Miércoles, 6 de julio de 2016 (HealthDay News) — En las últimas semanas un calor con máximos históricos ha llegado al oeste y al suroeste de EE. UU., y ahora la costa este también se está tostando.
Se anticipa que las temperaturas desde Washington, D.C. hasta Boston aumenten por encima de los 90 ºF (32 ºC) el miércoles, y posiblemente durante varios días después de eso. Junto con la humedad, la temperatura del aire podría dar la sensación de ser de 100 ºF (38 ºC) o más en algunos lugares, según el Servicio Nacional de Meteorología de EE. UU. Estas temperaturas altas conllevan una amenaza significativa para la salud, afirma una médica de la Facultad de Medicina Osteopática de la Universidad de Rowan, en Stratford, Nueva Jersey.
«Cualquier extremo en el clima puede ser inherentemente peligroso, pero las olas de calor iniciales de cada verano pueden ser particularmente peligrosas para las personas más vulnerables a las enfermedades relacionadas con el calor, incluyendo los niños, las personas mayores y las que tienen enfermedades crónicas», comentó en un comunicado de prensa de la Universidad de Rowan la Dra. Jennifer Caudle, profesora asistente en dicha universidad.
La mayoría de las personas pueden adaptarse a los cambios de temperatura en aproximadamente una semana, pero algunas personas necesitan el doble de tiempo para hacerlo, señaló Caudle.
«Cuando la temperatura cambia rápidamente, como puede ser con una ola de calor repentina, nuestro cuerpo intenta mantener una temperatura corporal normal ajustando el flujo sanguíneo y la sudoración», dijo.
«Los cuerpos de los bebés y de las personas mayores no son capaces de hacer esos cambios tan fácilmente como los adultos sanos, lo que les deja con un riesgo más alto de sufrir enfermedades graves e incluso de morir», explicó Caudle.
Un promedio de 658 personas mueren en Estados Unidos cada año por el calor extremo, de acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. En la mayoría de los casos, estas muertes se producen en casas sin aire acondicionado.
«Muchas personas de edad avanzada tienen enfermedades o viven en situaciones que les hacen ser más propensos a sucumbir al calor», dijo Caudle.
Además de su incapacidad de adaptarse rápidamente a las temperaturas cambiantes, las personas mayores tienen menos probabilidades de sentir y responder a los cambios de temperatura, señaló. También «pueden tener un reflejo de sed más bajo que evita que beban la cantidad adecuada de líquido», añadió.
La preocupación por la seguridad y por temas económicos también podría hacer que las personas mayores se queden en casa con las ventanas cerradas, sin tener ni ventiladores ni aire acondicionado, indicó.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
DE NUESTROS LECTORES