Los tumores cerebrales son la causa más común de muerte por cáncer entre los adolescentes y adultos jóvenes, pero los tipos de cáncer que padecen muestran una mayor variabilidad. Un informe publicado en Orxford Journal Neuro- Oncology, ha permitido determinar los tipos de tumores que ocurren en unos intervalos clave de edad durante un periodo de 25 años. Ampliar…
En un análisis de patrones de presión arterial durante un periodo de 25 años en individuos desde jóvenes a maduros, aquéllos que presentaban niveles elevados o en aumento, durante este tiempo, tenían más posibilidades de tener unas medidas altas de calcificación arterial coronaria (CAC), según un estudio publicado en JAMA (doi:10.1001/jama.2013.285122.).
cien-hipertensionNorinna Allen, de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (EEUU) y sus compañeros identificaron patrones comunes de la presión sanguínea durante la juventud y determinó su asociación con la presencia de CAC en la madurez entre los 4861 participantes en el estudio.
Los participantes eran blancos y negros, hombres y mujeres, desde los 18 a los 30 años al principio del estudio en 1985. Se recopilaron datos de presión arterial sistólica, diastólica y media durante los 25 años de seguimiento. El resultado primario extraído del estudio fue un alto nivel de CAC detectado por TC.
Los investigadores identificaron cinco patrones distintos en la presión arterial media: el 22 % de los participantes mantuvieron la presión sanguínea baja durante el seguimiento (grupo de baja-estable), el 42 % tenía niveles moderados (grupo de moderada-estable); el 12 % empezaron con una presión arterial moderada que incrementó en una media de 35 años (grupo de moderada-en aumento); el 19 % tenía unos niveles relativamente altos (grupo de elevada-estable) y el cinco por ciento empezaron con unos niveles elevados que aumentó durante el seguimiento (grupo de elevada- en aumento).
La prevalencia de un resultado alto de CAC variaba del cuatro por ciento en el grupo de patrón baja-estable hasta el 25 % en el grupo de patrón elevada-en aumento. Los participantes que tenían unos niveles elevados durante el periodo de estudio y a los que les aumentaban tenían mayores posibilidades de tener un nivel alto de CAC.
«A pesar de que la presión sanguínea ha sido un factor de riesgo conocido de las enfermedades cardiovasculares durante décadas, estos resultados sugieren que los patrones de cambio de un individuo a largo plazo pueden proporcionar información adicional sobre el riesgo que tiene de desarrollar una calcificación coronaria», explican los autores.
febrero 4/2014 (Diario Médico)
Norrina B. Allen, Juned Siddique, John T. Wilkins, Christina Shay, Cora E. Lewis, David C. Goff.Blood Pressure Trajectories in Early Adulthood and Subclinical Atherosclerosis in Middle Age.JAMA. 2014;311(5):490-497.
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La adolescencia puede ser un periodo clave de la vulnerabilidad relacionada con un futuro riesgo de sufrir un ictus, según un estudio publicado en Neurology.
Existe un mayor porcentaje de personas que padecen ictus y mueren por esta causa en el sudeste de Estados Unidos que en el resto del país. Este área se conoce como el cinturón del ictus.
Los expertos estudiaron el tiempo que vivió la gente en el cinturón del ictus y examinaron si existía alguna relación entre esta zona de riesgo y la etapa de la vida en la que ocurría.
Para el estudio, utilizaron datos del REasons for Geographic And Racial Differences in Stroke (REGARDS). El estudio incluyó 24 544 personas de 65 años de edad aproximadamente que habían padecido un ictus al comienzo del estudio, con un 57 % que pertenecían al cinturón del ictus y un 43 % del resto del país. Se hizo un seguimiento de los voluntarios desde su nacimiento hasta el presente. Los participantes fueron seguidos durante una media de 5,8 años. A lo largo de ese periodo, 615 personas sufrieron un ictus.
Los investigadores descubrieron que la adolescencia era una etapa crítica para sufrir ictus. Las personas que vivieron esa etapa en este área de riesgo tenían una probabilidad mayor (un 17 más) de sufrir un ictus en el futuro que los que no vivieron su adolescencia en esta zona.
«Este estudio sugiere que las estrategias para prevenir un ictus deben comenzar en una etapa temprana de la vida», afirma Virgina J. Howard de la Universidad de Alabama (Estados Unidos). «Muchos factores sociales y de comportamiento como fumar caracterizan la adolescencia, y los adolescentes están más expuestos a las influencias externas y a obtener los conocimientos necesarios para desafiar o reafirmar sus hábitos y estilo de vida durante la infancia.
noviembre 7/2013 (Diario Médico)
El resumen no está disponible en Pubmed.
Virginia J. Howard, PhD, Leslie A. McClure, PhD, M. Maria Glymour, ScD, Solveig A. Cunningham, PhD, Dawn O. leindorfer, MD, Michael Crowe, PhD, et. al. Effect of duration and age at exposure to the Stroke Belt on incident stroke in adulthood. Neurology 2013.
En: Noticias
La adolescencia puede ser un periodo clave de la vulnerabilidad relacionada con un futuro riesgo de sufrir un ictus, según un estudio publicado en Neurology.
Existe un mayor porcentaje de personas que padecen ictus y mueren por esta causa en el sudeste de Estados Unidos que en el resto del país. Este área se conoce como el cinturón del ictus.
Los expertos estudiaron el tiempo que vivió la gente en el cinturón del ictus y examinaron si existía alguna relación entre esta zona de riesgo y la etapa de la vida en la que ocurría.
Para el estudio, utilizaron datos del REasons for Geographic And Racial Differences in Stroke (REGARDS). El estudio incluyó 24 544 personas de 65 años de edad aproximadamente que habían padecido un ictus al comienzo del estudio, con un 57 % que pertenecían al cinturón del ictus y un 43 % del resto del país. Se hizo un seguimiento de los voluntarios desde su nacimiento hasta el presente. Los participantes fueron seguidos durante una media de 5,8 años. A lo largo de ese periodo, 615 personas sufrieron un ictus.
Los investigadores descubrieron que la adolescencia era una etapa crítica para sufrir ictus. Las personas que vivieron esa etapa en este área de riesgo tenían una probabilidad mayor (un 17 más) de sufrir un ictus en el futuro que los que no vivieron su adolescencia en esta zona.
«Este estudio sugiere que las estrategias para prevenir un ictus deben comenzar en una etapa temprana de la vida», afirma Virgina J. Howard de la Universidad de Alabama (Estados Unidos). «Muchos factores sociales y de comportamiento como fumar caracterizan la adolescencia, y los adolescentes están más expuestos a las influencias externas y a obtener los conocimientos necesarios para desafiar o reafirmar sus hábitos y estilo de vida durante la infancia.
abril 24/2013 (Diario Médico)
El resumen no está disponible en Pubmed.
Virginia J. Howard, PhD, Leslie A. McClure, PhD, M. Maria Glymour, ScD, Solveig A. Cunningham, PhD, Dawn O. leindorfer, MD, Michael Crowe, PhD, et. al. Effect of duration and age at exposure to the Stroke Belt on incident stroke in adulthood. Neurology 2013.
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La obesidad infantil está aumentando «de manera exponencial» en España en los últimos 20 años y, junto a ella, otros problemas asociados como la hipertensión arterial, que ya afecta a entre el 10 y el 15 % de los adolescentes, según datos de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA).
En este sentido el miembro de la Junta Directiva de SHE-LELHA, Francisco Morales, ha señalado cómo los cambios en los hábitos de consumo y alimentación están incidiendo de una manera muy negativa en la salud de la población.
De hecho, ha aclarado este experto, «la obesidad se ha convertido en el principal factor de riesgo cardiovascular, ya que la prevalencia de hipertensión arterial entre niños obesos puede superar el 30 %».
Según ha añadido el doctor Alberto Gago, también de la SHE-LELHA, «la obesidad en la infancia y adolescencia ha sido asociada a un aumento de la hipertensión arterial, perfil lipídico anormal, diabetes mellitus tipo 2 y lesiones arteroscleróticas precoces, así como mayor riesgo de obesidad en época adulta con el aumento correspondiente de morbilidad y mortalidad precoz».
«Ahora sabemos lo importante que es identificar los factores de riesgo desde edades tempranas, como hipertensión arterial y obesidad, porque suelen evolucionar hasta la edad adulta». De hecho, «se estima que uno de cada cinco jóvenes sufrirá un evento cardiovascular en la edad adulta», concluye el doctor Galgo.
Por ello, ambos expertos coinciden en la necesidad de integrar la actividad física como un hábito diario en su vida, junto a una educación alimentaria desde edades tempranas, encaminada a enseñar a los niños a comer bien.
En este sentido, el doctor Morales recomienda inculcar desde los años del colegio la práctica diaria del deporte, al menos durante media hora al día para adquirir el hábito de realizarlo de forma rutinaria.
Marzo 13/2012 (JANO.es)
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