En cualquier proceso infeccioso, la interacción que se establezca entre el patógeno y el hospedero determinará el proceso de la enfermedad y su gravedad clínica. La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) no es una excepción. La gran mayoría de los casos con la infección por este lentivirus progresarán inexorablemente a lo largo de un curso estándar de la enfermedad hacia una inmunodeficiencia profunda.
En la revisión científica Exceptional, naturally occurring HIV-1 control: Insight into a functional cure, publicado en la revista Med en julio del año 2024, los autores exponen las características genéticas, virológicas e inmunológicas únicas de los diferentes casos que han sido reportados en la literatura científica que mantienen bajo control la infección por este virus durante décadas de forma natural, sin ayuda de los fármacos antirretrovirales y su relevancia como el mejor modelo para la cura funcional del VIH-1
Estos individuos, denominados controladores de élite excepcionales, representan un grupo extremadamente raro de personas con VIH-1 que presentan un control espontáneo y de alto nivel sobre la replicación de este virus que mantiene la carga viral por debajo de los límites de detección en los ensayos clínicos de monitorización sensibles y frenan la progresión de la enfermedad, en ausencia de la terapia antirretroviral, durante periodos prolongados, que con frecuencia superan los 25 años.
Son casos muy puntuales, pero la ciencia intenta desgranar esta capacidad innata para trasladar esos hallazgos a la investigación global y erradicar esta pandemia.
Los investigadores plantean que los controladores de élite excepcionales albergan una reserva del ácido nucleico viral notablemente baja, aparentemente defectuosa e incompetente para la replicación, con una evolución genética viral prácticamente nula y una complejidad extremadamente baja de las poblaciones virales.
El pequeño tamaño de la población y de la diversidad viral se asocian con una baja aptitud viral, lo que sería consistente con la ausencia de replicación del VIH durante períodos que podrían superar los 25 años.
La contribución adicional de los factores genéticos del huésped y las respuestas inmunitarias adaptativas específicas del VIH también podrían haber desempeñado un papel en el resultado de este fenotipo clínico.
Respecto a esto, la revisión científica señala también el papel clave del sistema inmunitario de estos controladores de élite. Algunos pacientes, por ejemplo, tienen una mutación en el gen CCR5, necesario para que el virus penetre en las células.
También profundiza en las características de los reservorios virales, que son los depósitos silentes de virus que no se eliminan y que tienen el potencial de despertar y replicarse en cuanto se deje de tomar la terapia antirretroviral, por ejemplo. En los controladores de élite excepcionales son mucho más pequeños que en las personas que toman antirretrovirales.
Los reservorios provirales difíciles de detectar, la falta de evolución de estos y los perfiles de respuesta débilmente reactiva de los anticuerpos específicos contra el VIH, que prácticamente no se modifica, sugieren que la replicación del virus se restringió muy temprano después de la infección en estos los controladores de élite excepcionales.
Las características mencionadas anteriormente, junto con unos niveles muy bajos de activación inmunitaria, respaldarían la idea de que los controladores de élite excepcionales proporcionan evidencia de que la supresión casi completa de la replicación del VIH es posible en humanos y, como tal, representa el mejor modelo para una cura funcional.
Tras la publicación de algunos de los estudios recogidos en este artículo y las presentaciones en congresos internacionales, se ha comunicado a los autores de nuevos casos de controladores de élite excepcionales procedentes de varias clínicas de distintos países, algunos de los que ya superan los 30 años desde el diagnóstico, y probablemente más desde la infección primaria. La ampliación de los casos actualmente estudiados podría ayudar a definir mejor el fenotipo inmunitario-virológico de estos individuos.
Si se combinan las observaciones en los controladores de élite excepcionales con el amplio corpus de investigación sobre los controladores de élite, resulta tentador plantear la hipótesis de que la infección primaria en estos podría haberse producido con una cepa viral de baja aptitud o que las respuestas inmunitarias intrínsecas iniciales podrían haber dado lugar a la selección de una cepa no apta.
Probablemente sea demasiado prematuro especular si, en vista de estos controladores excepcionales de élite, sería posible diseñar una intervención médica para inducir un control permanente de la patogénesis del VIH.
No obstante, el control a muy largo plazo del VIH en ausencia de la terapia antirretroviral convierte a este grupo de personas con VIH en ejemplos destacados de las interacciones excepcionales entre el virus y el hospedero que podrían proporcionar una visión más amplia y relevante para comprender la inmunopatogenia de otros retrovirus, coronavirus y otros patógenos actuales o futuros con una amplia diversidad genética y formidables propiedades inmunoevasivas.
Fuente: Med
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