas cifras no solo implican un empeoramiento en los resultados, sino una profundización de las desigualdades, lo que representa miles de tragedias individuales e inaceptables que en la mayoría de los casos serían evitables.
Fuente: Organización Panamericana de la Salud (OPS)
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