noviembre 2013 Archivos

Cada año, en todo el mundo, más de 83 000 personas de 20 años o incluso menores padecen un accidente cerebrovascular.

El ictus, una condición tradicionalmente asociada a la edad avanzada, afecta cada vez más a jóvenes y a personas de mediana edad, según concluye el «Estudio sobre la Carga Global y Regional del Ictus 1990-2010″, publicado en The Lancet (doi:10.1016/S0140-6736(13)61953-4). Además, se prevé que el importe global de la discapacidad y la enfermedad y la muerte prematura causada por un accidente cerebrovascular se duplique en todo el mundo para 2030 .

A nivel mundial se ha producido un aumento alarmante del 25 % en el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años en los últimos 20 años, representando en este grupo el 31 % del número total de accidentes cerebrovasculares, en comparación con el 25 % de antes de 1990, según concluye este primer análisis integral y comparable de la carga regional y por países del ictus entre 1990 y 2010.

Por primera vez, los científicos también fueron capaces de estudiar la incidencia del accidente cerebrovascular en los niños y los jóvenes y vieron que más de 83 000 personas de 20 años y más jóvenes se ven afectados por el accidente cerebrovascular en el mundo cada año. Sorprendentemente, el 0,5 % de todos los accidentes cerebrovasculares ocurren en este grupo de edad.

Un segundo estudio, éste publicado en The Lancet Global Health  (doi:10.1016/S2214-109X(13)70089-5), muestra que en 2010, las tres quintas partes (61,5 %) de la discapacidad y más de la mitad (51,7 %) de las vidas perdidas a un accidente cerebrovascular fueron el resultado de accidentes cerebrovasculares hemorrágicos (la forma más mortal, sobre todo causada por la presión arterial alta y los estilos de vida poco saludables), a pesar de ser tan común como los accidentes cerebrovasculares isquémicos.

Los más afectados son los menores de 75 años y los que viven en países de bajos y medianos ingresos (PBMI), donde la incidencia de ictus hemorrágico ha aumentado en torno al 19 %. Los autores advierten que el cambio en la carga del derrame cerebral hacia las poblaciones más jóvenes es probable que continúe a nivel mundial a menos que se implementen con urgencia estrategias preventivas eficaces.

Dirigido por el profesor Valery Feigin, director del Instituto Nacional del Ictus y Neurociencias Aplicadas de la Universidad de AUT en Nueva Zelanda, un equipo internacional de investigadores realizó una búsqueda exhaustiva de los datos disponibles para estimar la incidencia, la prevalencia y la mortalidad prematura y la discapacidad causada por el infarto cerebral (y los dos subtipos principales isquémico y hemorrágico) en 21 regiones del mundo para 1990, 2005 y 2010.

Mientras que la edad media de las personas con ictus ha aumentado ligeramente, la mayor parte de la carga de accidente cerebrovascular (enfermedad global y muerte) ha pasado de personas mayores de 75 años a individuos de 74 años y más jóvenes. Este grupo representa el 62 % de los nuevos infaros cerebrales; el 45 %  de las muertes y el 72 %  de la enfermedad y la discapacidad. Estas cifras son significativamente mayores en los PBMI y van en aumento.

Aunque la tasa (estandarizada por edad por 100 000 habitantes) de las personas que mueren por accidente cerebrovascular ha disminuido en todo el mundo durante los últimos 20 años, el número real de muertes relacionadas con accidentes cerebrovasculares fue de 5,9 millones (26 % de aumento) .

17 millones de personas sufrieron en 2010 por vez primera un accidente cererbrovascular

El número de personas que tuvieron un primer accidente cerebrovascular subió significativamente a 16,9 millones en 2010 (un 68 % más), los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares fueron 33 millones (84 % más) y la discapacidad y la enfermedad asociada afectó a 102,2 millones (un 12 %). Si las tendencias actuales continúan, las muertes por accidente cerebrovascular, los superviviente y la incapacidad y enfermedad serán más del doble en 2030 (es decir, a 12 millones, 70 millones y 200 millones de personas, respectivamente) .

En los países de altos ingresos (HIC, en sus siglas en inglés), la reducción de la incidencia estandarizada por edad de un derrame cerebral (disminución del 12 %), la mortalidad prematura (37 %) y las enfermedades y las tasas de discapacidad (36 %) en las dos últimas décadas probablemente reflejan una mejor educación, prevención y atención (por ejemplo, dejar de fumar, controlar la presión arterial, creación de unidades de ictus agudos) y diagnóstico.

Por el contrario, en los PBMI, se lleva más vidas (42 % más de mortalidad) y se asocia con mayor discapacidad y la enfermedad (46 % más) que en los HIC en parte debido a un aumento en la prevalencia de los factores de riesgo relacionados, como una dieta poco saludable, presión arterial alta, obesidad, inactividad física y tabaquismo, en estos países.

En general, los resultados muestran diferencias sorprendentes en la carga de ictus entre las regiones del mundo y niveles de ingresos nacionales, con un máximo de diez veces el número de muertes por accidente cerebrovascular y la enfermedad en general y la discapacidad entre los países PBMI más afectados en Europa del Este, África subsahariana y Asia meridional y oriental en comparación con los HIC menos afectados en Europa occidental, Australia y América del Norte.

Según el profesor Feigin, «la carga del ictus en todo el mundo está creciendo muy rápido y ahora hay una necesidad urgente de diseñar estrategias de prevención, gestión y rehabilitación del accidente cerebrovascular culturalmente aceptables y asequibles para ser desarrollarse e implemetarse en todo el mundo».
octubre 24/2013 (JANO)

Valery L Feigin, Mohammad H Forouzanfar , Rita Krishnamurthi, George A Mensah, Myles Connor , Derrick A Bennett. Global and regional burden of stroke during 1990—2010: findings from the Global Burden of Disease Study 2010.The Lancet,  24 Oct 2013. doi:10.1016/S0140-6736(13)61953-4

Rita V Krishnamurthi,  Valery L Feigin, Mohammad H Forouzanfar, George A Mensah, Myles Connor, Derrick A Bennett. Global and regional burden of first-ever ischaemic and haemorrhagic stroke during 1990—2010: findings from the Global Burden of Disease Study 2010.The Lancet Global Health, Volume 1, Issue 5, Pages e259 – e281, Nov 2013. doi:10.1016/S2214-109X(13)70089-5

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El brote de cólera que estalló hace tres años en Haití y se expandió a República Dominicana y Cuba ha comenzado a diseminarse en la América continental.Durante este último mes han sido confirmados 171 casos en México de una cepa un 95% similar a la que circula actualmente por el Caribe y que a su vez proviene del Sur de Asia.

En agosto también se detectaron media decena de contagios en Venezuela y Chile. La Organización Panamericana de la Salud teme que la enfermedad se extienda por el continente y se convierta, a la postre, en una amenaza global.

La bacteria del cólera se aloja en alimentos y aguas contaminadas. La población más pobre que vive en condiciones sanitarias precarias suele ser más propensa a la infección. Una vez que la bacteria se instala en los intestinos humanos se manifiesta en diarreas, vómitos y fiebre. La enfermedad se torna aguda en uno de cada veinte casos.

Entre el 9 de septiembre y el 18 de octubre de 2013, las autoridades sanitarias de México registraron un total de 171 casos de cólera dispersos en el Distrito Federal y en los Estados de México, Hidalgo, Veracruz y San Luis Potosí. Uno de los pacientes ya falleció y 39 de ellos requirieron hospitalización, según datos del Centro Nacional de Enlace para el Reglamento Sanitario Internacional de México. Al menos en el Estado de Hidalgo se determinó que el agua del río fue la principal fuente de contaminación.

Desde la epidemia que se desató en México en la década de 1991 al 2001 no se habían reportado nuevos brotes de cólera. Esta vez, sin embargo, la cepa es diferente: su perfil genético «presenta una alta similitud (95%) con la cepa que está circulando actualmente en tres países del Caribe (Haití, República Dominicana y Cuba)», señala la última actualización epidemiológica publicada el 19 de octubre por la Organización Panamericana de la Salud.

«Es un momento decisivo para nosotros. (La propagación del cólera) es en realidad una amenaza regional y ahora una amenaza global para la salud», ha dicho Jon Andrus, director adjunto de la Organización Panamericana de Salud, a (NPR, por sus siglas en inglés). «Hemos hecho campaña a través de toda la región para que los países se mantengan en guardia», ha agregado Andrus.

La epidemia que desde hace tres años azota a las islas del Caribe y que desde entonces ha provocado la muerte de 8874 personas comenzó a desarrollarse en Haití en octubre de 2010. El primer caso fue reportado el día 16 en la población de Saint Marc, ubicada en la provincia del Artibonite, a un par de horas en coche desde Puerto Príncipe, la capital. En pocos días, la bacteria se había diseminado por toda la ribera del Artibonite, de donde beben todos los pueblos cercanos. Los haitianos han atribuido la responsabilidad a un grupo de soldados de Naciones Unidas acantonados en esa región, que habrían contaminado con sus heces fecales las aguas del río.

Un total de 8413 personas han muerto en Haití desde que comenzó la enfermedad hasta el 12 de octubre de 2013, según el último reporte del Ministerio de Salud y Población de Haití. Todos los departamentos del país registran cada semana nuevos casos. Desde 2010, la suma de infectados es de 685 509 y el 55,6% ha requerido hospitalización.

En República Dominicana, que comparte con Haití la isla de La Española, la epidemia comenzó un mes más tarde, en noviembre de 2010. Desde entonces, 31 070 pacientes han sido diagnosticados y 458 han muerto. El número de defunciones ha aumentado considerablemente en 2013 con respecto a los dos años anteriores: a finales de 2012, la tasa de mortalidad era de 0,8%, mientras que en octubre de este año se ha disparado al 2,1%; una cifra que casi duplica el promedio de fallecimientos registrados hasta ahora en Haití, que sigue siendo de 1,2%.
octubre 25/2013 (Diario Salud)

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En América Latina y el Caribe hay alrededor de 900 mil nuevos casos de cáncer, 542 mil muertes, y más de dos millones de personas conviven con la enfermedad, indicaron expertos internacionales que debaten ese problema en Panamá.

Panamá es sede la II Reunión Regional de Expertos en Manejo y Tratamiento del Cáncer en el que participan representantes de 15 países de la región quienes exponen las experiencias en la prevención del mal en cada una de las naciones representadas.

El director general del Ministerio de Salud, Max Ramírez, dijo que la finalidad de esta reunión es intercambiar conocimientos y establecer colaboración sobre todo en experiencias exitosas que se hayan demostrado para el tratamiento y control del cáncer a fin de adoptarlas y generalizarlas.

Expresó que eso es de gran importancia debido a que el cáncer es una de las enfermedades con el mayor registro de incidencias y defunciones a nivel mundial.

Agregó que en la reunión se abordarán temas como prevención de cáncer, diagnóstico precoz, diagnóstico clínico, recuperación y rehabilitación.

Por su parte, Federico Hernández Pimentel, representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Panamá, advirtió, que si no se realizan intervenciones efectivas contra el cáncer, en los próximos 20 años las pérdidas económicas en el mundo serán de 46 billones de dólares.

Dijo que por esa razón los países de América Latina y del Caribe, conjuntamente con la OPS/OMS y el Organismo Internacional de Energía Atómica, están poniendo en práctica intervenciones que se han probado efectivas para prevenir y controlar el cáncer.
noviembre 1/2013 (PL)

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Científicos españoles demostraron por primera vez que la detección de células tumorales circulantes en sangre permite predecir la respuesta que un paciente con cáncer avanzado tendrá a la quimioterapia e incluso los efectos secundarios asociados que padecerán.

La clave está en la identificación de proteínas concretas en estas células, que las hacen especialmente sensibles a fármacos específicos, informó la Universidad de Granada, donde se llevó a cabo la investigación.

Los científicos pertenecen al grupo de investigación de Células Tumorales Circulantes y Metástasis de Genyo (Centro de Genómica e Investigación Oncológica).

Fueron premiados en el Congreso Internacional sobre Enfermedad Mínima Residual del cáncer celebrado recientemente en París, por su estudio sobre el uso de estas células como herramienta clínica para determinar la respuesta a tratamientos administrados a pacientes de cáncer de colon avanzado.

Los pacientes se sometieron a un tratamiento estándar en esta enfermedad que incluye QT (quimioterapia) y un anticuerpo monoclonal específico que reduce la vascularización del tumor.

La importancia de las células tumorales circulantes en sangre como origen de las metástasis, responsables de más de nueve de cada diez muertes por cáncer, centra desde hace más de cuatro años el trabajo de este grupo, liderado por los profesores de la Universidad de Granada José Antonio Lorente, María José Serrano y José Luis García Puche.

Este ensayo es uno de los ocho estudios que este grupo de investigación mantiene abiertos en pacientes afectados por varias patologías de especial relevancia en la oncología, como cáncer de mama, de pulmón, carcinomatosis peritoneal o cáncer de próstata. EFE
octubre 30/2013 (EFE).-

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Mantener un estilo de vida activo mediante la práctica de aficiones sanas reduce el riesgo de un infarto cardíaco o de un infarto cerebral, según confirmó una fuente especializada.

De acuerdo con la más reciente edición de la revista British Journal of Sports Medicine (doi:10.1136/bjsports-2012-092038 ), actividades rutinarias como la jardinería son tan eficaces para evitar estas afecciones en las personas mayores como hacer ejercicio.

Para llegar a esas conclusiones, los investigadores analizaron la salud cardiovascular durante más de 12 años de cuatro mil individuos de más 60 años en Estocolmo, Suecia.

Los resultados evidenciaron que el mayor nivel de actividad física diaria se asoció con un riesgo 27 % más bajo de sufrir un infarto cardíaco o un infarto cerebral.

Asimismo, se vinculó con una reducción del 30 por ciento% de riesgo de muerte por otras causas, independientemente de la cantidad de ejercicio regular o programado que realicen las personas.

Estudios previos refieren que una dieta saludable, un peso adecuado y la práctica de ejercicios son algunos de los factores que ayudan a evitar las mencionadas afecciones malignas.
octubre 29/2013 (PL)

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2013 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

Elin Ekblom-Bak, Björn Ekblom, Max Vikström, Ulf de Faire, Mai-Lis Hellénius.The importance of non-exercise physical activity for cardiovascular health and longevity. Br J Sports Med . 28 Oct 2013

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Una proteína cuya producción se incrementa mediante el ejercicio físico de resistencia, como correr, nadar o pedalear en una bicicleta, ha sido aislada y administrada a ratones que no hacían ejercicio físico, y el resultado ha sido la activación de genes que promueven la salud cerebral y estimulan el crecimiento de nuevas sinapsis, necesarias para el aprendizaje y la memoria.

Los llamativos resultados de esta investigación, realizada por el equipo de Bruce Spiegelman, Christiane Wrann y Michael E. Greenberg, del Instituto Oncológico Dana-Farber en Boston, dependiente de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, ayudan a explicar la capacidad que el ejercicio físico del tipo descrito tiene para mejorar la función cognitiva, particularmente en personas de edad avanzada.

Si la proteína puede ser obtenida en una forma estable e incluirse en un medicamento que resulte seguro y práctico de administrar a pacientes humanos, ello podría permitir la aplicación de mejores terapias contra la degeneración cognitiva en las personas ancianas y frenar los daños causados por enfermedades neurodegenerativas como la de alzhéimer y la de párkinson, según los investigadores.

Lo más notable es, sin duda, el hecho de que esta sustancia natural pueda ser administrada en el torrente sanguíneo y con ello se logren los mismos efectos sobre el cerebro que se consiguen mediante los ejercicios físicos de resistencia.

En una investigación anterior, el grupo de Spiegelman comprobó que la proteína, llamada FNDC5, es producida al esforzar los músculos, como sucede al correr, nadar o pedalear en una bicicleta, y se libera en el torrente sanguíneo en forma de una variante llamada irisina.

El incremento de FNDC5 estimula a su vez la expresión de una proteína, la que se conoce como Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF por sus siglas en inglés), que es esencial para la creación de nuevas sinapsis en el hipocampo, una región cerebral esencial para la memoria y el aprendizaje, y más específicamente en el giro dentado, una parte del hipocampo.
octubre 1/2013 (Diario Salud)

Wrann CD, White JP, Salogiannnis J, Laznik-Bogoslavski D, Wu J, Spiegelman BM.Exercise Induces Hippocampal BDNF through a PGC-1a/FNDC5 Pathway.Cell Metab. 2013 Oct 8. doi:10.1016/j.cmet.2013.09.008

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La adolescencia puede ser un periodo clave de la vulnerabilidad relacionada con un futuro riesgo de sufrir un ictus, según un estudio publicado en Neurology.

Existe un mayor porcentaje de personas que padecen ictus y mueren por esta causa en el sudeste de Estados Unidos que en el resto del país. Este área se conoce como el cinturón del ictus.

Los expertos estudiaron el tiempo que vivió la gente en el cinturón del ictus y examinaron si existía alguna relación entre esta zona de riesgo y la etapa de la vida en la que ocurría.

Para el estudio, utilizaron datos del REasons for Geographic And Racial Differences in Stroke (REGARDS). El estudio incluyó 24 544 personas de 65 años de edad aproximadamente que habían padecido un ictus al comienzo del estudio, con un 57 % que pertenecían al cinturón del ictus y un 43 % del resto del país. Se hizo un seguimiento de los voluntarios desde su nacimiento hasta el presente. Los participantes fueron seguidos durante una media de 5,8 años. A lo largo de ese periodo, 615 personas sufrieron un ictus.

Los investigadores descubrieron que la adolescencia era una etapa crítica para sufrir ictus. Las personas que vivieron esa etapa en este área de riesgo tenían una probabilidad mayor  (un 17 más) de sufrir un ictus en el futuro que los que no vivieron su adolescencia en esta zona.

«Este estudio sugiere que las estrategias para prevenir un ictus deben comenzar en una etapa temprana de la vida», afirma Virgina J. Howard de la Universidad de Alabama (Estados Unidos). «Muchos factores sociales y de comportamiento como fumar caracterizan la adolescencia, y los adolescentes están más expuestos a las influencias externas y a obtener los conocimientos necesarios para desafiar o reafirmar sus hábitos y estilo de vida durante la infancia.
noviembre 7/2013 (Diario Médico)

El resumen no está disponible en Pubmed.

Virginia J. Howard, PhD, Leslie A. McClure, PhD, M. Maria Glymour, ScD,  Solveig A. Cunningham, PhD,  Dawn O. leindorfer, MD, Michael Crowe, PhD, et. al. Effect of duration and age at exposure to the Stroke Belt on incident stroke in adulthood. Neurology 2013.

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