Durante la epidemia del virus H1N1, o la llamada fiebre porcina durante los años 2009-2010 murieron, según un estudio publicado por PLOS Medicine, aproximadamente 203 000 personas por causas respiratorias.
«Este estudio confirma que el virus H1N1 mató a muchas más personas en el mundo de lo que se creía en un principio», sentenció la autora principal del análisis, Lone Simonsen, profesora de investigación, en el Departamento de Salud Global de la Escuela de Salud Pública y Servicios de Salud, de la Universidad George Washington, en EE.UU, según un artículo publicado en El Mundo.(1)
El 7 de mayo del 2020, a más de cinco meses del comienzo de la epidemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que causa la denominada COVID-19, surgida igualmente en la República Popular China, se ha expandido a mayor velocidad que la anterior epidemia. Ha demostrado mayor grado de transmisión y mayor letalidad, existen más de 274 889 personas fallecidas a nivel global, en menos de 6 meses.
Los países más afectados han sido, fundamentalmente España, Italia y los EE.UU., este último, el epicentro de la epidemia actual, con más de 1 260 000 de contagiados y lidera la triste cifra de fallecidos con 74 581.(2)
Muchos se preguntan ¿por qué ha ocurrido esto en países del primer mundo, en los cuales el desarrollo científico y los adelantos de la medicina son de primera línea? No están preparadas estas grandes naciones, para enfrentar la avalancha de enfermos con procesos respiratorios. La respuesta de estos países, encabezado por los EE.UU., ha sido demorada y enfrentan hasta el momento, una hecatombe humanitaria de salud.
Dentro de la familia de las especialidades médicas, la especialidad de Ortopedia y traumatología, también ha tenido que atender a pacientes aquejados de enfermedades crónicas y de traumatismos graves durante la COVD-19.
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