cáncer

En la actualidad, se constata un aumento progresivo de la incidencia por cáncer, especialmente por el envejecimiento poblacional, pero también una disminución de la mortalidad por la mejora en los tratamientos. En esta situación, según Harald zur Hausen, premio Nobel de Medicina en 2008 por descubrir el virus del papiloma humano (VPH) como causa de cáncer de cérvix, «la carga de la enfermedad y el aumento de nuevos casos son los retos futuros».

El Nobel, que ha estado en España para ser distinguido como nuevo miembro honorífico de la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana, considera que lo más importante en investigación es identificar formas de prevención primaria del cáncer y hacerlo antes incluso de que haya lesiones precursoras. Además de las tradicionales medidas preventivas, ha señalado que «la identificación de causas infecciosas abre también un camino de cierta esperanza», con ejemplos como la vacuna de la hepatitis B para hepatocarcinoma, o la del VPH para el cáncer de cérvix.

Precocidad
Otro campo de interés es la investigación de infecciones persistentes que, a la larga, causan cáncer y que, por tanto, deberían atajarse de forma más temprana, como la hepatitis C y su relación con el cáncer de hígado, por ejemplo. «Existen tratamientos muy novedosos que permitirían controlar las infecciones precozmente. Sin embargo, por su novedad, es necesaria más investigación y desarrollo».

En infecciones por parásitos el investigador y virólogo alemán apunta específicamente el Schistosoma haematobium, que produce ademas cáncer de vejiga. «Incluso entre 30 y 60 años después de haberlo adquirido puede contribuir al cáncer, pero es tratable con quimioterapia». Mencionó otros ejemplos bacterianos, como Helicobacter pylori, involucrado en cáncer gástrico y que se puede tratar con antibióticos».

No obstante, el Nobel pidió prudencia, puesto que después de la eliminación de parásitos o bacterias, estos pueden recurrir. «Aunque se eliminen, las personas pueden volver a adquirirlos. Un ejemplo muy claro es el de los trabajadores que están en la zona del Nilo, muy expuestos al Schistosoma».

La vacuna del VPH cumple las expectativas

La vacuna contra el VPH está respondiendo a las expectativas de Harald zue Hausen. Previene el cáncer de cérvix, es segura y coste-eficaz. Pero, además, protege de lesiones precursoras, que son 24 veces más frecuentes, necesitan cirugía y suponen un coste alto». Sobre cuál debe ser el público objetivo de la vacunación, es partidario de «vacunar también a niños varones, incluso de forma prioritaria».
mayo 10/2013 (Diario Médico.com)

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La resistencia a la terapia se puede determinar de forma no invasiva. Un equipo de científicos han  demostrado la viabilidad de este procedimiento en seis pacientes.

Las denominadas biopsias líquidas pueden emplearse para hacer un seguimiento del desarrollo de resistencias al tratamiento en pacientes de cáncer, según un estudio que se publica en Nature (doi:10.1038/nature12065).

Este trabajo pionero demuestra que la secuenciación del ADN tumoral circulante puede complementar los actuales métodos invasivos. El objetivo último de la investigación dirigida por Nitzan Rosenfeld, del Cancer Research UK, en Cambridge, es reducir el número de biopsias que se efectúan.

Anteriores estudios han permitido constatar que el ADN circulante que se halla en la sangre puede secuenciarse para trazar un mapa genético del tumor. Partiendo de esos estudios, el equipo de Rosenfeld se propuso poner en práctica esa técnica. Para ello, seleccionó a seis pacientes con cáncer avanzado de mama, pulmón y ovario.

Mutaciones
Se secuenciaron entre dos y cinco muestras de sangre que abarcaban múltiples ciclos de tratamiento antitumoral y se identificaron diversas mutaciones asociadas a la aparición de resistencias a la terapia.

Los investigadores señalan que sus datos confirman que pueden existir alternativas eficaces para monitorizar la evolución del tumor y el desarrollo de resistencias.

Tal y como precisan, «la realización de biopsias repetidas para estudiar la evolución genómica tumoral como resultado de la terapia es complicada, invasiva y puede mostrar resultados confusos debido a la heterogeneidad intratumoral».
abril 8/2013 (Diario Médico)

Muhammed Murtaza, Sarah-Jane Dawson, Dana W. Y. Tsui, Davina Gale, Tim Forshew, Nitzan Rosenfeld. Non-invasive analysis of acquired resistance to cancer therapy by sequencing of plasma DNA.Nature. 07 Abr 2013

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Más de 80 «errores de ortografía» genética pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama, próstata y ovario, según una investigación internacional llevada a cabo en el marco del Estudio de Colaboración Oncológica Gene-ambiental (COG), un consorcio de la Unión Europea.

En última instancia, los científicos confían en entender cómo se desarrollan estos tumores y así generar nuevos tratamientos. Las principales conclusiones se publican en cinco artículos de un número especial sobre factores de riesgo genético para el cáncer, en Nature Genetics.

Los cinco estudios tuvieron en cuenta a 100 000 pacientes con cáncer de mama, ovario o próstata y 100 000 individuos sanos. Los científicos realizaron análisis genéticos de todos los participantes y se estudió la atmósfera de bases nitrogenadas A, G, C y T en 200 000 secciones seleccionadas de la cadena de ADN.

Cuando los pacientes con cáncer presentaban composiciones muy distintas en comparación con los controles sanos, las diferencias se consideraron relevantes para el riesgo de la enfermedad. Las alteraciones pueden ser descritas como un «error de ortografía genética», donde A, G, C o T se han reemplazado por otra carta. Este «error ortográfico» se llama polimorfismo de un solo nucleótido (SNP).

Para el cáncer de mama, los investigadores encontraron 49 errores tipográficos genéticos o SNP, que es más del doble del número previamente encontrado. En el caso del cáncer de próstata, descubrieron otras 26 desviaciones, lo que significa que un total de 78 SNP pueden estar relacionados con la enfermedad, mientras que para los tumores de ovario, se identificaron ocho SNP relevantes.

«Un hallazgo igualmente importante es que hemos identificado cómo muchos SNP podrían influir en el riesgo de cáncer de mama y de próstata, respectivamente. También tenemos una imagen de los lugares del genoma en los que debemos buscar en futuros estudios», señala Per Hall, profesor en el Instituto Karolinska de Suecia y coordinador del consorcio.
marzo 28/2013 (JANO.es)

Kyriaki Michailidou, Per Hall, Anna Gonzalez-Neira, Maya Ghoussaini, Joe Dennis, et al. Large-scale genotyping identifies 41 new loci associated with breast cancer risk. Nature Genetics 45, 353-361. doi:10.1038/ng.2563 .

Más:

Multiple independent variants at the TERT locus are associated with telomere length and risks of breast and ovarian cancer

Genome-wide association studies identify four ER negative–specific breast cancer risk loci

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Investigadores españoles han observado, por primera vez en un cáncer humano, un gen esencial, el POT1, que aparece mutado para proteger los telómeros, la parte final de los cromosomas.

Un estudio publicado en la revista Nature Genetics documenta la exploración de un mecanismo que podría contribuir al desarrollo de diversos tumores, incluyendo la leucemia linfática crónica, una forma de cáncer que cada año afecta en España a más de mil nuevos pacientes

Este trabajo, dirigido por María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Carlos López-Otín, del Instituto Universitario de Oncología de la Universidad de Oviedo y Elías Campo, del Hospital Clínic/Universidad de Barcelona, representa un nuevo avance del Consorcio Español en el estudio del genoma de la leucemia linfática crónica.

«La leucemia linfática crónica es la leucemia más frecuente en los países occidentales», explica López-Otín. «Una vez descifrados los cambios genéticos y epigenéticos más frecuentes en su desarrollo, es necesario conocer los mecanismos bioquímicos alterados, para poder mejorar el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad».

Siguiendo los trabajos previos dirigidos por Campo y López-Otín, los investigadores se centraron en las mutaciones que afectan a POT1, uno de los genes implicados en la protección de los extremos de los cromosomas, los telómeros.

«Llevamos mucho tiempo estudiando la biología de los telómeros, ya que alteraciones en su mantenimiento se asocian al cáncer y también al envejecimiento. Aunque se conocen mecanismos por los que las células tumorales alteran sus telómeros, las mutaciones en POT1 revelan otra ruta hasta ahora desconocida», señala Blasco.

Cada cromosoma tiene en su extremo, en los telómeros, un capuchón protector formado por proteínas, y POT1 es la «grapa» que lo fija uniéndolo al ADN telomérico. Todas las mutaciones ahora halladas en POT1 impiden a este gen cumplir su función. El ADN del extremo del cromosoma se queda por tanto sin su cubierta protectora.

En el trabajo que ahora se publica, los investigadores han encontrado que el 3,5 % de los pacientes con leucemia linfática crónica presenta mutaciones en POT1, pero esta cifra asciende al 9 % del subgrupo de pacientes con una forma especialmente agresiva de la enfermedad.

Para los autores, el estudio de la ruta bioquímica que lleva de estas anomalías al crecimiento descontrolado de los linfocitos B puede proporcionar importantes claves sobre la leucemia linfática crónica y sobre el cáncer en general.

Gen mutado con frecuencia en leucemia

Además, tras analizar el genoma de 341 pacientes de leucemia linfática crónica -comparando en cada caso los genes de células sanas con los de células tumorales-, los investigadores han descubierto que POT1 es uno de los genes más frecuentemente mutados en esta enfermedad.

Los resultados previos del Consorcio Español para el estudio del Genoma de la Leucemia Linfática Crónica, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, ya habían mostrado que en esta enfermedad intervienen más de mil mutaciones, y que cada paciente presenta una combinación única de centenares de ellas.

Es más, los diversos genes mutados identifican subgrupos relativamente pequeños de pacientes con características diferentes en su enfermedad. De hecho, las mutaciones que más se repiten se dan en solo el 15 % de los pacientes. Aun así, su identificación representa un gran avance, «porque es un paso hacia el objetivo de las terapias personalizadas, adaptadas al perfil genético de cada tumor.»

«Los pacientes con mutaciones en POT1 pertenecen al grupo con peor pronóstico. Por tanto, la intervención terapéutica sobre esta ruta podría ayudar al tratamiento de un grupo de pacientes cuyas perspectivas clínicas son, en la actualidad, muy desfavorables», concluye Campo.
marzo 22/2013 (JANO.es)

Andrew J Ramsay, Víctor Quesada, Miguel Foronda, Laura Conde, Alejandra Martínez-Trillos, Neus Villamor, et.al. POT1 mutations cause telomere dysfunction in chronic lymphocytic leukemia. Nature Genetics 2013. doi:10.1038/ng.2584.

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Científicos españoles han hallado un gen que acompaña a las células móviles tumorales en su desplazamiento por el organismo y ayuda a entender el hasta hoy desconocido proceso del inicio de la metástasis, responsable de nueve de cada diez muertes por cáncer.

Este gen, conocido por su papel durante el desarrollo embrionario y denominado «Prrx1″, fue caracterizado por un equipo dirigido por  Angela Nieto en un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España y la Universidad Miguel Hernández de Elche (este).

Nieto relató a Efe que lleva años tratando de describir los mecanismos que dan origen a la metástasis a partir del movimiento de las células tumorales (lo que se conoce como «transición epitelio-mesenquimal» o TEM).

Estas células se desprenden del carcinoma inicial y provocan el desarrollo del cáncer en otra parte del cuerpo con resultados a menudo mortales.

El avance ha sido publicado en la revista científica internacional Cancer Cell (doi: 10.1016/j.ccr.2012.10.012).), y ha sido objeto de interés en Nature, que lo califica de «emocionante capítulo en la comprensión de la metástasis».

A partir del conocimiento de que las células tumorales «viajeras» portan un gen llamado «snail» (caracol en inglés), el equipo de Nieto descubrió el «componente adicional» del «Prrx1″ que, igual que el anterior, conlleva movilidad.

Sin embargo, el «Prrx1″ tiene el añadido de que, cuando se apaga, la célula deja de moverse y pasa a activar unas propiedades similares a las de las células madre que los expertos consideran «iniciadoras de tumores y que hacen que aún sea más eficiente la formación de la metástasis».

Nieto apuntó que ahora el reto es determinar cuáles son las señales que hacen «apagar» estos nuevos genes (lo que a su vez crea las metástasis), con el fin de diseñar una terapia específica que impida este proceso sin otros efectos secundarios.

Hasta ahora se pensaba que bloqueando el movimiento celular se reduciría el riesgo de metástasis, pero los últimos estudios constatan que las primeras células cancerosas salen del carcinoma incluso antes de que haya capacidad real para detectar el cáncer.

Por ello, bloquear el movimiento cuando la realidad es que las células ya circulan sólo consigue el efecto contrario al deseado y favorece la aparición de metástasis.

Según Nieto, hay que «pensar completamente distinto a como se hacía hasta antes de este trabajo» de cara a un futuro tratamiento, hay que evitar atacar esa movilidad de las células tumorales (TEM) ya que es imposible evitar que estén circulando en un paciente con cáncer y, además, porque mientras estén desplazándose «no son peligrosas».
marzo 13/2013 (EFE).-

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

Ocaña OH, Córcoles R, Fabra A, Moreno-Bueno G, Acloque H, Nieto MA.Metastatic colonization requires the repression of the epithelial-mesenchymal transition inducer Prrx1.Cancer Cell. 2012 Dic 11;22(6):709-24.

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Describen nuevo mecanismo que contribuye al desarrollo del cáncer

Un equipo de investigadores españoles ha explorado un nuevo mecanismo que contribuye al desarrollo de diversos tumores, incluyendo la leucemia linfática crónica.

Los resultados se publican en Nature Genetics ( doi:10.1038/ng.2584 ) y los investigadores relacionan por primera vez el cáncer con fallos en la protección de los cromosomas.

Este trabajo está dirigido por Carlos López-Otín, del Instituto Universitario de Oncología de la Universidad de Oviedo, en el norte de España; Elías Campo, del Hospital Clínic y Universidad de Barcelona (este), y María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Para sus autores, representa un nuevo avance del Consorcio Español para el estudio del Genoma de la Leucemia Linfática Crónica (LLC), según una nota de prensa de los tres centros de investigación.

Este trabajo se centra en las mutaciones que afectan a POT1, uno de los genes implicados en la protección de los extremos de los cromosomas, los telómeros.

Cada cromosoma tiene en su extremo -en los telómeros- un capuchón protector formado por proteínas, de las cuales POT1 es la «grapa» que lo fija.

Todas las mutaciones ahora halladas en POT1 impiden a este gen cumplir su función, provocando que el ADN del extremo del cromosoma se quede sin su cubierta protectora.

María Blasco, directora del CNIO, explicó que «llevamos mucho tiempo estudiando la biología de los telómeros, ya que alteraciones en su mantenimiento se asocian a cáncer y envejecimiento».

«Aunque se conocen mecanismos por los que las células tumorales alteran los telómeros, las mutaciones en POT1 revelan otra ruta hasta ahora desconocida», concluyó.

En similares términos se pronunció Víctor Quesada, de la Universidad de Oviedo, quien afirmó que es la primera vez que aparece mutado un gen esencial para la protección de los telómeros.

Este investigador, quien insistió en que este estudio es aún investigación básica, subrayó a Efe que se conoce que hay tumores en otros órganos -por ejemplo el pulmón- que presentan mutaciones similares en POT1 y «por tanto sospechamos que contribuyen a su desarrollo».

«Ahora que este mecanismo está definido, podemos investigar esa posibilidad», afirmó.

Este estudio también pone de manifiesto, tras analizar el genoma de 341 pacientes, que POT1 es uno de los genes más frecuentemente mutados en la LLC.

Trabajos previos de Campos y López-Otín habían sugerido que en ésta intervienen mutaciones en decenas de genes clave y que cada paciente presenta una combinación distinta de varias de ellas.

Según el trabajo actual, el 3,5 % de los pacientes con LLC presenta mutaciones en POT1, porcentaje que asciende al 9 % si se consideran los pacientes que tienen una forma especialmente agresiva de la enfermedad.

De esta manera, se identifica POT1 como uno de los genes más importantes de la LLC.

Para Campo, la intervención terapéutica sobre esta ruta podría ayudar al tratamiento de un grupo de pacientes cuyas perspectivas clínicas son, en la actualidad, muy desfavorables.

López-Otín señaló que una vez descifrados los cambios genéticos y epigenéticos más frecuentes en el desarrollo de esta enfermedad, es necesario conocer los mecanismos bioquímicos alterados por dichos cambios, para mejorar el diagnóstico y tratamiento.
marzo 18/2013 (EFE).-

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

Andrew J Ramsay, Víctor Quesada, Miguel Foronda, Laura Conde, Alejandra Martínez-Trillos, Carlos López-Otín.POT1 mutations cause telomere dysfunction in chronic lymphocytic leukemia.Nature Genetics.17 Mar 2013

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Este trastorno metabólico constituye el problema hidroelectrolítico más importante, ya que puede llegar a afectar hasta al 15 % de los pacientes ingresados.

El 20 % de los pacientes oncológicos desarrollarán hiponatremia a lo largo de su enfermedad, según han asegurado los expertos que están participan en el «XV Simposio de Revisiones en Cáncer», que se celebrado hasta el viernes pasado en Madrid.

Esta enfermedad representa «una disminución de las cifras de sodio en sangre por debajo de las recomendadas que, de no ser tratada, provoca elevadas tasas de morbimortalidad», explica el miembro del Servicio de Oncología Médica del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, el doctor Fernando Henao. Se trata, señala, del problema hidroelectrolítico más importante, ya que «puede llegar a afectar al 15 % de los pacientes ingresados».

La elevada prevalencia de este problema en pacientes con cáncer se debe, según este especialista, a que el propio tumor genera una hormona antidiurética que multiplica las posibilidades de sufrir el síndrome de secreción antidiurética, que es «la principal causa de la hiponatremia». Uno de los tumores en que, más frecuentemente, aparece este síndrome es el carcinoma microcítico de pulmón.

En este tipo de cáncer, las propias células tumorales generan la hormona antidiurética, lo que provoca que «alrededor del 44% de estos pacientes sufra hiponatremia secundaria al síndrome de secreción antidiurética», indica el Dr. Henao. Esta alteración, no obstante, también se presenta de forma habitual en el tumor de cabeza y cuello, algunos subtipos de linfoma, y cánceres cerebrales, tanto primarios como metastásicos.

El abordaje es «fundamental» para evitar el deterioro de la calidad de vida del paciente, el impacto sobre la eficacia del tratamiento oncológico y la reducción de la supervivencia, según este experto.

Falta de información

Es necesario», afirma, concienciar al especialista de la importancia del diagnóstico y tratamiento de la hiponatremia, que «brinda un beneficio potencial al propio paciente como es la mejora del pronóstico de la enfermedad subyacente». Por ello, lamenta «la falta de información» de la que dispone el oncólogo.

En cuanto a las medidas para prevenir su aparición, el Dr. Henao señala que en pacientes polimedicados mayores «se debería prestar atención a ciertos medicamentos que pueden hacer disminuir las cifras de sodio».

Por último, y pormenorizando en los avances obtenidos en farmacoterapia, el experto destaca tolvaptan, comercializado por Otsuka como Samsca. Este «es el primer antagonista del receptor V2 de la hormona antidiurética, y actúa de forma específica sobre la secreción inadecuada de la hormona antidiurética», concluye.
febrero 8/2013 (JANO.es)

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