metástasis

Un nuevo trabajo desvela que la extensión del cáncer no se produce por la migración de células individuales, sino por grupos celulares cuya supervivencia depende de que sigan unidas. Un estudio publicado en “Proceedings of the National Academy of Sciences” (“PNAS”) confirma que grupos de células de cáncer viajan juntas en todas las etapas de la metástasis. También identifica las firmas moleculares distintivas de estos grupos itinerantes agresivos, como el hecho de que cada uno es guiado por un líder que se alimenta de una proteína sobreexpresada llamada queratina 14. Ampliar…

El grupo de Manel Esteller, en el Idibell, describe un marcador de respuesta a los inhibidores de BRAF.

La hipometilación que reactiva la transcripción críptica de Rab GTPasa y activa la proteína TBC1D16 está implicada en la cascada de mecanismos que desencadenan el proceso de metástasis en el melanoma, según un artículo dirigido por Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (Idibell), investigador Icrea y profesor de Genética de la Universidad de Barcelona (UB).

El trabajo, que publica la revista «Nature Medicine», concluye además que las células que presentan esta alteración son susceptibles de responder mejor a los nuevos tratamientos moleculares dirigidos contra marcadores específicos, por lo que se postula como un útil biomarcador de respuesta terapéutica.

Esteller ha recordado que la aparición de metástasis es la responsable del 90 % de las muertes en pacientes con cáncer. «Por ello, intentar entender los mecanismos implicados en este proceso es uno de los objetivos principales en nuestro campo de investigación». Además, ha recordado que uno de los tumores con mayor capacidad de producir metástasis es el melanoma, «cuya incidencia está aumentando en las últimas décadas debido a la mayor exposición solar».

Un solo gen

Este grupo de trabajo, en su ardua búsqueda de cambios epigenéticos causantes de metástasis, pudo detectar que «solo un gen se alteraba de forma epigenética en las metástasis de melanoma, mama y colon: el TBC1D16″.

En este trabajo se han analizado y comparado muestras de tumores primarios con las de metástasis de pacientes y se ha podido comprobar que la activación de dicho gen está presente en las células metastásicas, mientras que en las originales, así como en las células sanas, está silenciado.

«Hemos observado que el TBC1D16 se enciende como una bombilla para guiar a las metástasis que se escapan de su sitio de nacimiento». Además, ha detallado que este gen se encuentra en un «cruce de caminos» de las vías de señalización celular y es el responsable de modular a potentes oncogenes como el BRAF y el EGFR. «Y lo que es sumamente interesante es que estas metástasis del melanoma se vuelven adictas a estos genes y entonces la terapia con fármacos que los tienen como diana, llamados inhibidores de BRAF y de MEK, es más efectiva».

A partir de estos hallazgos, los próximos objetivos de investigación en esta línea serán, además de buscar otros genes con alteraciones epigenéticas, extender el estudio a otros tipos tumorales, «para ver cuán general es el mecanismo descubierto».
Además, otra de las metas de Esteller y sus colaboradores es ahondar en la búsqueda de inhibidores específicos de TBC1D16 como potenciales fármacos antimetastásicos.
junio 10/2015 (Diario Médico)

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Un equipo internacional de investigadores ha encontrado el mecanismo por el que las células tumorales logran escapar de su lugar original (tumor primario) y provocar metástasis.

Los resultados de este trabajo, dirigido por Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (Barcelncidencia está aumentando en las últimas décadas debido a la mayor exposición solar.

Los investigadores, un grupo que también incluye a científicos del Hospital La Fe y Hospital General de Valencia, España), han comparado el material genético de las células del tumor primario con el material genético de las células metastásicas en un mismo enfermo.

Al buscar las diferencias, han encontrado que entre todos los genes solo hay uno claramente distinto, detalló Esteller.

Este gen, denominado TBC1D16, en el tumor primario se encuentra inactivo o dormido, mientras que en la fase de metástasis está activado: «Este gen se enciende como una bombilla para guiar a las metástasis y provocar que se escapen de su sitio de nacimiento».

En concreto, lo que hace este gen es activar todavía más dos potentes oncogenes (BRAF y EGFR), estimulando la metástasis.

En el mercado ya hay un fármaco que actúa contra estos oncogenes (presentes en muchos cánceres) y hay otro en ensayos clínicos.

Este artículo apunta que las células metastásicas podrían ser más sensibles a estas dos moléculas, porque, según indicó Esteller, para estar viva, la metástasis depende de esos dos oncogenes.

Los investigadores proponen la combinación de estos dos fármacos, para evitar que la célula metastásica se adapte: «el problema en el cáncer es que las células se adaptan a los medicamentos y creemos que si se combinan dos a éstas no les das tiempo a hacerlo».

Esteller señaló además que el paso ahora es convencer a las farmacéuticas que incluyan este marcador -TBC1D16- en los ensayos clínicos.

junio 02/ 2015 (afp).-

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Investigadores belgas consiguieron a bloquear la metástasis del cáncer a través de las mitocondrias, informó el diario Call Reports.Mediante la realización de nuevas pruebas con ratones, los especialistas averiguaron que una de las funciones de las mitocondrias -las centrales eléctricas de las células- consiste en la estimulación de la migración de las células cancerosas.

Los autores de la investigación subrayaron que para la estimulación de ese tipo de migración las mitocondrias producen una cantidad excesiva de especies reactivas de oxígeno, lo cual en adelante fomenta la formación de la metástasis del cáncer, según Call Reports.

De acuerdo con los científicos, esa sobreproducción puede ser detenida con ayuda de algunos antioxidantes específicos que se encuentran en las mitocondrias, y esa acción bloquea también la metástasis de los tumores.

Combatir la metástasis es un gran problema de la oncología, ya que es el proceso en el que las células cancerosas migran desde el foco primario de la enfermedad a un nuevo lugar y de ese modo forman un nuevo tumor.
julio 29/2014 (PL)

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Stéphanie Cunha, Yi-Chun Lin, Elizabeth A. Goossen, Christa I. DeVette, Mark R. Albertella, Alana L. Welm.The RON Receptor Tyrosine Kinase Promotes Metastasis by Triggering MBD4-Dependent DNA Methylation Reprogramming.Cell Reports, Vol. 6, Issue 1, p141–154. Ene 2, 2014.DOI:org/10.1016/j.celrep.2013.12.010

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Investigadores españoles han descubierto que la proteína TC21 juega un papel esencial en el desarrollo del cáncer de mama y de la metástasis de pulmón, dos procesos malignos que quedan bloqueados cuando se elimina o inhibe esta proteína.

La investigación, dirigida y presentada recientemente en una rueda de prensa por el investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Xosé R. Bustelo, se publica en «Nature Communications» y ha sido financiada por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

El estudio preclínico realizado con ratones confirmó que al inhibir esta proteína no solo se impide el crecimiento de los tumores de mama más comunes y de la metástasis de pulmón, sino también de los dos tipos de cáncer de mama más agresivos: el Her2 y los triples negativos, los subtipos más difíciles de tratar debido a su alta malignidad.

El estudio también permitió descubrir que la inhibición o inactivación crónica de esta proteína «puede hace que el tumor desarrolle mecanismos de resistencia para combatir la inhibición de esta proteína», un riesgo especialmente elevado en las terapias crónicas o muy largas, según Bustelo.

Sin embargo, los investigadores también identificaron los mecanismos moleculares que desencadenarían esa resistencia, «lo que significa que también se podrán desarrollar estrategias terapéuticas para prevenirla», puntualizó el investigador.

«Hemos demostrado que esta proteína puede ser una buena diana terapéutica para el cáncer de mama porque su inhibición no causa daños al organismo y, en cambio, sí es muy efectiva para frenar los tumores de mama y las metástasis de pulmón», pero a partir de ahora los esfuerzos de la investigación se centrarán en encontrar inhibidores de esta proteína.

«Es un camino largo que supone años de estudio y de multitud de fases y pruebas hasta llegar a una terapia efectiva» en pacientes pero «vale la pena apostar por ello», aseguró Bustelo.

Por su parte, Balbino Alarcón, investigador del CSIC y uno de los coautores del estudio, explicó que la inhibición también es efectiva para otra clase de tumores como los linfomas, aunque inútil como diana terapéutica para otros tipos de cáncer como el de piel, el de colon o el de pulmón.
mayo 16/2014 (EFE)

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Uno de cada dos pacientes con cáncer avanzado desarrollará metástasis óseas, según un nuevo informe desarrollado por el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), que muestra también que, al menos, hasta tres de cada cuatro de los que fallecen por esta patología presentan metástasis en hueso en el momento de su muerte

El informe, que «tiene como objetivo conocer las necesidades de los pacientes con metástasis óseas y sus cuidadores para darles respuesta y abordarlas adecuadamente», deja patente que la edad más habitual de aparición de la enfermedad metastásica es a partir de los 40 años, y, sobre todo, se presenta en pacientes con cáncer de mama o próstata avanzado.

«Sabemos que los cánceres de mama y próstata producen sustancias que actúan en el hueso creando un medio «favorable» para que las células tumorales asienten allí», ha explicado el doctor Antonio Sánchez Ruiz, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, en Madrid.

Asimismo, las complicaciones más comunes en la metástasis de huesos son dolor, compresión medular o fracturas en los huesos, que pueden disminuir la calidad de vida de los pacientes. Suelen estar localizados a lo largo de la columna vertebral, siendo la región lumbar la más afectada, seguida de la torácica, cervical y sacra además de costillas y pelvis.

«El principal síntoma que producen las metástasis óseas es el dolor. También debilitan el tejido óseo y pone al paciente en un mayor riesgo de fractura de huesos, denominada fractura patológica. La compresión de la médula espinal es otra complicación aguda que requiere tratamiento inmediato dado que puede llevar a una paraplejia del paciente», ha añadido.

Estos síntomas producen limitaciones para caminar e incluso la imposibilidad de hacerlo, pérdida de equilibrio, vértigo y cansancio. Todo esto provoca una inseguridad en el paciente a la hora de hacer una vida normal, de salir a la calle o de hacer cualquier tarea autónomamente.

Todas estas complicaciones repercuten también en la vida laboral de los afectados, que muchas veces se desconoce. «El objetivo con este informe ha sido realizar un acercamiento, en primer lugar, a los pacientes que tienen metástasis óseas para conocer cómo les afecta en su día a día, y en segundo lugar, a sus cuidadores, que conviven con la enfermedad de su familiar», ha explicado Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).

La manera de afrontar esta situación depende de cada paciente, mientras que «los familiares y allegados son los que más sufren» como lo afrontan. «El propio paciente puede llegar, en ocasiones, a descargar su frustración con las personas queridas», ha destacado la psicóloga Laia Carda, quien ha destacado que, por otra parte, terminan sobreprotegido al paciente, lo que a la larga «ocasiona discusiones familiares».

Hay que tener en cuenta que además en la mayoría de los casos, los cuidadores son los propios familiares, así que no es de extrañar que el estado emocional del paciente repercuta directamente en el de la persona que lo cuida. «Es importante que éstos (los cuidadores) se sientan bien (…).  Por ello, es fundamental una buena comunicación cuidador-paciente-sanitario, para poder sobrellevar mejor la enfermedad», ha afirmado.

Desmitificar la palabra «metástasis»

La presidenta de GEPAC ha abogado por la necesaria labor de desestigmatización de la palabra metástasis, «que tenemos asociada a enfermedad terminal, a final de la vida». Cuando hablamos de metástasis ósea, el cáncer está avanzado, pero ello no impide que muchos pacientes convivan con ella durante años y con una calidad de vida cada vez mejor.

«Desmitificar y transmitir una imagen del paciente con metástasis que se ajuste a la realidad actual, a la que hemos podido llegar gracias a los avances científicos, es fundamental para que los afectados y sus familiares normalicen la enfermedad», afirman.

Por otro lado, han señalado que los pacientes consultados en este estudio remarcan la necesidad de que la oncología no sólo se centre en el tratamiento de la enfermedad sino también en otros aspectos relacionados con la calidad de vida del paciente, algo que para muchos es incluso más importante. «Tan importante es el tratamiento de la enfermedad como el trabajar en mejorar la calidad de vida de los pacientes, y por ende, de sus cuidadores», ha apuntado la presidenta de GEPAC.
abril 8/2014 (EP)

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2013 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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El científico Joan Massagué ha descubierto un mecanismo que parece ser imprescindible para que las células cancerosas se extiendan a otros órganos. Si se consigue inactivar este mecanismo, explica Massagué, podrían evitarse una parte sustancial de las metástasis y reducir de manera significativa la mortalidad del cáncer, informa «La Vanguardia» en su edición digital. El laboratorio que dirige el científico catalán en el Memorial Sloan Kettering, de Nueva York (Estados Unidos), ya ha empezado a trabajar en el desarrollo de anticuerpos que impidan las metástasis y tiene previsto ensayarlos en ratones. Aunque los resultados son prometedores, Massagué advierte de que «no será fácil» y que «el éxito no está asegurado».

Las metástasis son la causa de la mayoría de muertes por cáncer, recuerda el investigador, ya que gran parte de tumores primarios no afectan a órganos vitales, pero las metástasis sí lo hacen. Por esta razón, a principios de la década pasada Massagué tomó la decisión de no seguir estudiando los tumores primarios y centrarse en el estudio de las metástasis. Ahora, diez años después de volcarse en este ámbito, tiene ante sí lo que parece ser un «mecanismo general de colonización de las metástasis», según declaró al rotativo barcelonés.

Los últimos resultados del hallazgo, publicados en la revista «Cell», explican cómo los cánceres de mama y los de pulmón crean metástasis en el cerebro. En los próximos meses, Massagué confía en demostrar que la extensión a otros órganos, aun causadas por otros tipos de tumor, se basan en el mismo mecanismo. «Si esto es así, como sospechamos, daría pie a desarrollar fármacos específicos contra las metástasis».

La piedera angular del mecanismo que ha identificado el equipo de Massagué es la plasmina, una enzima de la que se conocían sus efectos anticoagulantes. En el cerebro, la plasmina tiene además un efecto protector frente a agresiones externas como -entre otras- las células cancerosas que llegan de otros órganos a través de la sangre.

La plasmina, según han descubierto los investigadores del Memorial Sloan Kettering, tiene una doble acción protectora frente a las células cancerosas. Por un lado, impide que se adhieran a la pared externa de los vasos sanguíneos y formen un nuevo tumor. Por otro, provoca la autodestrucción de las células tumorales.

Una molécula de propiedades adhesivas: L1CAM

Este mecanismo elimina un elevado porcentaje de las células tumorales que acceden al cerebro, lo que explicaría que las metástasis se formen más tarde en el cerebro que en otros órganos. Sin embargo, algunas de esas células tumorales (una minoría) acaban generando un escudo para protegerse del ataque de la plasmina, recuperando así la capacidad de adherirse a los vasos sanguíneos. Para ello, utilizan una molécula llamada L1CAM que tiene propiedades adhesivas. Además, no se autodestruyen.

Massagué cree que el uso de un fármaco capaz de bloquear la molécula L1CAM evitaría que las células cancerosas se adhirieran a los vasos sanguíneos. De hecho, su equipo de investigación ya está diseñando un anticuerpo contra L1CAM con el objetivo de ensayarlo en ratones.

Falta comprobar, por supuesto, que el mecanismo que origina las metástasis en el cerebro sea el mismo que origina las metástasis en otros órganos. «Nuestra hipótesis es que, en muchos casos, las células iniciadoras de metástasis deben ser capaces de interactuar de este modo con los vasos sanguíneos, por lo que es probable que el mecanismo sea el mismo».
marzo 5/2014 (JANO.es)

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