marzo 2012 Archivos

Un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado una nueva vía de señalización celular en el proceso de formación de la hipertrofia cardíaca. La investigación, realizada en ratones, podría contribuir al futuro diseño de nuevas dianas para combatir esta enfermedad. Las conclusiones han sido publicadas en The Journal of Biological Chemistry.
«La hormona angiotensina y otros mensajeros relevantes en contextos patológicos de hipertensión e hipertrofia cardíaca, como la noradrenalina o la endotelina, actúan a través de unas proteínas situadas en la membrana de las células del corazón. Estas enzimas pertenecen a una gran familia de receptores denominados receptores acoplados a proteínas G. En concreto, la angiotensina promueve, tras su unión al receptor, la activación de una proteína G denominada Gq, que a su vez pone en marcha múltiples respuestas celulares», explica el investigador del CSIC Federico Mayor, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid.
En este estudio, los investigadores han observado que en células cardíacas la proteína Gq se une a una proteína quinasa (que modifica a otras enzimas activándolas o desactivándolas) denominada PKC?. «A partir de esa unión la angiotensina activa una cascada de señalización denominada ERK5, muy relevante en el sistema cardiovascular. Esta nueva conexión entre las proteínas Gq, PKC? y ERK5 es necesaria para que se activen los complejos programas de expresión génica que conducen a hipertrofia cardíaca», añade la Investigadora del CSIC Catalina Ribas, también del Severo Ochoa.
Durante el estudio, los ratones que carecían de dicha cascada de señalización no desarrollaban hipertrofia, ni los patrones de expresión de genes determinantes de la hipertrofia cardíaca.
Las conclusiones de esta investigación suponen un avance en el campo de la señalización celular cardiovascular mediada por receptores acoplados a proteínas G y «permitirá explorar si la modulación de la interacción entre las proteínas Gq y PKC? puede constituir una nueva diana para el futuro diseño de terapias contra esta importante enfermedad», concluye Mayor.
Este estudio se ha llevado a cabo en el desarrollo de la Red Temática de Investigación Cooperativa en Enfermedades Cardiovasculares.
Febrero 26/2012 (JANO.es)

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Científicos holandeses han comprobado que la pérdida de un receptor celular de dependencia (que controla la muerte o supervivencia de las células) promueve la metástasis en un tipo de cáncer de mama en ratones, según recoge la revista británica Nature .
Un equipo del Instituto del Cáncer de Holanda estudió el papel de este receptor, codificado en el gen DCC, en la evolución de estos tumores mamarios en ratones y concluyó que su existencia supone un impedimento a la expansión de la enfermedad a otros tejidos, al actuar como supresor de las células tumorales.
Estudios anteriores ya habían adelantado que el DCC (cáncer colorrectal suprimido, según sus siglas en inglés) podría proteger al organismo de la aparición del cáncer, al inducir a las células cancerígenas a su autodestrucción.
Este gen participa en la muerte celular (apoptosis) de varios tipos de cáncer además del colorrectal, un proceso en el que participan los receptores de dependencia, cuya función es similar a la de un centinela: evaluar el estado de las células y notificarles que deben iniciar su autodestrucción si existe alguna anormalidad.
El equipo holandés estudió la evolución de ratones con cáncer de mama modificados genéticamente para que carecieran de ese gen.
Así, comprobaron que el proceso de autodestrucción de las células tumorales de estos roedores empeoraba al mismo tiempo que mejoraba la supervivencia de las mismas.
Según el bioquímico y director del Instituto del Cáncer de Holanda, Anton Berns, la pérdida de este gen no afecta al desarrollo del tumor primario pero sí que facilita su metástasis, es decir, su aparición en otros tejidos.
Febrero 23/2012 (Diario Salud)

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Un estudio realizado en los Estados Unidos en ratones mostró que su piel dispone de unas células «con memoria» que proporcionan una protección rápida y duradera contra las infecciones cutáneas ya sufridas, según recoge hoy la revista británica Nature.
Las llamadas «células T de memoria» pueden ser circulantes -es decir, que se encuentran en la sangre y en los nódulos linfáticos-, o localizadas en un tejido específico, y ambas se generan una vez que el cuerpo ha detectado la existencia de un agente infeccioso.
En este caso, los científicos inocularon el virus del herpes simple a los ratones y observaron la reacción de los dos tipos de células un mes después del origen de la infección.
Así, comprobaron que la respuesta de las células T de memoria albergadas en la piel fue superior a la de sus equivalentes circulantes, y que se reprodujeron para dar una respuesta «rápida y contundente» contra la infección, gracias a la segregación de citocinas, unas proteínas responsables del mecanismo de inflamación.
Según explica Thomas Kupper, dermatólogo del Hospital Brigham and Women de Boston (EEUU), su equipo no solo encontró células T de memoria en el tejido infectado por el herpes, sino también en zonas alejadas de la infección.
Aunque en estas áreas de la piel la cantidad de estas células era menor, su efecto protector era el mismo que en las zonas infectadas.
De todo ello, los científicos deducen que las células T de memoria localizada protegen contra una reaparición del herpes en toda la piel, y no sólo en aquellos lugares que sufrieron la infección en un primer momento.
Asimismo, estas células perduraron tanto en la dermis como en la epidermis de la piel durante, al menos, seis meses, período en el que los roedores estuvieron protegidos contra una posible reaparición del herpes.
«Creemos que esta es una forma no reconocida previamente por la que el sistema inmune nos protege de microorganismos patógenos en el medio ambiente y nos mantiene libres de la enfermedad (en su mayor parte) desde hace décadas», explicó Kupper.
Además de en la piel, las investigaciones en humanos han encontrado células de este tipo en los pulmones, la mucosa cervical y el tracto intestinal.
Para Kupper, esta línea de investigación podría influir en el diseño de vacunas y proporcionar una mejor comprensión de aquellas enfermedades infecciosas en humanos en las que intervienen esta clase de células.
«La mayoría de las vacunas modernas se aplican en el tejido muscular, pero el músculo nunca ha tenido que evolucionar para combatir la infección, mientras que la piel sí. Creemos que el objetivo de la investigación en vacunas debería ser crear células T de memoria residentes que vivan en los tejidos periféricos relevantes», añadió Kupper.
Así, «para el VIH, nos gustaría crear células T de memoria que vivan en la mucosa gastrointestinal y reproductiva, mientras que para la hepatitis C, nos gustaría crearlas en el hígado», expresó Kupper.
Según este experto, la mayoría de las vacunas se evalúan según lo buenas que son generando una respuesta de anticuerpos.
«Nosotros pensamos que para muchos patógenos, la respuesta de los anticuerpos es menos importante que la respuesta de las células T», subrayó Kupper.
Febrero 29/2012 Londres, (PL)

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Investigadores de la UAB y del CSIC sintetizan una molécula que activa de manera eficiente y controlada la respuesta inmunológica contra la proliferación de tumores.
Un tipo de glóbulos blancos, los linfocitos iNKT (de «Natural Killer T Cells»), combaten las infecciones y los tumores liberando unas proteínas, las citoquinas, que activan la respuesta inmune tras recibir la señal de ‘alerta’ de unos receptores específicos.
Hace años que los científicos tratan de forzar esta respuesta de manera artificial, para lo cual vienen empleando un glicolípido llamado alfa-galactosiceramida, derivado de una molécula aislada en las esponjas marinas «Agelas mauritianus».
El glicolípido, en efecto, se acopla a los receptores y desencadena la respuesta inmunológica; no obstante, en los resultados de los ensayos clínicos no han sido del todo satisfactorios debido, fundamentalmente, a que el glicolípido es demasiado potente, activa los glóbulos blancos de manera desenfrenada y desata una ‘tormenta’ incontrolada de citoquinas que, si bien no afecta a la salud del paciente, carece de actividad antitumoral apreciable y de utilidad terapéutica.
Investigadores del Instituto de Biotecnología y Biomedicina de la UAB, liderados por el profesor Raúl Castaño, en colaboración con el investigador del Instituto de Química Avanzada del CSIC Amadeu Llebaria, y con la participación de científicos del Instituto de Salud Carlos III, de la University of Southern California (EEUU), y de La Jolla Institute for Allergy and Immunology (EEUU), han diseñado y sintetizado una molécula muy similar a la alfa-galactosiceramida, pero con pequeños cambios en su estructura que modifican su comportamiento.
La molécula, llamada HS44, se asocia muy bien con los receptores de los linfocitos iNKT, pero se disocia más rápidamente. Esto reduce su potencia y permite que active de manera eficiente y controlada la respuesta inmunológica. La HS44 ha sido probada en ratones a los que se ha transferido un melanoma agresivo que desarrolla metástasis en los pulmones.
Los resultados, publicados en The Journal of Immunology, demuestran que esta molécula inhibe la metástasis en los pulmones y reduce la posibilidad de que se estimule una respuesta autoinmune perjudicial para el organismo; así, según la vía de administración, puede provocar una respuesta inmunitaria adecuada para el tratamiento de infecciones microbianas como adyuvante en las vacunas.
Febrero 29/2012 (JANO)

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La infusión de células madre cardíacas en pacientes que han sufrido un infarto contribuye a regenerar el corazón, según un estudio dirigido por Eduardo Marbán, del Cedars-Sinai Heart Institute, en Los Ángeles, cuyas conclusiones se han publicado en la revista The Lancet .
El equipo dirigido por Marbán evaluó a 25 pacientes cuyo promedio de edad era de 53 años y que habían sufrido un infarto (todos ellos fueron tratados en el Cedars-Sinai Heart Institute y en el Hospital Johns Hopkins, en Baltimore). De éstos, ocho recibieron la atención «estándar», mientras que 17 recibieron infusiones de células madre derivadas de cardioesfera (CDC), es decir, células madre del tejido cardíaco del propio paciente.
El procedimiento consistió en retirar fragmentos del tamaño de una pasa del músculo cardíaco del paciente, utilizando para ello un catéter con anestesia local. Este tejido se utilizó como suministro de células madre cardíacas. En un segundo procedimiento, cada paciente recibió una infusión de entre 12 y 25 millones de sus propias células madre.
Los pacientes que recibieron la infusión de células madre vieron disminuir el tamaño de su cicatriz hasta en un 24%, mientras que en el grupo de control no se produjo reducción alguna en el tamaño de la cicatriz. Los cambios en el volumen diastólico final, el volumen sistólico final y la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, no mostraron diferencias entre los grupos a los 6 meses.
Sucesos adversos:
Cuatro pacientes (el 24%) en el grupo de células madre sufrieron acontecimientos adversos graves, en comparación con el grupo control (13%), aunque de esos cuatro eventos sólo uno se hallaba relacionado con el tratamiento.
Según los autores, «este descubrimiento desafía la creencia de que el músculo cardíaco es irrecuperable. Además, muestra que la infusión intracoronaria de CDC, después de un infarto de miocardio, es segura».
En un comentario vinculado, el doctor Chung-Wah Siu y el profesor Hung-Fat Tse, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Hong Kong, agregan que «estos hallazgos sugieren que este enfoque terapéutico es factible y tiene el potencial de proporcionar una estrategia de tratamiento para la regeneración cardíaca tras un infarto de miocardio».
Febrero 14/2012 (JANO)

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El artículo The pathology of dengue hemorrhagic fever (2007) ofrece una revisión integral de la enfermedad, aborda la patogenia y la patología de la misma con imágenes macro y micro formidables, muy útiles para nuestra especialidad. Sin embargo, en reuniones de expertos clínicos de dengue, ese mismo año, se modificaron los criterios de clasificación y de los protocolos de las guías clínicas. La definición del espectro de la entidad pasó a ser como sigue: dengue sin signos de alarma, dengue con signos de alarma y dengue grave. Para más información se sugiere revisar la publicación de la OPS: DENGUE, Guías de atención para enfermos en la región de las Américas
Saludos,
Dra. Virginia Capó de Paz

Morfología de las autopsias con traumatismos, trabajo relacionado con el DMO donde se exponen y relacionan las alteraciones morfológicas propias de los traumatismos y se argumenta la vinculación que guardan con el DMO a través de la respuesta inflamatoria sistémica. Se expone la importancia de la autopsia como estudio más completo del enfermo/enfermedad y la utilidad del SARCAP en el estudio de grandes bases de datos que facilita profundizar en la comprensión de la etiopatogenia de las enfermedades, en este caso del DMO.