El carcinoma colorrectal (CCR) es una causa común de mortalidad, pero se carecía de una descripción exhaustiva de su paisaje genómico. En este trabajo se realiza la secuenciación del genoma completo de muestras de CCR, procedentes de diferentes pacientes, lo que ofrece una perspectiva mutacional somática muy minuciosa de este de carcinoma.
En el artículo The genomic landscape of 2 023 colorectal cáncer, publicado en la revista Nature en agosto del año 2024, los autores se propusieron realizar la secuenciación del genoma completo de 2 023 muestras de cáncer de colon y de recto procedentes de participantes en el Proyecto 100 000 Genomas del Reino Unido, una iniciativa británica para “leer” el ácido desoxirribonucleico (ADN) de las células cancerígenas o de pacientes con enfermedades raras, para conseguir un panorama muy detallado de las mutaciones somáticas de estos tipos de cáncer.
De esta forma pudieron describir el conjunto de firmas mutacionales (conjunto de las alteraciones en la secuencia de letras del ADN) más completo, hasta el momento de la realización de este estudio, en los pacientes con cáncer de colon y de recto, que reflejan diferencias etiológicas.
El estudio permitió Identificar más de 250 genes que albergan mutaciones causantes del cáncer colorrectal.
Entre ellas se incluyen el papel de Escherichia coli en los cánceres rectales. Los investigadores observaron que una cepa concreta de la esta bacteria produce una molécula tóxica, la colibactina, que daña el ADN de las células humanas. En el estudio se ha encontrado mutaciones causadas por este microorganismo en el 13 % de los carcinomas analizados.
También destacan la importancia de la firma SBS93 (SBS, del inglés “single base substitution”, la sustitución de una sola letra de la cadena del ADN), que sugiere que la dieta o el tabaquismo son factores de riesgo para el cáncer colorrectal.
Las mutaciones impulsoras de escape inmunitario son casi omnipresentes en los tumores hipermutantes y se producen en aproximadamente la mitad de los cánceres colorrectales estables a microsatélites, a menudo en forma de cambios en el número de copias de los antígenos leucocitarios humanos (HLA, acrónimo inglés de human leukocyte antigen). Muchas mutaciones impulsoras son procesables, incluidas las asociadas con subgrupos raros (por ejemplo, BRCA1 e IDH1), lo que destaca el papel de la secuenciación del genoma completo para optimizar la atención al paciente.
Según los autores, una de las principales fortalezas del estudio es la capacidad de detectar características poco comunes, como lo demuestra el descubrimiento de muchos genes impulsores nuevos. Aunque algunas mutaciones impulsoras raras pueden tener un estatus incierto o promover débilmente la tumorogénesis, otras pueden tener una relevancia considerable, especialmente si son impulsores conocidos en otros tipos de cáncer o se superponen funcionalmente con otros impulsores raros que colectivamente forman un grupo de mayor frecuencia.
Fuente: Nature
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