La luz solar hace posible la vida, pero la energía que emana del sol sería demasiado para que la vida en la Tierra prosperara si no fuera por la capa de ozono que hace posible la existencia tal como la conocemos en el planeta. El lema de la celebración en el 2021 es “Protocolo de Montreal: mantenernos frescos a nosotros, a nuestros alimentos y a las vacunas”.
La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el año 1994, proclamó el 16 de septiembre como el “Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono” (Resolución 49/114 del 19 de diciembre de 1994), para conmemorar la fecha en que se firmó en Montreal, en 1987, el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono. Esta capa estratosférica protege a la Tierra de la mayor parte de la dañina radiación ultravioleta del sol.
Este año 2021 se commemora, además del trigésimo sexto aniversario del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono del año 1985, los 36 años de los esfuerzos mundiales por la protección de la capa de ozono.
La celebración es una oportunidad para solicitar el apoyo incondicional a la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, que entró en vigencia el 1ro de enero de 2019.
En virtud de esta enmienda, los países se han comprometido a reducir progresivamente los hidrofluorocarbonos (HFC). Aunque los HFC no dañan la capa de ozono, estos refrigerantes son unos potentes gases de efecto invernadero. Se espera que la reducción de su uso, tal y como se ha acordado, evite hasta 0.4 grados Celsius de aumento de la temperatura global para finales del siglo, al tiempo que se sigue protegiendo a la capa de ozono.
La Enmienda de Kigali también ofrece una oportunidad para mejorar la eficiencia energética en el sector de la refrigeración. Las nuevas innovaciones que sustituyen a los HFC ofrecen la oportunidad de rediseñar el aire acondicionado y la refrigeración para que consuman menos energía, lo que permite ampliar la refrigeración de confort y la eficiencia de la cadena de frío sin aumentar el impacto climático. La combinación de la reducción del consumo de los HFC y la mejora de la eficiencia de la cadena de frío, especialmente en las economías en desarrollo, también combatirá la pérdida de alimentos.
De este modo, tanto los productores como los agricultores y los proveedores de los productos farmacéuticos, tendrán acceso al preenfriamiento, al almacenamiento refrigerado y al transporte refrigerado, lo que garantizará que los productos como los alimentos y las vacunas lleguen a las personas en buenas condiciones y de una forma segura.
Fuente: Organización de las Naciones Unidas (ONU)
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