Este artículo repasa los principales adelantos en la asistencia de los pacientes con traumatismos graves. Practicar la mejor medicina basada en la evidencia para la atención de los traumatismos a menudo exige decisiones imperfectas basadas sobre información incompleta y en evolución. La postura decidida y de avanzada acerca de la cirugía de urgencia continúa siendo el principio rector.
Puntos claves:
La postura decidida y de avanzada acerca de la cirugía de urgencia continúa siendo el principio rector en el tratamiento inicial de los traumatismos graves.
Algunas intervenciones son mecánicas (torniquetes), otras son farmacológicas (tratamiento antifibrinolítico) y otras exigen nuevas maneras de pensar (cirugía temprana de control de daños).
Desde el primer momento de la lesión, el objetivo debe ser lograr la detención quirúrgica de la hemorragia.
La cirugía de reducción de daños es una estrategia técnica que prioriza la detención de la hemorragia, deja la cavidad abdominal con un cierre temporario y posterga todas las demás maniobras y reconstrucciones quirúrgicas para operaciones ulteriores.
La mayoría de las muertes debidas a hemorragia masiva se producen dentro de los 30 minutos de ocurrida la lesión por lo tanto las intervenciones deben ser inmediatas.
Los pacientes normotensos no deben recibir reanimación con líquidos.
En pacientes hipotensos se debe esperar hasta que la presión sistólica se aproxime a 80 mm Hg.
Los hemoderivados, especialmente cuando se efectúa una transfusión masiva, se deben emplear en todas las instituciones que reciben pacientes con traumatismos.
La reanimación con balón endovascular aórtico (REBOA por las siglas del inglés) es una técnica que está surgiendo rápidamente para detener la hemorragia intracavitaria infradiafragmática no comprimible.
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Fuente: IntraMed | 17 de marzo de 2019 [Autor: King DR. N Engl J Med 2019;380:763-70]
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