Aunque la mayoría de las personas con la COVID-19 mejora al cabo de unas semanas de haber estado enfermas, algunas experimentan afecciones posteriores caracterizadas por una amplia gama de problemas de salud nuevos, recurrentes o en curso que se manifiestan entre las cuatro semanas o más después de haberse infectado por primera vez con el SARS-CoV-2.
Las afecciones posteriores a la COVID-19 también pueden conocerse como la COVID-19 prolongada, la COVID-19 de larga duración, la COVID-19 posaguda y efectos a largo plazo de la COVID-19. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (en inglés Centers for Disease Control and Prevention, CDC) de los Estados Unidos de América y expertos de todo el mundo están trabajando para obtener más información acerca de los efectos sobre la salud, a corto y a largo plazo, asociados a la COVID-19, quiénes los padecen y por qué.
En un reporte publicado en septiembre de 2021 las autoridades de los CDC distinguen los tipos de afecciones posteriores a la COVID-19 que se exponen a continuación:
Síntomas nuevos o en curso
Ciertas personas experimentan una gama de síntomas nuevos o permanentes que pueden durar semanas o meses después de haber sido infectadas por el virus SARS-CoV-2. A diferencia de algunos de los otros tipos de afecciones posteriores a la COVID-19, que solo suelen ocurrir en los que se enfermaron gravemente, estos pueden manifestarse en cualquiera que haya tenido esta enfermedad, incluso si fue leve, o si no presentaron sintomatología inicial. Las personas comúnmente notifican las siguientes combinaciones de síntomas:
- Dificultad para respirar o falta de aire
- Cansancio o fatiga
- Síntomas que empeoran luego de realizar actividades físicas o mentales (también conocidos como malestar general posesfuerzo)
- Dificultad para pensar o concentrarse (a veces denominada «neblina mental»)
- Tos
- Dolor en el pecho o en el estómago
- Dolor de cabeza
- Corazón que late rápido o muy fuerte (conocido como palpitaciones)
- Dolor muscular o en las articulaciones
- Sensación de hormigueo
- Diarrea
- Problemas para dormir
- Fiebre
- Mareos (vértigo) al ponerse de pie
- Sarpullido
- Cambios en el estado de ánimo
- Alteraciones del gusto o el olfato
- Cambios en los ciclos del periodo menstrual
Efectos multiorgánicos de la COVID-19
Según los autores, la evidencia examinada hasta el momento de redactar este documento indica que algunas personas que se enfermaron gravemente a causa de la COVID-19 experimentan efectos multiorgánicos o afecciones autoinmunes durante más tiempo, con síntomas que duran semanas o meses después de haber tenido la enfermedad.
Los efectos multiorgánicos pueden afectar a muchos, o a todos, los sistemas del cuerpo, entre ellos las funciones del corazón, los pulmones, los riñones, la piel y el cerebro. Las afecciones autoinmunitarias ocurren cuando el sistema inmunitario ataca a las células sanas del organismo por error, y causa una inflamación dolorosa o daños en los tejidos de las partes del cuerpo afectadas.
Aunque es poco frecuente algunas personas, mayormente niños, sufren el síndrome inflamatorio multisistémico (en inglés multisystem inflammatory sindrome, MIS) mientras cursan una infección por el SARS-CoV-2 o inmediatamente después. El MIS es una afección en la que diferentes partes del cuerpo pueden inflamarse y ocasionar las afecciones posteriores a la COVID-19 si la persona sigue teniendo efectos multiorgánicos u otros síntomas.
Efectos de la hospitalización sobre los enfermos con la COVID-19
Las hospitalizaciones y las enfermedades graves relacionadas con los pulmones, incluida la COVID-19, pueden causar efectos en la salud como debilidad grave y agotamiento durante el periodo de recuperación.
Los efectos de la hospitalización también pueden incluir el síndrome poscuidados intensivos (post-intensive care sindrome, PICS su sigla en inglés), que hace referencia a los efectos sobre la salud que aparecen cuando una persona se encuentra en una unidad de cuidados intensivos (UCI) y pueden prolongarse incluso después del alta. Estos efectos pueden incluir debilidad grave, problemas para razonar y discernir, y trastorno de estrés postraumático (TEPT). El TEPT implica reacciones a largo plazo a un evento muy estresante.
Algunos de los síntomas que pueden aparecer después de la hospitalización son similares a cualesquiera de los que las personas con síntomas inicialmente leves, o sin sintomatología, pueden experimentar muchas semanas después de haberse infectado por el SARS-CoV-2. Probablemente resulte difícil determinar si se deben a los efectos de la hospitalización, a los efectos a largo plazo del virus o a una combinación de ambos.
Estas afecciones también podrían complicarse por otras relacionados con la pandemia de la COVID-19, incluidos los efectos en la salud mental por el aislamiento, los impactos negativos por la situación económica y la falta de acceso a los servicios de salud para controlar las afecciones subyacentes. Estos factores han afectado tanto a las personas que tuvieron la COVID-19 como a las que no se infectaron.
Niños y adolescentes
Las personas de cualquier edad que han tenido la COVID-19 pueden presentar afecciones posteriores a esta enfermedad. Aunque parecen ser menos frecuentes en los niños y en los adolescentes que en los adultos, sí pueden manifestarse efectos a largo plazo después de la padecer la enfermedad en esos grupos de edad.
Existen estudios que han notificado síntomas a largo plazo en niños que padecieron la COVID-19 tanto grave como moderada, incluidos aquellos que presentaban previamente el síndrome inflamatorio multisistémico. Similares a los síntomas identificados en los adultos, los más frecuentemente notificados han sido el cansancio o la fatiga, el dolor de cabeza, los problemas para dormir (insomnio), los problemas para concentrarse, el dolor en los músculos y las articulaciones, y la tos.
A los niños más pequeños puede resultarles difícil describir los problemas que están experimentando, por lo que la información disponible sobre las afecciones posteriores a la COVID-19 en los niños y los adolescentes es limitada. Es posible que se manifiesten otros síntomas en los grupos de edad de las personas más jóvenes.
Si un niño tiene alguna afección posterior a la COVID-19 que afecta su capacidad de asistir al colegio, completar sus tareas escolares o realizar sus actividades habituales, podría ser útil hablar con la escuela a la que asiste sobre posibles ajustes, como el tiempo adicional en los exámenes, los periodos de descanso programados durante el día, los programas de clases modificados, etc.
Los administradores de las escuelas, los consejeros escolares y el personal de enfermería escolar pueden trabajar con las familias y los profesionales de la atención médica para ofrecer diferentes opciones alternativas en la enseñanza a los niños con las afecciones posteriores a la COVID-19, en especial a aquellos que experimentan dificultades para pensar, concentrarse o realizar las actividades físicas. También podrían solicitar adaptaciones similares para las actividades fuera de la escuela, como los programas de cuidados infantiles, las tutorías, las actividades deportivas y las actividades de recreación, entre otras.
Prevención
La mejor forma de prevenir las afecciones posteriores a la COVID-19 es evitar contraer la enfermedad. Para quienes son elegibles, vacunarse contra el virus SARS-CoV-2 lo antes posible es la mejor manera para evitar contraer la COVID-19 y también para ayudar a proteger a quienes los rodean.
Detener una pandemia exige usar todas las herramientas a nuestra disposición:
Medidas importantes de desacelerar la propagación de la COVID-19
- Reciba la vacuna contra a la COVID-19 tan pronto como pueda.
- Use una mascarilla que le cubra la nariz y la boca para protegerse y proteger a los demás.
- Manténgase a 6 pies de distancia de las personas que no viven con usted.
- Evite las multitudes y los espacios interiores con mala ventilación.
- Lávese frecuentemente las manos con agua y jabón. Use desinfectante de manos si no dispone de estos.
Si aún no está totalmente vacunado, evite las complicaciones a largo plazo al protegerse y proteger a los demás de la COVID-19.
Aunque ciertos artículos de prensa han informado que algunas personas con las afecciones posteriores a la COVID-19 afirmaron que sus síntomas mejoraron luego de vacunarse, es necesario realizar estudios para determinar los efectos de la vacunación sobre las afecciones posteriores a esta enfermedad.
Fuente: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos de América
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