Cómo cambiará el coronavirus nuestra forma de relacionarnos con los demás

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Decir que el coronavirus «va a cambiar la forma en la que vivimos» puede sonar desmesurado, pues nos cuesta concebir un cambio de nuestra «normalidad» tan repentino. Pero, si algo hemos visto durante los abultados días que hemos pasados confinados en nuestra casa, es que nos encontramos ante un momento extraordinario que casi sale de nuestra comprensión.
A partir de ahora, va a reescribirse el código social que conocemos. Nosotros, una sociedad que apoya sus muestras de afecto en el plano más físico –nos abrazamos, besamos y tocamos constantemente– vamos a tener que aprender a demostrar cómo nos sentimos de otra manera.
Todos están expectantes de saber cómo será a partir de ahora lo que conocemos. «Va a cambiar nuestro comportamiento en los espacios: la gente quieren saber qué protocolos se instaurarán», apunta la psicóloga Patricia Gutiérrez Albaladejo, de Centro TAP. Pero, una de las cosas que más incertidumbre crea es cómo será la nueva cultura afectiva y social que vamos a asumir. «Nosotros, como sociedad, trasladamos el cariño a través del contacto físico y de manera muy común nos relacionamos en grupos numerosos y contemplamos espacios de festividad», relata la profesional. Ahora esperamos una «nueva fórmula» que cree el patrón de la nueva «significación afectiva»: vamos a tener que darle un nuevo concepto a los abrazos o las celebraciones.

Más importancia a las palabras
España está habituada a una «medida interpersonal» mucho más cercana que otros países europeos, donde en multitud de ocasiones durante una conversación se guarda un metro de distancia, algo que a nosotros puede parecernos un poco extraño. «Nuestro código afectivo va a tener que modificarse; vamos a enfocarnos a lo verbal más y al contacto físico menos», dice la psicóloga. En esta «nueva normalidad» de la que se habla, vamos a tener que aprender a perder la vergüenza y la sensación de vulnerabilidad que muchas veces sentimos al expresar cómo nos sentimos. «Es un recorrido que vamos a tener que hacer como sociedad: la expresión emocional está asociada a lo débil, y hay que darle la vuelta. Ahora, las personas que mejor se adapten a ello serán las que tengan mayor fortaleza», puntualiza Patricia Gutiérrez Albaladejo.

Un sentimiento que ya nos es conocido pero ahora va a cobrar más protagonismo es el miedo. Esta emoción, un mecanismo propio de protección, puede ayudarnos en muchas ocasiones, pero también lastrarnos. «Sentimos miedo porque es un recurso de defensa automático, pero tenemos que asumirlo: no podemos dejar que nos paralice, hay aprender a estar de nuevo con personas, siguiendo los protocolos de seguridad de que marquen», explica la psicóloga.

Para leer artículo completo: http://psiqu.com/2-61690
Fuente: psiquiatria.com

 

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