cáncer

Que la biología molecular está centrando la investigación oncológica es un hecho constatable con un simple vistazo a los estudios científicos publicados cada día. El avance en este campo se traduce en progresos en la clínica, como la optimización de la selección de las terapias disponibles, y en expectativas de nuevos tratamientos más selectivos y eficaces.
«El diagnóstico molecular del cáncer es la llave para conseguir una terapia personalizada para cada paciente, y poder aplicar a cada enfermo un panel de drogas más amplio, de forma más inteligente y efectiva para cada tumor», ha afirmado Miguel Ángel Piris, jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y director científico del Instituto de Formación e Investigación Marqués de Valdecilla (Ifimav), que ha participado en el seminario Biología molecular del cáncer: fronteras y perspectivas, de la Universidad de Cantabria.
Según Piris, las investigaciones llevadas a cabo en su departamento en materia de diagnóstico molecular del cáncer demuestran que casi todo depende de la identificación de los marcadores morfológicos o moleculares del tumor para hacer un diagnóstico de mayor precisión y seleccionar la terapia más personalizada para cada enfermo.
«En la actualidad hay dos problemas: primero, saber cuáles son los fármacos más apropiados para cada enfermo, y segundo, poder combinar esos tratamientos entre sí de la mejor manera. Y es el diagnóstico molecular el que nos está diciendo ahora qué terapias o qué combinaciones de ellas son las mejores para cada paciente», ha advertido con rotundidad.
Genes
Piris se ha hecho eco de la importancia de estudiar los genes de cada tumor, porque «el 95 %  de los tumores son lo que llamamos cáncer esporádico, que no son resultado de una carga genética heredada, sino adquirida a lo largo de la vida del paciente».
Por ello, ha insistido en que el objetivo del diagnóstico molecular es la elaboración de terapias personalizadas. «Aún somos incapaces de curar al 45 %  de los enfermos con cáncer, lo que significa que queda mucho que aprender en el diagnóstico y la terapia».
En este sentido, ha añadido que el diagnóstico molecular complementa a otros tipos de diagnóstico, como el radiológico, el clínico y el morfológico, cuya integración es clave en la elaboración de un pronóstico final. De hecho, Piris ha abogado por un futuro investigador en el que impere la integración entre todos los agentes, como oncólogos, investigadores y farmacéuticos, entre otros, y en el que todo este esfuerzo colectivo «esté guiado con inteligencia para situar a la investigación en medio de la clínica, y enfocar los estudios a puntos clave en los que sea más fácil progresar».
Por otro lado, en este mismo curso ha participado Piero Crespo, investigador del CSIC y del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (Ibbtec), quien ha explicado la señalización anómala de las células cancerígenas y los intermediarios aberrantes presentes en la ruta de señalización RAS-ERK, que es en la que se centran actualmente las investigaciones que efectúa su equipo en la Universidad de Cantabria.
Intermediarios
Crespo ha observado que los estudios persiguen determinar cuál de los intermediarios en las rutas de señalización celular se encuentra mutado y genera señales aberrantes, es decir, «separado de los mecanismos normales por los que una célula prolifera, al recibir a través del torrente sanguíneo, y mediante hormonas, unas determinadas señales del organismo. Las células tumorales no siguen ese proceso, sino que generan ellas mismas sus propias señales para poder proliferar», ha manifestado el investigador cántabro.
Según ha señalado Piero Crespo, las diferencias entre el intermediario celular aberrante y el normal resultan «muy sutiles, por lo que buscar un fármaco que los inhiba de manera selectiva es muy complicado».
Sin embargo, este tipo de estudios ya ha conseguido mejorar el pronóstico de dos tipos de cáncer como son la leucemia mieloide crónica y el melanoma, donde el descubrimiento de inhibidores para los intermediarios que trabajan aberrantemente se ha traducido en mayor índice de curación de estas enfermedades.
Una vez hallado el intermediario que genera las señales aberrantes, la investigación avanza un paso más, y se centra, tal y como ha explicado el ponente del curso, en la búsqueda de un mecanismo que inhiba al intermediario en las células tumorales, pero no en las células normales, en donde desempeña una labor fundamental.
Julio 25/012 (Diario Médico)

Las glicocolas, o glicinas, un aminoácido que los humanos obtienen de la comida, son un alimento crucial para el metabolismo en las células del cáncer, según una investigación que publica la revista Science.
Desde hace casi un siglo los investigadores han sabido que las células del cáncer son muy peculiares en sus apetitos y devoran la glucosa con un entusiasmo que las células normales no comparten.
Ahora han descubierto que la ingesta de glucosa es solo una parte del metabolismo del cáncer.
Los investigadores del Instituto Broad y el Hospital General de Massachusetts analizaron 60 cepas de células cancerosas bien conocidas para determinar cuál de los más de 200 metabolitos eran consumidos por las células que se dividían más rápido.
El estudio, que resultó en la primera descripción en gran escala del metabolismo del cáncer, apunta al papel clave que desempeña el más pequeño de los aminoácidos, la glicina, en la proliferación del tumor.
«Hay un interés creciente por el papel del metabolismo en el cáncer, pero hasta ahora los estudios se han enfocado en una o dos sendas muy específicas», dijo el autor principal Vamsi Mootha, codirector del Programa de Metabolismo en el Instituto Broad.
«Nosotros emprendimos con un enfoque imparcial para observar todo el metabolismo y así emergió la relevancia de la senda de la glicocola», agregó.
Motha y sus colegas desarrollaron una técnica que les permitió medir el flujo de metabolitos, que son los precursores y productos de las reacciones químicas que ocurren en el cuerpo.
La mayor parte de las veces, cuando los investigadores miden los metabolitos, lo que toman es una imagen de los niveles de metabolitos en un momento determinado.
El artículo señaló que «al igual que la fotografía de una autopista no revela cuán rápido se mueve el tránsito, esas mediciones no muestran cuáles son los metabolitos que las células consumen o expelen rápidamente».
El equipo aplicó la técnica a una colección de 60 cepas de células de cáncer que los científicos han estudiado durante muchas décadas, y sobre las cuales se conocen bien su sensibilidad a diferentes medicamentos, la actividad de genes y proteínas, las tasas de división celular y otros datos referidos a nueve tipos de tumores.
Uno de los resultados más impresionantes del análisis de datos fue ver cómo el patrón de consumo de glicina está relacionado con la velocidad de división de las células cancerosas.
En las células que se dividen con más lentitud se liberan pequeñas cantidades de glicina en el medio de cultivo, pero cuando están presentes las células que se dividen rápidamente, el consumo de glicina es voraz.
Los investigadores anotaron que muy pocos son los metabolitos que tienen este patrón inusitado por el cual las células de rápida división consumen el metabolito, en tanto que las de división lenta lo producen. Mayo 29/2012 (EFE)

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El número de pacientes con cáncer aumentará ostensiblemente hacia 2030, en particular en países subdesarrollados, debido a estilos de vida poco saludables, destaca un estudio divulgado en la revista The Lancet Oncology.
De acuerdo con la investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los tumores de mama, colon y recto, se incrementarán drásticamente y en algunas naciones pobres el alza será hasta del 90 %.
Sin embargo, otros, como el de cuello uterino y estomacal, comenzarán a reducirse en zonas con mejoras socioeconómicas, agrega el informe, primero que analiza los patrones futuros de incidencia y mortalidad de varios tipos de cáncer en el mundo.
Para llegar a estas conclusiones, el organismo internacional utilizó información de una base de datos que incluye a 184 estados. Con ello, elaboró un modelo para determinar los tipos de neoplasias más comunes y su variación según niveles de desarrollo humano.
El cáncer se presenta hoy ante la ciencia médica como un importante problema de salud, dada la alta carga de morbilidad y mortalidad que produce y lo poco esclarecido de su etiología, en la mayoría de los casos.
A nivel mundial los distintos tipos de tumores ocupan los primeros lugares de fallecidos, cifras que pudieran ser modificadas si se llevaran a cabo medidas de prevención. Junio 1/2012 (PL)

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El Proyecto del Genoma del Cáncer Pediátrico de la Universidad de Washington, del Hospital Infantil St. Jude, ha puesto a disposición de la comunidad científica la base de datos más completa del genoma del cáncer humano, según anuncia la revista Nature Genetics. La cantidad de información dada a conocer duplica el volumen de los datos disponibles en la actualidad de todo el genoma humano en conjunto.
Las 520 secuencias publicadas pertenecen a muestras de tejidos normales y tumorales de 260 pacientes pediátricos de cáncer (el Proyecto del Genoma del Cáncer Pediátrico espera haber secuenciado más de 1200 genomas para finales de año). Cada muestra se secuenció bajo un control de calidad que garantiza la máxima precisión. Los investigadores de St. Jude analizaron las secuencias genómicas para determinar las diferencias entre las células normales y cancerosas de cada niño, y así establecer las causas de más de media docena de los cánceres infantiles más letales.
«Este estudio ha generado más descubrimientos de los que esperábamos», afirma James Downing, científico que lidera el proyecto en el St. Jude.
El Proyecto del Genoma del Cáncer Pediátrico, que comenzó en 2010, ya cuenta en su haber con importantes hallazgos sobre el cáncer infantil agresivo de retina, de tronco cerebral y de sangre. Concretamente, los investigadores del proyecto que trabajan en el retinoblastoma han descubierto marcadores de un rápido desarrollo del tumor, lo cual les ha permitido identificar un nuevo y prometedor agente anticáncer.
«Sin el Proyecto no hubiera sido posible»
Por otra parte, los investigadores que estudian la leucemia letal en la infancia temprana, conocida como leucemia linfoblástica aguda infantil, han dado con alteraciones genéticas que podrían cambiar el diagnóstico y el tratamiento en los pacientes con esta enfermedad.
Respecto a los esfuerzos por comprender los cambios genéticos que subyacen a un tumor cerebral, el glioma intrínseco difuso, los investigadores observaron que el 78% de los tumores producían cambios en dos genes que no habían sido vinculados con el cáncer con anterioridad.
«Estos hallazgos no habrían sido posibles sin el Proyecto del Genoma del Cáncer Pediátrico», afirma Downing, quien concluye que concluye que los resultados ofrecen nuevas perspectivas para la búsqueda y el tratamiento de cánceres de alto riesgo.  Mayo 30/2012 (JANO)

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Un equipo de investigadores del Instituto del Cáncer de Nueva Jersey (Estados Unidos), dirigido por Darren Carpizo, ha identificado un compuesto que destruye de forma selectiva las células tumorales al restaurar la estructura y la función del supresor de tumores p53.
El nuevo trabajo, que se publica en Cancer Cell , se ha basado en una nueva estrategia de búsqueda de posibles fármacos anticancerosos frente a distintas dianas, entre ellas la mutación R175H de p53, que es una de las más frecuentes.
Se calcula que el gen que codifica p53 está mutado en aproximadamente la mitad de los cánceres humanos y la pérdida de la función de esta proteína está vinculada a diferentes factores, como una mayor agresividad o la peor respuesta a la quimioterapia y la radiación. «Restablecer la función de p53 con fármacos constituye una estrategia terapéutica muy interesante», ha explicado Carpizo. Sin embargo, ha agregado que este tipo de compuestos no son fáciles de encontrar. De ahí la necesidad de desarrollar herramientas innovadoras que faciliten la búsqueda.
En este caso, los investigadores emplearon un método de cribado informático para identificar compuestos dirigidos de forma exclusiva a las células tumorales portadoras de mutaciones de p53. Uno de los principales atractivos de este método es que se puede utilizar en células tumorales con diversos contextos genéticos, configurando un modelo que recapitula lo que se observa in vivo en los cánceres.
Gracias al nuevo sistema, los autores del trabajo identificaron diversos compuestos que destruían las células  con mutaciones de p53. Uno de ellos cumplía dicha misión restaurando la estructura y la función de la mutación R175H.
Carpizo y sus colaboradores consideran que su método se inscribe dentro de lo que se conoce como medicina personalizada y servirá para diseñar estrategias basadas en el conocimiento del genotipo tumoral de cada paciente. Mayo 15/2012 (Diario Médico)

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Investigadores del CNIO generaron anticuerpos específicos de ephrinB2 y comprobaron que el tratamiento de células endoteliales con estos anticuerpos provocaba una inhibición en la movilidad de estas células.
Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han demostrado la utilidad de la proteína ephrinB2, implicada en angiogenésis y linfoangiogénesis, como diana para el desarrollo de terapias antiangiogénicas y antitumorales, basadas en el bloqueo de la citada proteína.
El hallazgo, que aparece en la edición impresa de Blood, ha sido desarrollado por el grupo de investigación, encabezado por Jorge L. Martínez-Torrecuadrada, de la Unidad de Proteómica del CNIO.
Para su desarrollo, los investigadores generaron anticuerpos específicos de ephrinB2 mediante la tecnología de despliegue en fagos (Phage display) y comprobaron que el tratamiento de células endoteliales con estos anticuerpos provocaba una inhibición en la movilidad y en la capacidad de formación de estructuras tubulares de estas células.
En estudios con ratones xenoinjertados con células tumorales de carcinomas de páncreas, pulmón y colon, la administración sistémica de los anticuerpos anti-ephrinB2 originó una reducción importante en el número de vasos sanguíneos y linfáticos en los tumores. Como consecuencia de ello, se produjo una reducción en el crecimiento tumoral muy significativa en los tres modelos empleados.
Este descubrimiento puede representar la base del desarrollo de una nueva terapia antiangiogénica, que suponga una alternativa o pueda ser empleada en combinación con las estrategias antitumorales utilizadas en la actualidad para el tratamiento de pacientes con cáncer.
Asimismo, podría hacerse extensiva a otras patologías relacionadas con angiogénesis, un proceso por el cual se crean nuevas redes vasculares sanguíneas a partir de las preexistentes y que, en determinadas patologías como el cáncer- en las que el tumor promueve la formación de nuevos vasos sanguíneos- permiten la llegada de nutrientes a la zona tumoral, a la vez que facilita la diseminación de células tumorales.
La angiogenesis es un proceso que ha sido muy estudiado en los últimos años ya que las investigaciones han tratado de encontrar dianas cuyo bloqueo permita inhibir la formación de los vasos sanguíneos que alimenten al tumor y por tanto frenen el desarrollo tumoral.
Precisamente, se han desarrollado varios anticuerpos que ya se utilizan en clínica para el tratamiento de varios tipos de tumores, se sabe que pueden volverse resistentes y pueden volver a crecer e incluso hacerse más agresivos. Mayo 10/2012 (Jano)

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Investigadores del Instituto de Salud Carlos III han descrito un nuevo papel del gen supresor de tumores ARF en la respuesta inflamatoria. Este gen es una de las principales defensas contra el cáncer en mamíferos y las mutaciones en el mismo están presentes en el 50% de los tumores humanos. El estudio, publicado a finales del pasado año en la revista Journal of Immunology, aporta información sobre el funcionamiento del sistema inmune en ausencia de este gen, y revela la importancia del mismo en la puesta en marcha de una respuesta inflamatoria adecuada. Sonsoles Hortelano, jefa de la Unidad de Inflamación y Cáncer y coordinadora del trabajo, desarrollado por el equipo multicéntrico coordinado y dirigido por investigadores de la Unidad de Inflamación y Cáncer, señala que «el papel de los genes supresores de tumores en la inmunidad innata es todavía un gran desconocido». «Los resultados de nuestro trabajo abren las puertas a un mejor entendimiento de sus funciones en la defensa frente a los patógenos y contribuyen aun mejor entendimiento de la relación entre cáncer e inflamación», añade.
El sistema inmune constituye uno de los principales mecanismos de defensa utilizado por nuestro organismo para protegernos de la invasión o infección por patógenos, así como para prevenir la progresión tumoral. El trabajo revela que ARF desempeña un papel importante en la regulación del sistema inmune innato, un hecho sobre el que, hasta el momento, no se tenían datos.
Una de las células que desempeña un papel primordial en la respuesta inmunitaria es el macrófago que, en respuesta a citoquinas y productos microbianos, exhibe dos tipos de activación. La clásica, denominada M1, que libera gran cantidad de mediadores inflamatorios y citoquinas y que genera un fenotipo donde los macrófagos muestran actividad citotóxica contra los microorganismos y las células tumorales y otra denominada alernativa o M2, mucho menos conocida, en la que los macrófagos ejercen funciones protumorales, promueven la remodelación de la matriz y la reparación del daño, así como suprimen la respuesta inmune disminuyendo las funciones medidas por los macrófagos M1. «Si bien estas actividades son de extrema importancia durante la reparación de tejidos y la resolución de los procesos inflamatorios, en el contexto del crecimiento tumoral son enormemente perjudiciales», explica Hortelano. Hasta hace poco, a los genes supresores de tumores se les confería un papel exclusivo en el contexto tumoral; sin embargo, este concepto está cambiando y cada vez hay más evidencias de que presentan funciones más amplias como sensores frente a diferentes tipos de estrés. Abril 11/2012 (Jano)

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