Secuelas de la COVID-19: otro motivo para proteger a niños, niñas y adolescentes

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En la población infanto-juvenil, luego del diagnóstico de la COVID-19, se pueden presentar múltiples secuelas entre las que se describen: afectaciones psicológicas, cardiovasculares, neurológicas y otras

Al respecto, la doctora Lissette del Rosario López González, jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Ministerio de Salud Pública, dijo que a través de las consultas multidisciplinares en la Atención Primaria y secundaria de salud se ha detectado que luego de padecer la COVID-19 resulta frecuente encontrar afectaciones psicológicas, cardiovasculares, neurológicas, renales, intestinales y pulmonares.

Entre ellas las más comunes resultan las afecciones cardiovasculares como la miocarditis (inflamación del músculo cardiaco) y la pericarditis (inflamación de la capa exterior que recubre el corazón), hipertrofias de ventrículos, sudoraciones profusas, hipertensión arterial y arritmias, presentes incluso en los infantes más pequeños. Además, se han descrito algunas alteraciones neurológicas y dentro de ellas se ha visto la encefalitis (inflamación del encéfalo).

La también especialista en Medicina Intensiva Pediátrica y Medicina General Integral, señaló que se ha detectado daño renal e intestinal, siendo las diarreas el cuadro más frecuente, asociándose también la pérdida del gusto y la anorexia (pérdida de apetito).

Subrayó que el virus supone un cambio en la vida de los menores de edad al verse ingresados en un hospital y en algunas ocasiones separados de sus familiares debido a su condición clínica; algunos de ellos luego manifiestan excitabilidad, miedos y falta de concentración, afectaciones desde el punto de vista psicológico que de tratarse a tiempo tienen una solución satisfactoria.

Acerca de las consultas para los convalecientes, López González puntualizó que niños y adolescentes son atendidos por los médicos en la Atención Primaria de Salud, los cuales trabajan de forma encadenada con la atención secundaria y con pediatras y especialistas afines.

Estas consultas pos-COVID-19 tienen el objetivo de pesquisar, detectar y tratar las alteraciones orgánicas, funcionales y psicológicas que el virus provoca tanto en pacientes asintomáticos como sintomáticos leves, pues la enfermedad es muy joven y significa un reto a la capacidad científica y médica.

Existen estudios que demuestran que los síntomas pueden perdurar de seis meses a más de un año posterior a la infección, pero ese es un tema que aún está en investigación.

La jefa del Grupo Nacional de Pediatría advirtió que los números que se informan cada mañana no son para alarmarse, sino para interpretarlos, actuar en relación a ellos y proteger lo más posible a nuestros niños y adolescentes.

A propósito del inicio de los ensayos Soberana-Pediatría, del Instituto Finlay de Vacunas, e Ismaelillo, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, instó a no bajar la guardia y mantener la disciplina, para que el cuidado de los hijos y los logros de la biotecnología vayan de la mano.

Los padres cubanos deben saber que la principal vacuna con que cuenta la humanidad para el control de la pandemia es la prevención y el autocuidado, porque aún en los países donde más ha avanzado la vacunación y se descuidaron las medidas de bioseguridad hay un repunte de casos. Las vacunas tienen un peso importante, pero tienen que ser respaldadas por la responsabilidad familiar y personal ante esta situación.

Tomado de Minsap

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