Existe sobrada evidencia que demuestra la asociación de las enfermedades autoinmunes con un riesgo drásticamente mayor de enfermedad cardiovascular aterosclerótica y sus manifestaciones clínicas. El aumento del riesgo es coherente con la noción de que la aterogénesis está modulada por mecanismos inmunitarios tanto protectores como promotores de la enfermedad ya que los factores de riesgo cardiovascular tradicionales, por sí solos, no explican este riesgo incrementado.
Se han implicado diversos mecanismos que se imbrican en una interacción compleja. La función de leucocitos aberrantes y de las citocinas proinflamatorias son fundamentales para ambas entidades. Esto resulta en disfunción vascular, resolución deficiente de Infamación y persistencia de infamación crónica. De manera similar, la pérdida de tolerancia a los autoantígenos y la generación de autoanticuerpos son características clave de la autoinmunidad, pero también están implicadas en la mala adaptación respuesta inflamatoria durante la enfermedad cardiovascular aterosclerótica.
Las terapias inmunomoduladoras son potencialmente efectivas para reducir el riesgo cardiovascular en los pacientes con enfermedades autoinmunes. Así mismo, los biomarcadores de la actividad de estas enfermedades autoinmunes podrían ser herramientas relevantes para estratificar a los pacientes con autoinmunidad según su enfermedad cardiovascular riesgo.
Vea texto completo en:
Autoimmune diseases and atherosclerotic cardiovascular disease. Nat Rev Cardiol (2024).
Haga un comentario