julio 2012 Archivos

Aumentar la ingestión de antioxidantes (vitaminas C, E y selenio) podría ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas hasta en dos tercios, según concluye un trabajo que se publica en la edición digital de la revista Gut.
De hecho, el trabajo indica que uno de cada doce (8,3 %) de esos tumores podría evitarse. La conclusión se extrae del estudio Prospectivo Europeo de Investigación en Cáncer (EPIC).
El trabajo ha estudiado a más de 23 500 personas con entre 40 y 74 años reclutadas para el EPIC entre 1993 y 1997. Los participantes completaron un diario exhaustivo sobre su alimentación, que se cotejó con una base de 11 000 alimentos diferentes. De los sujetos analizados, 49 personas desarrollaron un tumor pancreático en los diez años siguientes a entrar en el estudio. El 55 % eran varones. En 2010 la cifra aumentó a 86 personas, de las que el 44 % eran hombres. Como media, estos pacientes vivieron seis meses tras el diagnóstico.
Los investigadores compararon las ingestas nutricionales de los diagnosticados con el tumor en los diez años de seguimiento en el EPIC con las de otros 4000 sujetos sanos. La ingestión diaria de selenio en el grupo situado en el 25 % que más cantidad consumía redujo aproximadamente la mitad el riesgo del cáncer pancreático comparado con los individuos en el 25 % que menos consumían el antioxidante. La reducción del riesgo, aunque no tan acusada, se confirmaba también para la ingesta de vitamina C, E y selenio.
El selenio está presente en los cereales, frutos secos, pescado y carne; la vitamina E en diversos aceites vegetales, frutos secos, semillas, margarinas y la yema de huevo, mientras que la vitamina C se encuentra en frutas y verduras.
julio 24/2012 (Diario Médico)

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Uno de cada siete casos de cáncer de estómago podría evitarse si las personas disminuyeran su consumo diario de sal, según los resultados de un estudio difundido por el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer.
La dosis recomendada de sal son 6 gramos, sin embargo, se ingieren 8,6 gramos muy por encima de la cantidad saludable, indica el organismo que realizó una investigación en el Reino Unido.
Los alimentos procesados, precisa la WCRF, tienen 25 % de sal y el otro 25 % lo añaden las personas en la mesa.
El cáncer de estómago es una enfermedad de difícil diagnóstico y generalmente cuando se hace se encuentra en un estado avanzado.
Cada año se producen 980 mil casos de cáncer de estómago a nivel mundial y fallecen 800 mil personas por esa causa, cifras que la convierten en la segunda causa de muerte por esa enfermedad después del tumor pulmonar.
Para que las personas conozcan la dosis de sal saludable a ingerir WCRF propone una guía en el etiquetado de los paquetes como luces de semáforo.
El color rojo denotaría un alto contenido, el ámbar mediano y el verde bajo. Otras organizaciones como Cáncer Research también solicitan una guía en el etiquetado.
«La mejora de los etiquetados, como los que incluyen el sistema de semáforo, podría ser un paso útil para ayudar a los consumidores a reducir su consumo», indicó Lucy Boyd, de Cancer Research.
julio 24/2012 (PL)

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Los expertos abogan por la incorporación de la farmacogenética a la práctica clínica para individualizar las terapias y optimizar los resultados.
Se estima que al menos uno de cada tres enfermos no responde adecuadamente a los fármacos; sin embargo, muchos de ellos podrían beneficiarse de la farmacogenética. Así se ha puesto de manifiesto en el transcurso de una mesa redonda, con el patrocinio de Roche, celebrada en el marco del 6º Congreso Europeo de Farmacología, que se está llevando a cabo en Granada.
Para Julio Benítez, catedrático de Farmacología la Universidad de Extremadura, «resulta inaceptable en estos momentos que al menos 10 de cada 30 pacientes que acuden a las consultas y que están siendo tratados con terapias teóricamente correctas no vayan a responder adecuadamente a las mismas y, es más, muchos de ellos incluso desarrollarán efectos adversos evitables». De ese tercio de pacientes que no responden adecuadamente a la terapia prescrita, subraya Benítez, «al menos la mitad podrían beneficiarse significativamente con la incorporación en su manejo clínico de estudios farmacogenéticos».
Desde el punto de vista de la tolerabilidad y seguridad farmacológica, las aportaciones de la Farmacogenética son también halagüeñas. Extrapolando datos de Estados Unidos, se ha estimado que en España mueren anualmente el triple de personas por efectos adversos de los fármacos que por accidentes de tráfico. «Esto no quiere decir que tengamos unos fármacos malos; el problema es que se usan mal, en dosis incorrectas, en el paciente no adecuado…», indica Benítez, quien asegura que, «en estos casos, la Farmacogenética resulta imprescindible, puesto que puede ayudarnos a detectar qué personas están predispuestas genéticamente a responder mal o a desarrollar algún evento adverso frente a un determinado medicamento».
Para este experto, el hecho de que se esté relegando a la farmacogenética en la práctica clínica está suponiendo que, por ejemplo en Estados Unidos, empiece a haber reclamaciones legales por parte de los pacientes. Según concluye, «cada año que se retrasa la incorporación y generalización de la farmacogenética a la práctica clínica se está produciendo un grave perjuicio a muchos pacientes, algunos de los cuales se quedarán por el camino y otros, simplemente, están perdiendo calidad de vida». Como solución, propone «la estrecha y urgente colaboración de las autoridades sanitarias, los sistemas de salud, las agencias reguladoras, las empresas farmacéuticas, los investigadores, los médicos y los pacientes».
De la investigación a la práctica clínica:
Lejos de la creencia generalizada, la exigencia de incluir los conocimientos farmacogenéticos en la práctica clínica no implica necesariamente la realización de pruebas inicialmente costosas y complejas a todos los pacientes (como la genotipación del ADN), sino que en muchos casos supone únicamente la aplicación de unos principios farmacogenéticos/farmacogenómicos básicos, y de sentido común, que permitan adaptar los protocolos terapéuticos a cada caso en particular. «La farmacogenética no es solo genotipación y secuenciación del ADN, sino que también tiene un claro componente traslacional y aplicable a la práctica clínica diaria», recuerda Benítez, que desarrolla su trabajo clínico en el Hospital Infanta Cristina de Badajoz.
Y es que, a pesar de su aparente innovación y revolución, y tal como ilustra este especialista, «la farmacogenética viene a avalar algo que ya se dijo hace más de un siglo: no hay enfermedades sino enfermos». Partiendo de esta premisa, apunta, «la farmacogenética individualiza las decisiones terapéuticas en un determinado enfermo, para maximizar la eficacia y minimizar los efectos adversos».
julio 23/2012 (JANO.es)

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El estrés podría favorecer la metástasis ósea del cáncer de mama, según un nuevo estudio de científicos de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos y publicado en la revista PLoS Biology.
El trabajo, realizado en ratones, mostró que la activación del sistema nervioso simpático, que ocurre con esta sensación, favorece la propagación de la enfermedad a esta estructura.
Así, los investigadores fueron capaces de prevenir las lesiones de células de cáncer de mama en el hueso con propranolol, un medicamento cardiovascular que inhibe las señales del sistema nervioso simpático.
La metástasis, que es la expansión de las células cancerosas a otros órganos distantes, es más letal para las pacientes que un tumor de mama primario, afirmó Florent Elefteriou, director del Centro Vanderbilt para la Biología del Hueso y autor principal del estudio. En esa línea, prevenir esta propagación fue el principal objetivo.
Elefteriou y sus colaboradores sabían por estudios anteriores que el sistema nervioso simpático estimula la remodelación ósea, y que utiliza algunas de las mismas moléculas de señalización implicadas en la metástasis del cáncer de mama al hueso.
Ahora, la evidencia clínica apoya esta idea: las pacientes con tumores en las mamas que sufren estrés o depresión (ambos activan el sistema nervioso simpático) muestran un menor tiempo de supervivencia tras el tratamiento primario.
Para explorar esta relación, los investigadores estudiaron la metástasis de células de la enfermedad en ratones, marcando con fluorescencia las células humanas de tumores de mama que fueron inyectadas en el corazón de los roedores. El equipo buscaba modelar la etapa de la metástasis en la que el cáncer se mueve a través de la sangre.
Los expertos observaron entonces que el tratamiento de los ratones con un fármaco que imita la activación del sistema nervioso simpático causó más lesiones cancerosas en el hueso.  Por otro lado, provocar físicamente más estrés a los animales, al activar la misma área, también causó más daño oncológico en el hueso.
Los científicos demostraron que cuando se acciona la zona aumentan los niveles en el hueso de una molécula de señalización llamada RANKL, conocida por promover la formación de osteoclastos -células que descomponen el tejido óseo.
Los hallazgos sugieren que los betabloquedores, o fármacos que interfieren con la señalización de RANKL, como el denosumab, pueden ser útiles en la prevención de la metástasis del cáncer de mama a las células de hueso.
El propranolol y otros betabloqueadores son de bajo costo, están bien caracterizados, y son seguros en la mayoría de los pacientes. Por tanto, estos medicamentos pueden ser una buena opción para el tratamiento a largo plazo, si los futuros estudios en pacientes con cáncer de mama confirman su capacidad para bloquear la metástasis del cáncer a las células del hueso.
julio 22/2012 (Diario Médico)

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El científico brasileño Pedro Hirata afirmó que el descubrimiento de la acción de la proteína STI1, que sirve de protección a las neuronas, podría ser usada en un futuro para combatir el mal de Alzheimer.
«Identificamos una acción benéfica que puede convertirse en un tratamiento», apuntó Hirata al sitio web G1, el portal de noticias de la Globo.
Hirata es uno de los autores del estudio que identificó la proteína y que fue publicado en la Journal of Neurochemistry.
De acuerdo con el investigador, el estudio determinó las interacciones químicas de la STI1, una de las responsables de conectar la neurona a otras sustancias que quedan en la superficie y por ello recibe el nombre de conectante.
Añade que encima de las neuronas está otra proteína llamada prion, que funciona como receptor de sustancias del ambiente externo, mientras las conectantes establecen el enlace entre el prion y la neurona.
Tras referir que existen diferentes tipos de conectantes y cada uno provoca un efecto diferente, el grupo de investigadores halló que la STI1 protege las neuronas y tiene un rol importante en la formación de la memoria.
Hirata sostuvo que la idea es que un tratamiento futuro, que requiere ser desarrollado en laboratorio, utilice la STI1 para blindar las neuronas, proteína que además ocuparía los espacios de conexión, dificultando la interacción de las tóxinas con las células.
«Esperamos conseguir esos dos efectos con la proteína STI1?, subrayó el investigador brasileño, según el G1.
El mal de Alzheimer es una enfermedad degenerativa, actualmente incurable, común en personas mayores de 60 años.
julio 17/2012  (PL)

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