agosto 2012 Archivos

Que la biología molecular está centrando la investigación oncológica es un hecho constatable con un simple vistazo a los estudios científicos publicados cada día. El avance en este campo se traduce en progresos en la clínica, como la optimización de la selección de las terapias disponibles, y en expectativas de nuevos tratamientos más selectivos y eficaces.
«El diagnóstico molecular del cáncer es la llave para conseguir una terapia personalizada para cada paciente, y poder aplicar a cada enfermo un panel de drogas más amplio, de forma más inteligente y efectiva para cada tumor», ha afirmado Miguel Ángel Piris, jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y director científico del Instituto de Formación e Investigación Marqués de Valdecilla (Ifimav), que ha participado en el seminario Biología molecular del cáncer: fronteras y perspectivas, de la Universidad de Cantabria.
Según Piris, las investigaciones llevadas a cabo en su departamento en materia de diagnóstico molecular del cáncer demuestran que casi todo depende de la identificación de los marcadores morfológicos o moleculares del tumor para hacer un diagnóstico de mayor precisión y seleccionar la terapia más personalizada para cada enfermo.
«En la actualidad hay dos problemas: primero, saber cuáles son los fármacos más apropiados para cada enfermo, y segundo, poder combinar esos tratamientos entre sí de la mejor manera. Y es el diagnóstico molecular el que nos está diciendo ahora qué terapias o qué combinaciones de ellas son las mejores para cada paciente», ha advertido con rotundidad.
Genes
Piris se ha hecho eco de la importancia de estudiar los genes de cada tumor, porque «el 95 %  de los tumores son lo que llamamos cáncer esporádico, que no son resultado de una carga genética heredada, sino adquirida a lo largo de la vida del paciente».
Por ello, ha insistido en que el objetivo del diagnóstico molecular es la elaboración de terapias personalizadas. «Aún somos incapaces de curar al 45 %  de los enfermos con cáncer, lo que significa que queda mucho que aprender en el diagnóstico y la terapia».
En este sentido, ha añadido que el diagnóstico molecular complementa a otros tipos de diagnóstico, como el radiológico, el clínico y el morfológico, cuya integración es clave en la elaboración de un pronóstico final. De hecho, Piris ha abogado por un futuro investigador en el que impere la integración entre todos los agentes, como oncólogos, investigadores y farmacéuticos, entre otros, y en el que todo este esfuerzo colectivo «esté guiado con inteligencia para situar a la investigación en medio de la clínica, y enfocar los estudios a puntos clave en los que sea más fácil progresar».
Por otro lado, en este mismo curso ha participado Piero Crespo, investigador del CSIC y del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (Ibbtec), quien ha explicado la señalización anómala de las células cancerígenas y los intermediarios aberrantes presentes en la ruta de señalización RAS-ERK, que es en la que se centran actualmente las investigaciones que efectúa su equipo en la Universidad de Cantabria.
Intermediarios
Crespo ha observado que los estudios persiguen determinar cuál de los intermediarios en las rutas de señalización celular se encuentra mutado y genera señales aberrantes, es decir, «separado de los mecanismos normales por los que una célula prolifera, al recibir a través del torrente sanguíneo, y mediante hormonas, unas determinadas señales del organismo. Las células tumorales no siguen ese proceso, sino que generan ellas mismas sus propias señales para poder proliferar», ha manifestado el investigador cántabro.
Según ha señalado Piero Crespo, las diferencias entre el intermediario celular aberrante y el normal resultan «muy sutiles, por lo que buscar un fármaco que los inhiba de manera selectiva es muy complicado».
Sin embargo, este tipo de estudios ya ha conseguido mejorar el pronóstico de dos tipos de cáncer como son la leucemia mieloide crónica y el melanoma, donde el descubrimiento de inhibidores para los intermediarios que trabajan aberrantemente se ha traducido en mayor índice de curación de estas enfermedades.
Una vez hallado el intermediario que genera las señales aberrantes, la investigación avanza un paso más, y se centra, tal y como ha explicado el ponente del curso, en la búsqueda de un mecanismo que inhiba al intermediario en las células tumorales, pero no en las células normales, en donde desempeña una labor fundamental.
Julio 25/012 (Diario Médico)

El tratamiento del carcinoma renal, basado en la terapia antiangiogénica, podría mejorar con la obtención de nuevos biomarcadores.
El Instituto de Oncología Valle de Hebrón (VHIO) y el Hospital Universitario Valle de Hebrón, ambos en Barcelona, han organizado una reunión científica sobre carcinoma de células renales, que ha contado con la participación de expertos procedentes del Centro Oncológico Taussig de Cleveland (Estados Unidos) y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), de Barcelona.
El objetivo de la reunión era proporcionar una actualización de los últimos avances en cáncer renal y ofrecer la posibilidad de debatir y compartir opiniones. Como ha recordado Brian Rini, profesor asociado de Medicina de la Universidad de Cleveland, la terapia antiangiogénica es la más relevante en cáncer renal. «En Estados Unidos se administran fármacos como sunitinib en primera línea al menos en el 60 % de los pacientes, con otras opciones en segunda línea y nuevos agentes recientemente aprobados. En la actualidad, optamos por una secuencia de monoterapias, aunque debe mejorarse, porque no sabemos qué fármaco es mejor para un paciente determinado con respecto a otro. Pero pensamos que sunitinib es la mejor opción y, cuando fracasa el tratamiento, optamos por otro y por el seguimiento», ha enumerado.
En su opinión, para mejorar la situación actual es preciso impulsar la investigación en nuevos biomarcadores predictivos validados, pero, «desgraciadamente, no los tenemos todavía, aunque hay algún indicio». Entre los trabajos en este campo ha citado el de Jesús García-Donas, que fue publicado por The Lancet Oncology el pasado mes de octubre, en el que se describía cómo determinados polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) se correlacionaban con respuesta a fármaco o toxicidad.
«Hemos trabajado mucho en hipertensión inducida a la célula por cambios de presión pero, de nuevo, tampoco puede usarse en la práctica clínica para seleccionar a los pacientes. Como he indicado, tenemos algunas pistas, pero creo que pasarán muchos años antes de que dispongamos de una herramienta similar a la mutación EGFR en cáncer de pulmón, de manera que, si el paciente la tiene, se le administra un fármaco determinado y, si no, le administro otro; eso es lo que necesitamos», ha asegurado.
Diversidad en respuesta
Su investigación se centra en nuevos fármacos y en estos nuevos marcadores con modelos animales de resistencia, que intentan responder a por qué los pacientes reaccionan a uno u otro tratamiento, o se vuelven resistentes a él y qué hacer a continuación. También trabaja en nuevas pautas de administración intermitente, tratando de reducir los efectos secundarios manteniendo la efectividad.
El carcinoma renal es una enfermedad tanto de diagnóstico como de manejo complejo. Como ha indicado Rini, responsable de la Unidad de Tumores Sólidos del Centro Oncológico Taussig de Cleveland, «la mayoría de los pacientes no tienen síntomas y al someterse a una tomografía computarizada por otro motivo se descubre que tienen una anomalía en el riñón o en otra región».
En cuanto al manejo, ha indicado que la incorporación de nuevos fármacos está haciéndolo cada vez más complejo: «Cuando comencé a trabajar en este campo sólo disponíamos de interferón e interleucina y era sencillo; ahora tenemos ocho tratamientos aprobados por la Aagencia -estadounidense- de Alimentos y Fármacos ( FDA), con diferentes mecanismos y efectos secundarios; ahora es más difícil».
EN COLABORACIÓN
Brian Rini, de la Universidad de Cleveland, ha alabado el esfuerzo colaborativo y la necesidad de impulsar jornadas como la celebrada en el Hospital Valle de Hebrón, «porque no hay un centro en el mundo que pueda hacerlo todo. Nosotros tenemos experiencia desde el punto de vista clínico y de laboratorio en determinadas áreas, mientras que en otros centros son fuertes en otros aspectos. Esto nos permite multiplicar nuestros esfuerzos y abrir nuestras mentes para trabajar mejor: tales colaboraciones internacionales son extremadamente útiles».
Julio 29/2012 (Diario Médico)
Garcia-Donas, Jesus Esteban, Emilio Leandro-García, Luis Javier Castellano, Daniel E. del Alba, Aranzazu González Climent, Miguel Angel Arranz, et. al.   Single nucleotide polymorphism associations with response and toxic effects in patients with advanced renal-cell carcinoma treated with first-line sunitinib: a multicentre, observational, prospective study. The Lancet Oncology, 12 (12), p.1143-1150, nov 2011.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó la existencia de 36 posibles casos de Ébola en Kibale, Uganda, donde ha fallecido más de una decena de enfermos desde mediados de este mes.
El vocero de la OMS, Tarik Jaserevic, dijo en rueda de prensa que se detectaron 36 casos sospechosos de padecer la enfermedad, de ellos cuatro fueron confirmados; y se está tratando a los pacientes que se presume contrajeron el mal.
Explicó que la Organización recibió el pasado 28 de julio la notificación del gobierno ugandés sobre la detección de este brote de la epidemia en el occidente del país, si bien las autoridades notificaron ayer que la dolencia se extendió y al menos otra persona murió en Kampala.
También recordó que este es el cuarto brote de Ébola que Uganda sufre en los últimos 12 años, el más grave en 2000 cuando murieron 170 personas.
La víspera el presidente ugandés, Yoweri Museveni, confirmó el deceso de otra persona como consecuencia de un nuevo brote, con lo cual suman 15 los fallecidos en las últimas tres semanas.
El jefe de Estado pidió a la población evitar cualquier contacto físico con contagiados para impedir la propagación del virus, que en su etapa primaria de incubación provoca escalofríos, diarrea, fatiga, fiebre, vómitos, dolor de garganta y náuseas.
Julio 13/2012 (PL)
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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Joyce Labol murió ahogada hace unos tres años cuando se inclinó para recoger agua de un estanque y le vino un repentino espasmo. La adolescente es una de 300 ugandeses que han muerto como resultado de una enfermedad misteriosa que está afectando a cada vez más niños en el norte de Uganda y en algunas zonas de Sudán del Sur.
A la enfermedad la llaman el síndrome del cabeceo, porque aquellos que lo tienen asienten con la cabeza y algunas veces hacen movimientos parecidos a un ataque epiléptico. La enfermedad detiene el crecimiento de los niños, destruye sus habilidades cognitivas y los vuelve incapaces de realizar pequeñas tareas, algunos incluso no reconocen a sus propios padres.
Las autoridades ugandesas calculan que unos 3000 niños en el país sufren de este mal. Algunos cuidadores incluso atan a árboles a los niños que sufren de este síndrome para no tener que cuidarlos cada minuto del día.
Este lunes iniciaría en Uganda una conferencia internacional de cuatro días sobre el síndrome del cabeceo que las autoridades de salud creen que ayudará a entender mejor a la misteriosa enfermedad. A la conferencia asistirán unos 120 científicos de diversas partes del mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
Los científicos trabajan para encontrar la causa de la enfermedad, que está poniendo a prueba a una comunidad que busca respuestas sobre porqué ataca principalmente a niños de entre cinco y 15 años de edad, porqué solo en algunas comunidades y si es contagiosa.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) a petición del gobierno ugandés, investiga el síndrome desde 2009.
Los científicos se están enfocando en la relación entre el síndrome y el parásito que causa la ceguera, dijo Scott Dowell, director de la división Global de Detección de Enfermedades y Respuesta de Emergencia del CDC. Sin embargo, reconoce que «en muchas partes del mundo hay oncocercosis el parásito de río que causa cegera pero no tenemos evidencia del síndrome del cabeceo».
Quienes habitan en los confines de Uganda creen que la enfermedad tiene su raíz en la violencia. Dicen que es la única razón por la que el síndrome prevalece en los lugares más afectados por el legado de una guerra brutal emprendida por Joseph Kony, el líder del Ejército de Resistencia del Señor que recluta a niños y niñas que entrena para matar o volverlos esclavos sexuales.
Julio 30/2012 (AP)
Tomado del Boletín de Prensa Latina: Copyright 2012 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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Uno de cada ocho supervivientes a un infarto cardiaco experimenta señales de trastorno por estrés postraumático (TEPT),  y el desarrollo de síntomas de TEPT duplica el riesgo de los pacientes cardiacos de un segundo infarto cardiaco o de
Edmondson D, Richardson S, Falzon L, Davidson KW, Mills MA, et al. (2012) Posttraumatic Stress Disorder Prevalence and Risk of Recurrence in Acute Coronary Syndrome Patients: A Meta-analytic Review. PLoS ONE 7(6): e38915.muerte en un plazo de tres años, según un estudio de la revista PloS One (doi:10.1371/journal.pone.0038915).
Las características comunes del TEPT incluyen pesadillas, conductas de evitación, presión arterial elevada y ritmo cardiaco rápido. El estudio indica que el TEPT, un trastorno de ansiedad provocado por el trauma, puede ocurrir por cualquier circunstancia. Se revisaron los resultados de 24 estudios publicados de casi 2400 pacientes cardiacos. En general, el 12% de los pacientes mostraron síntomas significativos de TEPT, y alrededor del 4% cumplían con los criterios para un diagnóstico completo de TEPT. Se preguntó a los pacientes sobre los síntomas de TEPT al menos un mes y hasta diez años después de su infarto cardiaco. En promedio, los pacientes fueron entrevistados menos de dos años después. Determinar qué factores de riesgo predisponen a algunos pacientes al TEPT podría ayudar a identificar a quienes tienen más probabilidades de necesitar asistencia.
Los autores concluyen que la terapia cognitivo-conductual, un abordaje terapéutico estructurado y orientado a las metas, puede ayudar a algunas personas a separar la memoria de un evento del evento en sí.
Agosto 2/2012 (Neurologia.com)

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Investigadores del Hospital Brigham de Mujeres (Boston, Estados Unidos) han descubierto que los cambios en monocitos son un biomarcador para la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Este descubrimiento, publicado en The Journal of Clinical Investigation, supone un avance significativo en el desarrollo del tratamiento de la enfermedad.
En estudios previos con ratones con mutaciones genéticas de ELA, los investigadores observaron que dos meses antes de la aparición de la ELA, los monocitos del bazo comenzaban a mostrar cualidades proinflamatorias. Cuando la enfermedad se iniciaba, se producía un incremento de moléculas de señalización celular que dirigían los monocitos para inundar la médula espinal.
En el momento en que los científicos trataron a los ratones con anticuerpos para modular los monocitos inflamatorios, descubrieron que provocaba un menor número de monocitos entrando en la médula espinal.
Después de realizar la investigación en ratones, los investigadores demostraron que, en humanos con ELA, había monocitos similares que también mostraban la inflamación.
«Muchas personas se preguntan si el sistema inmune juega un papel importante en enfermedades neurológicas como la ELA. El sistema inmune es complicado, y los ensayos sobre inmunoterapia previos no tuvieron éxito», afirma Howard Weiner, autor del estudio. «Pero ahora sabemos qué falla en la sangre. Se abre una puerta en tratamientos terapeúticos para la ELA y quizá, en un futuro, para otras enfermedades neurológicas».
Agosto 6/2012 (Diario Médico)
Oleg Butovsky, Shafiuddin Siddiqui, Galina Gabriely, Amanda J. Lanser, Ben Dake, Gopal Murugaiyan, et. al. Modulating inflammatory monocytes with a unique microRNA gene signature ameliorates murine ALS. The Journal of Clinical Investigation, publicado agosto 6/2012.

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Enfrentar la vida con una sonrisa tiene consecuencias reales sobre la reducción del estrés y la salud del corazón, confirmó un nuevo estudio realizado en la Universidad de Kansas y publicado en la revista Psychological Science.
Tara Kraft y Sarah Pressman, dos médicas de la Universidad, convocaron a 169 estudiantes sin explicarles el objetivo real de la experiencia, a fin de preservar la confiabilidad de los resultados.Las investigadores pidieron a los participantes que se colocaran varillas en la boca, para simular una expresión facial precisa.
Luego, los estudiantes fueron divididos en tres grupos: el primero con expresión neutra, el segundo con una sonrisa forzada y el último con una sonrisa llamada «de Duchenne», sincera y que incluye la estimulación de los músculos alrededor del ojo.
Cada grupo tuvo que realizar luego algunas tareas que se consideran estresantes: dibujarse una estrella con la izquierda, para los diestros, y con la derecha para los zurdos; sumergir la mano en agua helada; todo conservando la expresión facial gracias a las varillas.
Mientras tanto, las autoras del estudio registraban el ritmo cardíaco de cada participante: así, las personas con la sonrisa forzada mostraron un ritmo cardíaco más lento que aquellas con expresión neutral.
Pero además las personas con la «sonrisa de Duchenne» exhibieron un ritmo cardíaco aún más bajo.
Así Kraft y Pressman concluyeron que una sonrisa, incluso si es forzada, tiene influencia directa en el grado de estrés: el siguiente paso será explicar las razones de esta relación.
Según las primeras hipótesis, la sonrisa puede influir en el cortisol, la hormona vinculada con el estrés. «La utilización de estos músculos -dijo el psicólogo Michal Lewis, de la Universidad de Cardiff- forma parte de la manera en  que el cerebro evalúa el humor».
El estrés está estrechamente vinculado con los problemas cardíacos, la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y la obesidad. La risa, por su parte, libera endorfinas que alivian el estrés, pero al mismo tiempo permiten bajar la tasa de cortisol.
Agosto 4/2012 (ANSA)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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