El ultrasonido está llamado a ser una extensión del examen físico. Instrumento inocuo y de fácil accesibilidad que puede complementar las técnicas de examinación, partiendo siempre de un pensamiento clínico. Su empleo en la evaluación de la composición corporal ofrece información esencial en la práctica asistencial. El artículo que recomendamos aborda las múltiples potencialidades del empleo de la ecografía en el estudio de esta temática y su aplicación actual.
El ultrasonido permite la evaluación en la cabecera del enfermo, de la masa muscular, compartimentos de grasa y agua extravascular. Proporciona una alternativa rentable, portátil y accesible a los métodos tradicionales, como la densitometría ósea, el análisis de la bioimpedancia eléctrica, la tomografía computarizada y la imagen de resonancia magnética. Es particularmente útil para evaluar afecciones, como desnutrición, sarcopenia y obesidad sarcopénica, que requieren una masa muscular pobre para establecer un diagnóstico. Sus usos potenciales incluyen diferentes parámetros indicativos de la salud muscular. Además, se puede utilizar para evaluar varios compartimentos de grasa, incluyendo grasa visceral, subcutánea y ectópica, que son importantes para comprender la salud metabólica y el riesgo cardiovascular.
Sin embargo, la adopción generalizada de ultrasonidos se ve dificultada por la falta de mediciones estandarizadas y la ausencia de medidas de ultrasonido en los criterios de diagnóstico validados. Queda mucho por recorrer aún en este camino y así permitirnos ampliar nuestros límites sensoriales en la búsqueda de una práctica de mayor precisión.
Vea texto completo en:
Ultrasound for body composition assessment: a narrative review. Intern Emerg Med. 2024 Sep 6.
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