La información de los esqueletos

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¿Cómo es posible saber tantas cosas acerca de épocas de las que no tenemos documentos, o incluso no se había inventado la escritura? Entre otras aproximaciones, los esqueletos son una gran fuente de información acerca de la gente que vivió siglos  atrás.

Los huesos nos pueden ayudar a conocer detalles como la dieta o la esperanza de vida de las distintas clases sociales, el clima o las enfermedades y las condiciones de trabajo de la población, entre otras cosas.

Pero obtener estos datos dista de ser fácil: para que sean fiables hay que disponer de muestras abundantes y relevantes, compararlas entre los distintos lugares y épocas, y realizar estudios interdisciplinarios que, a partir de toda la información disponible, permitan construir un relato coherente. Aun así, examinando una muestra significativa de esqueletos se pueden saber ya muchas cosas.

Los datos más inmediatos que se pueden extraer de un esqueleto de forma directa son el sexo del individuo y la altura. El sexo solo puede ser definido a partir de la pubertad, cuando los huesos evolucionan de manera diferente en hombres y mujeres. En cuanto a la altura, se puede determinar incluso si faltan partes del esqueleto midiendo los huesos de las extremidades y aplicando unas fórmulas que permiten calcular las medidas totales de forma muy precisa.

Los esqueletos permiten, además, tener una idea general de los grupos de población que habitaban un lugar en un determinado periodo. El elemento más relevante para esto es el cráneo, que a partir de ciertas características como el hueso nasal permite hacer una aproximación de la etnia del individuo.

El cambio generalizado en dichas características en esqueletos de distintos periodos es una señal de movimientos migratorios masivos, generalmente atribuibles a una expansión armada.

El estudio detallado de los esqueletos puede revelar además un montón de información sobre los hábitos de las poblaciones y sobre el mundo en el que vivían. Los datos directos que se pueden extraer tienen que ver con la dieta y las enfermedades. Muchas enfermedades dejan rastros sobre el esqueleto que son fácilmente identificables, especialmente en el caso de aquellas que históricamente han estado muy extendidas. Uno de los ejemplos más habituales es la artritis reumatoide.

Otra de las enfermedades más habituales, la tuberculosis, provoca a largo plazo deformidades en la columna vertebral.

Lea el texto completo en: Arqueología de los huesos, todo lo que nos cuentan sobre el pasado. National Geographic España. Historia – 05 de marzo de 2025.

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